Cultura

El alcoholismo adulto se siembra en la adolescencia

El 68,2% de los menores de entre 14 y 18 años había consumido alcohol en los últimos 30 días. Representantes educativos, sanitarios y expertos en drogas abordan la problemática.

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19
julio
2017

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El alcohol es una droga legal y asumida culturalmente, y la más consumida entre adolescentes y jóvenes en España. También es la droga que más daños personales, familiares, económicos y sociales causa, según el Manifiesto Alcohol y Menores presentado por entidades representantes de padres y madres (CEAPA y CONCAPA), del sector educativo formal (Mejora tu Escuela Pública, Escuelas Católicas y FEDADI) y de prevención e intervención de consumos de drogas (FAD, Socidrogalcohol y UNAD). El alcoholismo adulto se forja en la adolescencia.

Según la encuesta publicada por el Plan Nacional Sobre Drogas relativa a los años 2014 y 2015, el 68,2% de los menores de entre 14 y 18 años había consumido alcohol en los últimos 30 días y alrededor de un 30% se había emborrachado en ese periodo. La edad de inicio en el consumo de alcohol por parte de los jóvenes es a los 13,8 años, y el llamado «consumo compulsivo» ha aumentado del 14% al 37% entre los jóvenes de 14 a los 16 años, convirtiéndose las fiestas etílicas en algo «normal», cuando todos los estudios científicos señalan que el desarrollo completo del cerebro humano no se alcanza hasta los 20 años. «Hablamos de una edad en la que los excesos repercuten muy negativamente en el posterior desarrollo físico, psicológico y mental», advierten los responsables del estudio.

El presidente de CONCAPA, Pedro José Caballero, ha reconocido que los adultos han «fallado y sido cómplices del daño a la salud de los jóvenes, por lo que es necesario un cambio de rumbo», y añade: «No hemos sido conscientes de que es un fracaso social de todos, especialmente de las familias, que somos los principales responsables de lo que está sucediendo, tanto por nuestras acciones como por nuestras omisiones, y por no haber sabido asumir esa responsabilidad».

Las asociaciones familiares asumen que «la educación y supervisión doméstica no son suficientes para una prevención eficaz. El consumo de alcohol debe prevenirse donde se consume, es decir, en al ámbito del ocio y las relaciones sociales» y proponen «conocer y supervisar los entornos donde hijos e hijas se educan, se relacionan y se divierten, contribuyendo a que estos sean saludables y seguros».

Entre las medidas que proponen destacan la representatividad de las familias en todas las estructuras de las administraciones públicas en las que se hable, dialogue o se trabaje sobre el consumo de alcohol en menores, así como trabajos en favor de la comunidad para los jóvenes reincidentes, incluyéndolos en programas específicos de alcoholismo que ayuden a personas que de una u otra manera hayan sido perjudicadas o victimas de esas conductas negligentes de los que beben sin control, como resultado de los accidentes de tráfico, y con la colaboración en ciertos casos de los tutores-padres del menor.

«No debemos criminalizar a los menores»

Durante la ponencia, los profesionales del sector drogas han resaltado «la importancia de no criminalizar al colectivo de menores que consumen» y abogan por la prevención, por trabajar para conseguir erradicar el alcoholismo por parte de menores: «La población menor es más vulnerable al consumo de alcohol y sus efectos adictivos debido a que se encuentran en plena fase de maduración y desarrollo. La adolescencia es el periodo del desarrollo evolutivo del ser humano en el que tiene lugar la construcción de la identidad, tanto física como psicológica y social y en todos los casos, el alcohol va a provocar importantes interferencias».

Estas entidades expertas en prevención y tratamiento de consumo de drogas consideran fundamental «planificar medidas preventivas con continuidad. Un cambio en actitudes, creencias, manejo de ciertas habilidades sociales, etcétera, no se consigue con una sesión puntual».

La educación, una vez más, es la clave

Los representantes de las entidades de profesorado y centros escolares han asegurado, durante su intervención, que «durante las últimas décadas el consumo de alcohol entre adolescentes convive en medio de la acción educativa de nuestros centros escolares». En este sentido, «las campañas informativas que elaboran diferentes entidades que se dedican a la prevención del alcoholismo constituyen una red de apoyo a la escuela sumamente importante. Es preciso tratar la información y tratar al alumnado de modo adecuado para que pueda recibirla como corresponde: preparar la sesión informativa, presentar la campaña y abrir debate. Se debe informar para impactar, hacer pensar y remover la vida de los adolescente».

Añaden que «la educación formal no puede ser vista como una forma especializada en exclusiva para abordar las tareas en prevención» sino que necesitan «ir más allá del centro escolar», y apuestan por realizar planes de sensibilización en los centros educativos ejecutados no solo por profesores sino con la participación de otros agentes educativos que pueden despertar mayor interés en los alumnos como médicos, enfermeras y policía municipal. «No se trata de modificar conductas, sino de abrirse a otros modos de vida que les hagan sentirse felices», concluyen.

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