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4 preguntas sobre los experimentos con humanos de VW, Daimler y BMW

Las tres principales marcas de coches alemanas llevaron a cabo experimentos en seres humanos de los efectos de los gases expelidos por los tubos de escape.

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30
enero
2018

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El escándalo de las emisiones diésel fraudulentas de Volkswagen se torna ahora en una historia con tintes tétricos que recuerda a ‘La isla del Dr. Moreau’: una asociación fundada por las tres principales marcas de coches alemanas realizó pruebas con personas de los efectos del NOx expelido por los tubos de escape.

¿Qué es la EUGT, responsable de los experimentos con humanos y monos?

Los fabricantes de automóviles Daimler, Volkswagen y BMW, y la firma de componentes Bosch, fundaron la Asociación Europea de Investigación para el Medio Ambiente y la Salud (EUGT) en 2007, bajo el pretexto oficial de promover la investigación sobre las consecuencias del tráfico en el medio ambiente y las personas. En el tiempo que estuvo en activo, la organización financió proyectos, publicó artículos y celebró congresos de expertos. Muchos de sus contenidos traslucían una segunda intención: rebatir las críticas contra el diésel con fundamentos científicos. Especialmente en Estados Unidos, donde este tipo de motores siempre se han visto como un anatema entre el gran público.

A la cabeza de su Consejo Asesor se puso al toxicólogo Helmut Greim, conocido por sus conclusiones anteriores sobre el efecto de los motores de combustión y otros temas diversos y polémicos, como los pesticidas: «Los riesgos para la salud, si los hay, son mucho más bajos de lo que se temía», es uno de sus diagnósticos más repetidos, según recoge el diario alemán Stuttgarter Zeitung, que añade que el experto se sintió muchas veces «difamado» por los medios, porque su forma de pensar no se prestaba a denunciar «hechos supuestamente escandalosos».

La EUGT se disolvió en 2017, porque las empresas fundadoras retiraron su financiación sin dar muchas explicaciones. «Son meros motivos económicos y organizativos», declararon en su momento portavoces de las marcas.

¿Cómo fueron las pruebas realizadas en humanos?

Según revela el Stuttgarter Zeitung, la UEGT encargó al profesor de Medicina Thomas Kraus, de la Universidad de Aachen, un informe sobre un experimento empírico de los efectos del óxido de nitrógeno (NOx) en la salud. Para ello, se contrató a 25 personas jóvenes y sanas y se las expuso, en intervalos semanales, a diferentes concentraciones de este gas, desde un valor relativamente bajo a otro muy por encima de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Durante estas jornadas tenían que pedalear un tiempo determinado sobre una bicicleta estática y, acto seguido, sentarse en una silla, en una estancia de 40 metros cuadrados.

25 jóvenes pedalearon mientras inhalaban NOx de un motor diésel

Según las conclusiones del informe publicado en 2016, que recoge el periódico alemán, «no se pudieron detectar reacciones al NOx inhalado, ni siquiera inflamación del tracto respiratorio». El profesor Kraus ha justificado su participación en este experimento con el argumento de que había obtenido un voto favorable del comité de ética de su Universidad. Precisamente, el propio médico no dio mucho valor a las conclusiones por la breve exposición al NOX, Además, los sujetos elegidos no representaban a la mayoría de la población, ya que todos eran sanos, no fumadores y sin afecciones respiratorias, como asma.

¿Cómo fueron las pruebas realizadas con monos?

Se llevaron a cabo en 2014 en el Lovelace Respiratory Research Institute en Albuquerque, Estados Unidos. Según ha denunciado la prensa alemana, a los diez macacos se les distraía con dibujos animados dentro de una cámara estanca conectada al tubo escape de un viejo modelo de Ford de 1999. A continuación, se hacía lo mismo con un Volkswagen Beetle moderno de motor diésel. El objetivo era demostrar cómo habían evolucionado este tipo de propulsores en Alemania, y contrarrestar los mensajes (por ejemplo, de la propia Organización Mundial de la Salud) sobre lo perjudicial que es este combustible para el ser humano y el medio ambiente.

¿Cómo han reaccionado las marcas implicadas?

La respuesta más significativa ha sido por parte de Volkswagen: ha cesado temporalmente a uno de sus principales directivos, Thomas Steg, que estuvo al tanto de la intención de realizar esos experimentos, tras recibir un correo electrónico de la EUGT. Steg ha declarado al diario Bild Zeitung, no obstante, que respondió que «aquello era inadmisible», si bien las pruebas sí llegaron a realizarse finalmente.

En Bosch se han desentendido de las pruebas, ya que dejaron de pertenecer a la EUGT en 2013

El primer ministro de Baja Sajonia, un Estado federado que tiene participación accionarial en Volkswagen, ha calificado públicamente de «absurdos y repugnantes» los experimentos. El comunicado oficial de BMW, escueto, asegura que su empresa «no participó en el experimento», y por tanto «se distancia del mismo», y en Daimler han anunciado que van a iniciar una investigación para aclarar cómo se pudo llegar a realizar un estudio «tan superfluo y repulsivo». En Bosch se han desentendido de las pruebas, ya que dejaron de pertenecer a la EUGT en 2013.

El Gobierno alemán, por su parte, no ha dejado lugar a dudas sobre su postura al respecto; su portavoz, Steffen Seibert, declaró nada más publicarse la información del Stuttgarter Zeitung: «Lo que tienen que hacer los fabricantes es reducir las emisiones de sus vehículos, no intentar demostrar que no son dañinas con ayuda de experimentos con monos y hasta con seres humanos».

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