Diversidad

30 años de avances en peligro

«Que estafa u obra con engaño». Ésa es la cuarta acepción que recibe la palabra ‘gitano’ en el Diccionario de la Real Academia. ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta la comunidad gitana?

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19
junio
2012

Con la promulgación de la Constitución de 1978 muchas cosas cambiaron en España, renacieron esperanzas y entre ellas, lograr la plena ciudadanía e inclusión de la comunidad gitana en la sociedad.

Hablar de gitanos hoy es hablar de avances, pero sobre todo de retos. La población gitana (en España unas 700.000 personas) es una comunidad que hoy tiene todavía más dificultades que el resto para acceder a un puesto de trabajo; que observa cómo sus chicos y chicas dejan las aulas prematuramente o que, en algunos casos, todavía vive en condiciones indignas.

Pero si echamos la vista atrás, reconoceremos el esfuerzo por conquistar la ciudadanía y los pasos de gigante andados. Hay una realidad invisible en la que se mueve la gran mayoría de la comunidad gitana española, que desgraciadamente no tiene el espacio mediático que sí se concede a las informaciones negativas y estereotipadas. Los datos son claros y sólo tenemos que dedicarles un momento para que cambie nuestra percepción. Solo el 4% de los ciudadanos gitanos vive en chabolas. El 93,2% de niños y niñas están escolarizados en Primaria y avanzan progresivamente en su formación. A principios de los noventa, el 31% residía en infraviviendas, frente al 12% de 2007.

Los gitanos del siglo XXI se van abriendo camino en un mundo antes vetado para ellos y superan así los círculos de la exclusión. Hoy tenemos ya universitarios que están rompiendo barreras y que son protagonistas de lo que se denomina el “modelo español”, para referirse a nuestro relativo éxito en la inclusión social de la población gitana.

Efectivamente, España es considerada en la Unión Europea un ejemplo en inclusión de la población gitana, reconociéndose buenas prácticas en empleo y educación, y a ello han contribuido iniciativas como las desarrolladas por la Fundación Secretariado Gitano durante sus 30 años de vida.

Como el programa de empleo Acceder, que desde el año 2000 ha atendido a más de 63.000 personas y gestionando 43.000 contratos de trabajo. Cifras que le llevaron a lograr, en diciembre de 2011, la autorización del Ministerio de Trabajo a este programa para funcionar como Agencia de Colocación. O el programa Promociona que ha puesto el foco en la educación Secundaria y busca combatir el abandono de las aulas a través de un apoyo directo e individualizado a niñas y niños gitanos.

Pero todavía queda mucho por hacer, tanto en el resto de Europa como en España, y esa necesidad de acelerar los procesos de cambio se ha traducido en que las instituciones europeas (Comisión y Parlamento) y los 27 Estados miembros de la Unión hayan decidido proteger a los más de diez millones de gitanos europeos que siguen siendo los más excluidos y discriminados.

Con el horizonte del año 2020, cada país ha aprobado sus Estrategias Nacionales de Inclusión de la Población Gitana, en busca de mejoras en educación, empleo, vivienda y salud. Estas estrategias son algo así como los Objetivos del Milenio de la población gitana, con metas e indicadores cuantificables para acabar con la exclusión.

En España, la ‘Estrategia’ fue aprobada en marzo de 2012 en Consejo de Ministros, y tiene, entre otros, unos objetivos claros: reducir la tasa de desempleo de los gitanos del 40 al 20%; elevar la formación, porque el 90% de los mayores de 18 años abandonó los estudios; reducir del 9 al 3% el analfabetismo absoluto; y en vivienda, erradicar definitivamente el chabolismo. Falta esperar que esta Europa tan preocupada en imponerse requisitos de déficit y corsés macroeconómicos sea tan exigente con la política social como lo es con la financiera.

Es necesario que todos, Administraciones Públicas, ciudadanos gitanos y no gitanos, empresas y otras instituciones privadas nos comprometamos en acudir a la solidaridad como una herramienta justa y eficaz para salir juntos de la crisis y que los avances logrados durante más de 30 años no se vengan abajo a corto plazo.

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