La cooperación al desarrollo se cuela en las aulas
8.955 kilómetros. Esa es la distancia geográfica que separa a los niños de la calle de Manabí, Ecuador, de los estudiantes del colegio Legamar de Madrid.
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En mitad de una tormenta de malas noticias, en la que conceptos hasta hace poco desconocidos como la prima de riesgo e imágenes recurrentes que parecen sacadas de un thriller como los hombres de negro nos angustian a diario, aún es posible encontrar historias que nos conmueven por la honestidad de sus protagonistas.
8.955 kilómetros. Esa es la distancia geográfica que separa a los niños de la calle de Manabí, Ecuador, de los estudiantes del colegio privado Legamar de Madrid. ¿Qué une a estos niños, más allá de la edad y de los nexos entre dos culturas latinas?
El equipo de Ethic se topó con la respuesta por casualidad, hablando con la madre de un alumno de este colegio de Leganés en el que habían decidido pasar a la acción y emprender un proyecto que sirviera para mejorar la vida de quienes lo tienen realmente difícil.
La semilla de esta ola de solidaridad fue la conferencia que Reina Barahona, fundadora de la Fundación Santa Marta, que actualmente atiende a más de un centenar de niños sacados de la provincia de Manabí para proporcionarles alimentación adecuada y un acompañamiento escolar que les permita una mejor integración socio cultural.
«El encuentro con Reina fue muy emotivo y muy inspirador. Nos hizo pensar y decidimos que no podíamos estar parados, que nosotros también éramos, en cierto modo, corresponsables de esta situación », explica Sara, un alumna de 4º de la ESO.
A partir de ese momento empezó la acción. Un grupo de alumnos recibió formación para poder explicar a sus compañeros el proyecto en el que les querían implicar y los profesores también se involucraron y participaron activamente. «Creemos que una de las claves de nuestro proyecto educativo ha de ser la solidaridad. Es importante que los alumnos reciban una formación basada en valores como la cooperación», explica Andrés Villar, director de Legamar.
Durante 2 meses, este grupo de alumnos recorrió las clases para exponer el proyecto a sus compañeros y hacerles partícipes de la iniciativa. El efecto fue muy positivo. Para un estudiante es muy distinto recibir información de una autoridad -profesor, padre, etc -que recibirla de un compañero.
«¿Por qué hoy, en lugar de ir al cine como habíamos planeado, no ahorramos ese dinero y lo recaudamos para los niños de Ecuador?». Frases como ésta se han escuchado mucho en los últimos meses en Legamar. Tanto, que al final han recaudado 6.000 euros para comida y material escolar, lo que significa ir mucho más allá de una campaña de recogida de alimentos o de ropa usada.
Por hacer una aproximación, si los 32.000 colegios que hay en España consiguieran recaudar la mitad de esta cifra, se destinarían cerca de 100 millones de euros a proyectos de cooperación en un momento en el que los recortes públicos para este tipo de ayudas están haciendo que muchas iniciativas desaparezcan o se tambaleen.
El siguiente paso será ir a Ecuador, bajo el auspicio de un programa de vacaciones solidarias, para poder ayudar desde el terreno. Pero para eso toca esperar un poco porque, como nos explica Sara, son aún menores de edad. En todo, caso, parece que la semilla de la solidaridad y la cooperación ha empezado a dar sus frutos en esta escuela del madrileño pueblo de Leganés.
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