Diversidad

Millennials con discapacidad: el desafío del desempleo

El déficit de acceso a estudios superiores, las barreras arquitectónicas y los prejuicios son los principales motivos que dificultan a los jóvenes con discapacidad encontrar trabajo.

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16
mayo
2016

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La tasa de desempleo en España sigue siendo alarmante: más del 20% de la población activa está en paro. Un porcentaje que se agudiza en el caso de los jóvenes -un 41%- y que se vuele especialmente lacerante en el caso de jóvenes con discapacidad: el 68% no tiene acceso a un trabajo.

Su mayor dificultad para alcanzar estudios superiores, la falta de recursos y apoyos a la hora de buscar un empleo, las barreras arquitectónicas (aún hoy deficitarias en nuestro país) y otras barreras intangibles, como los prejuicios y los estereotipos que aún calan en nuestra sociedad son algunos de los motivos, según las conclusiones extraídas de la última encuesta realizada por la Fundación Adecco y JYSK entre jóvenes discapacitados. A todo esto se suma el déficit de integración de este colectivo, en el que el 40% de los universitarios estudia a distancia, desde casa, por la falta de infraestructuras.

«Los millennials, es decir, los nacidos desde mediados de los 80, constituyen una generación estratégica para nuestro mercado laboral, cada vez más envejecido, en el que las nuevas cohortes no son suficientes para abastecer la creciente masa de jubilados», comenta Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco. «En este sentido, es crucial estimular la participación de los jóvenes con discapacidad en el empleo: nuestro país no puede permitirse ser discriminatorio, necesita el talento de los jóvenes con discapacidad para salir adelante».

El pasado año, desde la Fundación Adecco generaron 350 empleos para jóvenes con discapacidad y pudieron constatar que el ratio de éxito en la incorporación es muy alto, reduciéndose la rotación y el absentismo, en contra de los prejuicios que siguen asentados en la sociedad y en las empresas. «Y es que las personas con discapacidad que deciden participar en el mercado laboral, lo hacen porque realmente desean hacerlo, duplicando su compromiso y rendimiento», asegura Mesonero.

Por desgracia, el nivel formativo de los jóvenes discapacitados continúa siendo inferior a la media general: un 8,2% tiene estudios universitarios, cifra que asciende hasta el 17,2% en el resto de la población. Según Olaf Gilbert Poder, responsable de Administración y Personal de JYSK España, «este colectivo representa un inmenso potencial de talento para nuestra economía que no podemos desaprovechar. Sin embargo, aun existe una importante brecha en las cifras de formación y empleo; una brecha que puede reducirse. Para ello, es fundamental crear conciencia»

Barreras intangibles

Los prejuicios y la sobreprotección están son algunos de los mayores escollos con que se topan los jóvenes con discapacidad a la hora de acceder a un trabajo. «Siguen existiendo barreras en el plano intangible asentadas en el seno de las compañías. Estos prejuicios asocian la contratación de jóvenes con discapacidad con política social o altruismo –y a veces, solo al alcance de las cuentas más saneadas- y no como una ventaja competitiva para la empresa, lo que ocasiona que los profesionales con discapacidad sean descartados en empleos que podrían desempeñar a la perfección», continúa Mesonero.

La sobreprotección es la otra gran barrera intangible: hay familias que en algunos casos frenan el acceso a la formación y al mercado laboral de los jóvenes con discapacidad. «En ocasiones tienen dudas sobre el tipo de empleo al que optar y pueden llegar a autoimponerse falsos limites, influenciados por las creencias sociales estereotipadas. Además, son frecuentes las dudas sobre cómo afrontar la discapacidad en una entrevista de trabajo o si incluirla en el curriculum. Nosotros les recomendamos no hacerlo, ya que el grado de discapacidad no es un factor que determine las competencias de un candidato, al igual que el sexo o la fecha de nacimiento», concluye Mesonero.

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