Innovación

«Si algo puede ser eficaz contra el cambio climático, es la tecnología»

En esta entrevista con Francisco Román Riechmann, presidente de Vodafone España, hablamos sobre economía, innovación, ciudades del futuro y obsolescencia programada. Entre otras cosas.

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18
noviembre
2013

Antes de comenzar la entrevista, Francisco Román Riechmann, presidente de Vodafone España, nos confiesa que si hubiera sabido que en este mismo número de Ethic íbamos a publicar una entrevista con el pensador Noam Chomsky le hubiera encantado hacerle alguna pregunta. Pero a este ingeniero de telecos de 57 años y meteórica carrera hoy le toca responder. Hablamos sobre economía, innovación, ciudades del futuro y obsolescencia programada. Entre otras cosas.

Por Pablo Blázquez y Luis Meyer

Se empieza a hablar de recuperación. ¿Usted qué opina? ¿Cómo ve nuestro país dentro de diez o quince años?

Nosotros somos de los convencidos de que las cosas están avanzando en la dirección correcta. Se han hecho reformas estructurales importantes. También somos conscientes de que, para que esto se traduzca en el consumo, todavía va a llevar cierto tiempo, todavía nos queda mucho trabajo por hacer y mucho que sufrir, porque hemos frenado el deterioro, pero tenemos el peso de una deuda importante y un nivel de desempleo muy alto, que es lo que genera mayor sufrimiento. Con respecto a cómo veo España dentro de diez o quince años, yo soy optimista, creo que esta es una sociedad que ha sido capaz de superar distintas crisis muy complicadas, de corte político y social. Su capacidad de integración y su apertura al mundo han ido a más. Actualmente, somos una de las economías más abiertas del mundo y no hay más que motivos para ser optimista. Hay que tener en cuenta dos cosas: una es cómo mimamos el talento y la otra es ser capaces de crear las condiciones en la sociedad para que la capacidad transformadora de las tecnologías TIC se optimice al máximo y le saquemos el máximo partido. Pero soy optimista en ambas cosas.

Vivimos un momento convulso para el Estado del bienestar. ¿Es posible un equilibrio entre recortes en investigación y apuesta por la innovación? ¿O entre los recortes en educación y la necesidad de una base social cualificada y competitiva?

Es obvio que, en estos años, nos hemos tenido que enfrentar a recortes y medidas de austeridad de todo tipo. Es muy difícil establecer prioridades, pero tenemos la obligación de establecerlas. También es muy difícil que algo escape a estos recortes. En este sentido, en la parte que tiene que ver con la innovación, sea por I+D o sea por educación, me parece que debemos como sociedad no exagerar en los recortes en ese campo y sobre todo exigirnos una gestión muy eficiente de los recursos, porque yo hablaba con optimismo de nuestro futuro para dentro de diez o quince años y ambas cosas están ligadas a nuestra capacidad de innovación como sociedad y a nuestra capacidad de explotar el talento.

Hay palabras, y no lo digo por su respuesta, que, de tanto usarlas, parece que pierden su significado. ¿Nos podría dar un ejemplo de algo que para usted sea realmente innovador?

Sin duda. Coincido en el riesgo de que las palabras se desgasten, el uso les quita primero lustre y acaba vaciándolas de contenido, y entonces se las sustituye por otras palabras, como pasa con emprendedor o empresario… Se van encontrando sustitutos para mantener la llama del significado prístino de esa palabra. Ejemplos me vienen muchos a la mente, por elegir uno de este campo y ligado a nuestra compañía que me parece espectacular, hablaré de Empesa, un sistema de transacciones económicas de móvil a móvil que desarrollamos y presentamos en Kenia hace unos años. Después lo hemos ido extendiendo a otros mercados emergentes. Eso en una sociedad como la keniata, con muy pocas sucursales bancarias, con muy pocos cajeros, donde incluso llevar dinero consigo a menudo es un problema, donde típicamente los hombres se han de desplazar para los trabajos, pero han de mantener a la familia y, por tanto, poder enviar dinero es una bendición. Poder transar de teléfono a teléfono ha dado la posibilidad de desarrollar muchísimos pequeños negocios con una capilaridad geográfica tremenda. Hoy día, lo que pasa por esas transacciones entre teléfono y teléfono se acerca al 30% del PIB de la nación. Me parece que es todo un alarde de innovación, porque supone aprovechar la tecnología para algo que tiene verdadero impacto social. En Tanzania tenemos, a través de nuestra fundación, un proyecto que que ayuda a las mujeres a solucionar el terrible problema de la fístula. Muchas mujeres, después del parto, tienen una lesión que es relativamente fácil de curar con cirugía. Podemos mandar a estas mujeres a un hospital en Dar es Salaam. Los pagos se hacen precisamente utilizando Empesa, con lo que el factor económico desparece y esas mujeres se reintegran a una vida absolutamente normal. Lo que surge para unas transacciones destinadas a facilitar negocios después se puede utilizar para proyectos sociales. Ahora estamos pensando en utilizarlo con otra dimensión, no solo en los mercados emergentes, sino en otros sitios. Me parece que es un ejemplo de innovación espectacular sin necesidad de hablar de obleas de silicio. Es simplemente la aplicación de la tecnología disponible.

Volviendo a la situación España, parece que hemos aprendido a exportar a la fuerza, ¿estamos también convirtiéndonos en emprendedores a la fuerza?

Felizmente, sí. De las distintas definiciones de inteligencia que hay, a mí me gusta la de Piaget, que habla de la capacidad de adaptación al medio y a las circunstancias. Esto demuestra una respuesta inteligente a las circunstancias que se están viviendo. ¿Estaba adormecida esa capacidad emprendedora? Las épocas de bienestar y abundancia narcotizan en cierto sentido las capacidades del individuo y de la sociedad. Bendita fuerza la que nos expulsa de nuestra zona de confort y nos lleva a sacar lo mejor de nosotros mismos.

Las nuevas tecnologías pueden tener un papel muy importante en la lucha contra el cambio climático, a través de redes inteligentes o de sofisticados sistemas de telecomunicaciones. ¿Qué datos maneja su compañía?

El primero es la constatación de esa afirmación. Si algo puede ser eficaz en la lucha contra el cambio climático, son las nuevas tecnologías. Esto tiene que ver con la eficiencia. En un momento en que los sensores son muy baratos y casi cualquier magnitud física se puede medir, existe una capacidad espectacular de monitorización del proceso. En un momento en que la inteligencia se puede distribuir, hay una capacidad de actuación también espectacular. En las previsiones, somos tan optimistas como el que más -se habla de miles de millones de dispositivos inteligentes conectados (m2m, machine to machine). Yendo a cosas más concretas, hoy día en España puede que tengamos más de 2 millones de conexiones m2m, estimándose un ahorro de emisiones de CO2 equivalente a 5.000 toneladas directas, lo que se corresponde con alrededor de 25.000 coches. Eso está ocurriendo ahora mismo, pero, proyectando hacia el futuro, en un informe que hicimos con Accenture, fijando el horizonte en el año 2020, esos números son espectaculares (cerca de 5 millones de vehículos, 10 millones de toneladas). Cuando con otras compañías elaboramos Spain 2020, tratábamos de ver el impacto de las TIC, no ya de las comunicaciones móviles m2m, sino de todas las TIC, esa cifra se multiplicaba por tres, dándose un ahorro estimado en unos 600 millones de euros. Las perspectivas son por tanto tremendamente halagüeñas. No es una quimera, es algo que ya está ocurriendo. Y el crecimiento será exponencial.

¿Cómo pueden las redes m2m crear ciudades más habitables?

Un gran porcentaje de la humanidad se va a concentrar en ciudades. El desafío es evidente desde el punto de vista de la gestión de los recursos, el manejo de los residuos, la gestión de todos los procesos, etc. Ya estamos viendo ejemplos de los que no somos del todo conscientes. Nuestros compañeros de Holanda tienen un proyecto que incorpora medidores en contenedores de residuos que avisan de cuan llenos están. En un servicio como el del tratamiento de los residuos, esto permite vaciar en el momento preciso, sin necesidad de imponer recorridos rutinarios, con lo que eso supone de emisiones de CO2, de incremento del tráfico, etc. Otro ejemplo: la gestión energética en edificios inteligentes, donde se capta el consumo energético en infinidad de puntos, se centraliza la información y se toman decisiones de carácter energético. Los medidores de densidad de tráfico… Vamos a vivir rodeados de miles y millones de sensores distribuidos por la ciudad.

En Ethic hay un problema que llevamos analizando desde hace tiempo: la obsolescencia programada. Parece que tiene sentido poco hablar de defensa del medio ambiente cuando hay una parte de la industria que se dedica a ingeniar productos de corta vida. ¿Cuál es su análisis sobre este problema, que se ha venido gestando durante todo el siglo XX en la sociedad de consumo?

Esto merece una reflexión profunda sobre lo que antes se llamaba consumismo –una palabra que se ha ido gastando- y un debate sobre cuáles son las raíces de la economía, la importancia de los accesorio para el progreso econónomico, elementos como el lujo y lo que se percibe como progreso cuán importantes son para ese progreso y, por tanto, para el bienestar de las personas… Todo esto merece un debate profundo en que yo estaría encantado de participar y, sobre todo, de escuchar. Entiendo que estamos hablando aquí de los elementos tecnológicos que clientes nuestros tienen en sus manos, el cambio de terminales…

Nos preocupa esa tendencia en cualquier sector. Desde un teléfono a  una  bombilla programada para apagarse o una tostadora. Nos preocupa esa dinámica de la industria.

Lo voy a enfocar a nuestro campo. La realidad es que el avance tecnológico es imparable, que todos los días hay opciones nuevas, atractivas para los clientes. Las personas desean dispositivos nuevos, lo que acelera obviamente el ritmo de cambios. Es algo que no se puede ignorar. Por tanto, lo que hay que hacer es gestionarlo de la manera más sensata posible. Es nuestra obligación satisfacer a nuestros clientes, entre otras cosas porque, si no, les perderíamos como clientes. En todo caso, hay que aplicar la estrategia de las ‘tres R’: 1) Reducción en lo posible en el número de terminales (a través de ofertas sin cambio de terminal). 2) Reutilización. Todo el mundo tiene o aspira a tener un teléfono móvil. Hay teléfonos que pueden ser utilizados, pero están en desuso en mercados muy sofisticados. Son trasladados a mercados emergentes, con lo que se evita tener que generar más terminales y se le da un ciclo más largo a esos aparatos. 3) Reciclaje. Se generan muchos terminales que no van a ser reutilizados, porque están averiados o por cualquier otro motivo, lo importante es poner en marcha iniciativas de reciclaje ecológico. Nosotros formamos parte del Tragamóvil desde hace muchos años y las cifras son considerables. Todos tenemos la obligación de reducir al máximo los impactos que se derivan de una producción voluminosa. Hemos encontrado maneras de alargar el ciclo.

No queríamos terminar sin preguntarle por la integración sociolaboral de personas con discapacidad. Por fin se habla de un mercado fuerte que necesita ser atendido (más de tres millones de personas con discapacidad) y de un capital humano que aporta un plus de diversidad y competividad y al que hay que exigirle exactamente lo mismo que  a cualquier otro trabajador. ¿Estamos superando el buenismo y adaptando el mercado a esta realidad?

Vivimos buenos tiempos, mejores que en el pasado, en cuanto a percepción del problema y sensibilidad. Hace falta sensibilidad y un enfoque que racionalice esa sensibilidad. Vivimos mejores tiempos, pero el problema sigue ahí. Vodafone ha prestado a este asunto especial interés desde hace mucho tiempo. La Fundación Vodafone España se especializó precisamente en el binomio tecnología-discapacidad, conscientes de que la tecnología era un elemento poderosísimo de integración. Empezamos a trabajar con asociaciones y hacemos muchas cosas. En dos niveles: 1) la generación de productos y servicios para personas con distintos tipos de discapacidad, la accesibilidad es un elemento fundamental para la integración laboral; 2) promover o ser proactivos en esto. Tenemos programas con asociaciones que ayudan a personas con discapacidad a encontrar un hueco y después a les dota de algunas herramientas para el trabajo. Tenemos el programa Talento sin barreras. Lo más importante que hacemos por el factor de escala es ayudar a reducir la brecha potencial que la tecnología digital podría haber abierto, darle la vuelta y convertir todas esas tecnologías en herramientas de integración, en todos los órdenes de la vida, entre ellos el laboral.

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