Ese oso polar somos nosotros

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Laura Zamarriego

@LZamarriego

El cambio climático está entre nosotros. Y las proyecciones para el futuro auguran importantes riesgos para la salud humana. La OMS habla, sin rodeos, de la palabra mortalidad. En un informe de 2014 ya alertaba de que el cambio climático causará unas 250.000 muertes adicionales al año entre 2030 y 2050. Una cifra que, según la revista médica The Lancet, está subestimada: el número de defunciones sería mayor si se tuvieran en cuenta otros factores directos o indirectos.

Luchar contra el cambio climático, en este sentido, podría ser la mayor oportunidad del siglo XXI en materia de salud mundial, por el aumento de la resiliencia frente a sus impactos y por los beneficios múltiples que puede representar. «Durante mucho tiempo, hemos sido muy catastrofistas. Debemos superar esa fase y actuar. El cambio climático no lo deben resolver los comisarios de la Unión Europea, sino cada cual en el lugar donde se encuentra. El gran cambio lo harán nuestras acciones», ha señalado Víctor Viñuales, director de Ecodes, durante la presentación del VI Observatorio de Salud y Medio Ambiente, elaborado por el Instituto DKV de la Vida Saludable y Ecodes, y al que se ha sumado la Red Española del Pacto Mundial. Según Ángel Pes, presidente de la Red y director del área de Responsabilidad Corporativa y Marca de Caixabank, «se suele relacionar el cambio climático con las petroleras, el transporte o la energía… con elementos que vemos ajenos a su vida diaria, y este informe nos dice que no: el cambio climático afecta directamente a nuestra salud».

El estudio advierte de que la contaminación del aire ocasiona más de 33.000 muertes prematuras al año -de acuerdo con la Agencia Europea de Medio Ambiente- y de que el aumento de fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes, ciclones o tormentas tropicales, es causante de unas 60.000 muertes anuales que pueden incrementarse con el calentamiento global. Asimismo, el riesgo de sufrir hambre y malnutrición podría aumentar en un 20% para 2050.

En efecto, el cambio climático afecta a la salud de manera directa (olas de calor, inundaciones, fenómenos extremos…) y de manera indirecta, a través de impactos sobre los ecosistemas y los sistemas sociales. «A veces nos parece que ayudar al planeta significa sufrir, sacrificarse. Y no entendemos que lo que es bueno para el planeta, es bueno para nosotros», ha indicado Viñuales.

Desastres naturales

El número de desastres naturales relacionados con la meteorología se ha triplicado desde los años 60 y afecta sobre todo a países en desarrollo. Sólo en 2015 hubo 32 grandes sequías y 152 episodios de inundaciones, relacionadas directamente con el cambio climático. Además, nos enfrentamos a un mundo más cálido, no solo en temperaturas medias globales, sino también a través de olas de calor más frecuentes e intensas. Entre 2001 y 2009  se produjeron en España 13.000 muertes ocasionadas por este fenómeno, debidas al agravamiento que provoca de diversas enfermedades crónicas.

Como con el calor, la relación entre el frío y la salud está también condicionada por diversos factores sociales, económicos y culturales. Comparando los datos de las olas de calor y de frío, resulta que la mortalidad diaria atribuible a las olas de frío en España es superior a las de calor, pero hay menos días de olas de frío que de olas de calor, razón por la que la mortalidad total por calor es superior.

A pesar de las mejoras continuas en las últimas décadas, la contaminación del aire es el cuarto factor de riesgo de muerte en el mundo. Los niños, los mayores y los enfermos crónicos con enfermedades cardíacas o respiratorias previas son grupos especialmente vulnerables. Sólo en España, más del 33% de la población respira un aire que incumple los estándares legales vigentes con niveles de contaminación por encima de los límites marcados por la Unión Europea, factor que ocasiona más de 33.000 muertes prematuras anuales en nuestro país, dieciséis veces más que los accidentes de tráfico. Además, supone un coste económico de 38.000 millones de euros (un 2,8% del PIB).

El Observatorio también destaca la importancia de la comunidad sanitaria frente a este reto socioambiental, «que desempeña un papel vital en la lucha contra el cambio climático, contribuyendo a aumentar la esperanza de vida y a la reducción de los casos de obesidad, cardiopatía y cáncer», según ha indicado el consejero delegado de DKV Seguros, Josep Santacreu. «Es fundamental el papel de la comunidad sanitaria en la lucha contra el cambio climático, al igual que lo ha sido para combatir el tabaco, el VIH o la poleo», ha añadido Juan de la Osa, autor del informe, para quien «es necesario asegurar el sector sanitario, protegerle del cambio climático. Se publicó un informe en Reino Unido, por ejemplo, que alertaba de que el 8% de las infraestructuras de salud están en zonas que podrían acabar inundadas».

Transmisión de enfermedades

El cambio climático crea condiciones favorables a muchos vectores transmisores de enfermedades infecciosas y a los microorganismos que las provocan, no sólo para la permanencia y proliferación de esos vectores (como mosquitos o garrapatas), sino también para la entrada de otros nuevos tropicales o subtropicales que se adapten a vivir en un clima más cálido.

Las enfermedades transmitidas por vectores representan más del 17% de todas las enfermedades infecciosas. En todo el mundo se registran cada año más de 1.000 millones de casos y más de un millón de defunciones como consecuencia de ellas, tales como el zika, el dengue o la fiebre amarilla.