Liberar las voces
La voz es un elemento poderoso que puede ser utilizado tanto para discriminar como para empoderar. La inteligencia artificial, con todas sus promesas y desafíos, nos ofrece una oportunidad única para eliminar los sesgos y construir una sociedad más inclusiva.
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A pesar de los avances en la lucha por la igualdad, las personas LGTBIQ+ seguimos enfrentándonos a situaciones de discriminación en diferentes niveles debido a los sesgos sociales. La voz, un aspecto fundamental de nuestra identidad, es uno de los elementos que perpetúan estos sesgos y desencadenan agresiones, lo que ha llevado a que muchas personas de la comunidad modifiquen o silencien su voz para evitar ser discriminadas.
El 41% de los hombres gays y el 6% de las mujeres lesbianas afirman que se les reconoce como LGTBIQ+ debido a su voz. Diversos estudios muestran que las personas prefieren interactuar con una voz heterosexual (69%) versus una voz «gay» (31%), sesgo que se vuelve más evidente en los lugares de trabajo, donde las cifras de discriminación aumentan. Más de un tercio de las personas del colectivo dice sentirse rechazada por ello.
A lo largo de la historia, la forma de hablar ha sido utilizada para juzgar, categorizar y, en muchos casos, discriminar. Los acentos, los tonos y las entonaciones pueden ser indicadores de la procedencia, nivel educativo y hasta de la identidad de género. Esta discriminación, que puede ser calificada como «sutil» por algunos, ha perpetuado desigualdades y ha limitado oportunidades para personas pertenecientes a colectivos o grupos minoritarios, entre ellos, la comunidad LGBTIQ+.
Con la llegada de las voces artificiales y los asistentes de voz impulsados por IA, se presenta una oportunidad única para enfrentar y superar estos prejuicios, ya que las voces artificiales pueden ser diseñadas para ser inclusivas y diversas, eliminando así las barreras que han existido durante tanto tiempo. Sin embargo, muy a menudo se están convirtiendo en un simple eco de los estándares cis-heteronormativos de lo que se considera como una voz «normal».
El 41% de los hombres gays y el 6% de las mujeres lesbianas afirman que se les reconoce como LGTBIQ+ debido a su voz
Es crucial entender que, de forma contraria a la creencia común, la inteligencia artificial no es inherentemente discriminatoria. La IA es, en esencia, un reflejo de los datos con los que es entrenada. Aprende de la información que le proporcionamos, información que puede estar impregnada de nuestros propios prejuicios y sesgos.
En un mundo cada vez más digitalizado, las voces generadas por IA están cobrando más relevancia debido a la cantidad de plataformas donde pueden ser utilizadas. Sin embargo, la mayoría de estas voces no reflejan la diversidad vocal de nuestra sociedad.
Por ello, en el marco del Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+, desde LLYC hemos reafirmado nuestro compromiso con la diversidad con el lanzamiento, de forma global, la campaña «Free The Voices». Se trata del primer banco de voces sintéticas diversas que tiene como objetivo combatir los sesgos y la discriminación contra el colectivo LGTBIQ+.
El banco de voces sintéticas diversas que hemos puesto a disposición de todos los usuarios está desarrollado a partir de la recolección de más de 250 voces del colectivo en 12 países. Podrá ser utilizado a partir de ahora en diversos contenidos audiovisuales. Este recurso está diseñado para concienciar a la sociedad sobre los sesgos asociados a las voces diversas y reducirlos a través de una mayor exposición a la diversidad vocal.
Sin duda, la voz es un elemento poderoso que puede ser utilizado tanto para discriminar como para empoderar. La inteligencia artificial, con todas sus promesas y desafíos, nos ofrece una oportunidad única para eliminar los sesgos y construir una sociedad más inclusiva. La verdadera pregunta es: ¿estamos dispuestos a asumir la responsabilidad y actuar en consecuencia?
Albert Medrán es Director Global de Marketing, Comunicación y ESG en LLYC.
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