ESPECIAL ESG

El mundo digital puede (y debe) cuidar del planeta 

ETHIC / El mundo digital puede (y debe) cuidar del planeta 
El sector tecnológico avanza hacia infraestructuras que no solo faciliten el progreso económico y social en clave sostenible, sino que también minimicen su impacto ambiental en el camino.

Dinero, recuerdos, libros, conversaciones con amigos… Muchas de las cosas que más importan viven hoy, además de en el mundo físico, en el virtual. Y es que la digitalización ha revelado un nuevo espacio natural para el progreso, un entorno ágil y cómodo sembrado de oportunidades antes inconcebibles. Gracias a esta revolución, un grupo de médicos puede intercambiar sus descubrimientos en tiempo real con un océano de por medio, un artesano puede progresar en su pueblo vendiendo productos a todo el mundo y muchos podemos disfrutar de una energía más verde y renovable gracias a los modernos sistemas digitales. El ciberespacio es un universo en expansión; eficiente, sencillo, accesible y seguro. Sin embargo, pese a su apariencia inmaterial, no debemos olvidar que internet vive en tierra firme y que, como cualquier industria, tiene un impacto en el entorno.

Un correo electrónico, una consulta en Google, una videollamada o un simple emoji no son gratis para el planeta. Un e-mail genera aproximadamente 4 gramos de CO₂, según las estimaciones hechas por Microsoft. La cifra equivale a conducir un coche a gasolina unos 40 metros o a mantener encendida una bombilla LED de 10 voltios durante más de dos días. Quizás no parezca demasiado, pero la magnitud cambia si tenemos en cuenta que se envían más de 370.000 millones de e-mails cada día, según cifras de la consultora Prosperity Media. En este mundo sumergido en las pantallas, cada búsqueda online suma unos 0,3 gramos más. Ver un minuto de YouTube implica liberar hasta 55 gramos de emisiones, y una hora de videollamada dispara la cuenta hasta 1.000 gramos (un kilo). La última novedad: cada petición en ChatGPT, en su versión más moderna (GPT4), supone alrededor de unos 4,32 gramos, dependiendo de la complejidad de la consulta.

4

Gramos de CO₂
por cada email

17

Gramos de CO₂
por cada minuto
de videollamada

55

Gramos de CO₂
por cada minuto
de Youtube

El informe sobre la economía digital 2024, publicado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), recoge que, en 2020, las emisiones de equivalentes de CO₂ del sector TIC se estimaron entre 0,69 a 1,6 gigatoneladas, representando entre el 1,5% y el 3,2% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Así lo explica Sandra Infante, directora de Digital Enterprise Show 2025 (DES), una plataforma de primer orden para líderes e innovadores de la transformación digital. Sin embargo, la experta advierte de que hoy el impacto podría ser superior, y coincide con la estimación de Nicolás Gavela, responsable de sostenibilidad en Accenture: «Si entendemos el sector tecnológico en toda su amplitud –desde los centros de datos hasta las redes y los dispositivos electrónicos–, las emisiones pueden superar el 4% y el 5% del total global».

«Sí que preocupa la aceleración en los últimos tiempos de esta contribución debido a la creciente demanda de centros de datos que soportan la explosión de la IA que, como es sabido, requiere de grandes cantidades de energía para el procesamiento de datos y de agua para refrigeración», agrega Álvaro de Salas, Head of Sustainability Offering de Minsait (Grupo Indra). La IA, de acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía (AIE), es el principal causante del aumento de la demanda de recursos en el sector.

Nicolás Gavela (Accenture): «Si entendemos el sector tecnológico en toda su amplitud, las emisiones pueden superar el 4 y el 5% del total»

Un centro de datos promedio centrado en IA consume tanta electricidad como 100.000 hogares, pero se prevé que los más grandes que se están construyendo lleguen a consumir 20 veces más, dice la AIE. «El sector energético se encuentra, por lo tanto, en el corazón de una de las revoluciones tecnológicas más importantes de la actualidad», destaca el organismo internacional. En total, los centros de datos –sumando la IA y las criptomonedas– representan alrededor de una décima parte del crecimiento de la demanda mundial de electricidad hasta 2030. Una cifra relevante, pero menor que la de los motores industriales, el aire acondicionado en hogares y oficinas o los vehículos eléctricos, según las estimaciones de la misma AIE.

En ruta hacia la descarbonización

«El sector tecnológico es, sin duda, uno de los más comprometidos con la descarbonización», subraya Gavela. «Compañías como Microsoft, con su ambición de ser carbono negativo en 2030, o Google, que busca operar con energía libre de carbono las 24 horas del día en esa misma fecha, están marcando el camino» indica el experto. Y añade que AWS (Amazon Web Services), una de las empresas más relevantes del sector, es ya uno de los mayores compradores corporativos de energía renovable del mundo. Y es que las grandes tecnológicas llevan años liderando en eficiencia energética, coinciden los diversos expertos consultados.

Álvaro de Salas (Indra): «Se están empleando modelos de IA que predicen cuánta capacidad se va a necesitar, lo que ayuda a ajustar automáticamente el uso de los computadores y ahorrar energía»

De Salas, de Minsait, señala sobre todo dos cambios importantes en la industria. Por un lado, que cada vez es más común mover los sistemas a centros de datos más grandes (las nubes) y usar tecnología que no depende de servidores propios. Esto permite aprovechar mejor los recursos al concentrarlos en un solo lugar especializado. Por otro lado, se están empleando modelos de IA que predicen cuánta capacidad se va a necesitar, lo que ayuda a ajustar automáticamente el uso de los computadores y ahorrar energía. Los gigantes tecnológicos, menciona José Fernández Tamames, director del Grado en Ingeniería Informática en UNIE Universidad, ya están adoptando medidas ambientales desde el mismo diseño de sus proyectos. 

De igual forma, resalta el uso de sensores y redes para obtener indicadores como temperatura, humedad o flujo de agua, lo que permite controlar mejor el aire acondicionado o el bombeo de agua. Otro avance importante es el procesamiento de datos cerca del lugar donde se genera (lo que se llama edge computing), que evita enviar todo a la nube y así se ahorra energía y se reducen los tiempos de espera. Adicionalmente, las empresas están usando aparatos de refrigeración más eficientes, están instalando renovables y aprovechando datos del clima para sacar el máximo provecho al sol y al viento y regular el uso de baterías. En el mundo del software, se utilizan los llamados gemelos digitales, que son modelos virtuales que ayudan a probar mejoras antes de aplicarse en el mundo real, así como herramientas más simples (low code) que permiten crear aplicaciones de forma más rápida y con menos consumo. Un reciente estudio de Microsoft afirma que tan solo con estas innovaciones se ahorra un consumo equivalente al de 40.000 hogares en un año.

Sandra Infante (DES) explica que, para las tecnológicas, «la relevancia de la descarbonización ya no se concibe solo como una opción, sino como una obligación»

Fernández Tamames explica que Microsoft ha desarrollado centros de datos submarinos que aprovechan la refrigeración natural del océano. Google, por su parte, ha construido centros cerca de lagos en Canadá donde usa sistemas de refrigeración pasivos mediante circuitos cerrados de agua fría. Amazon usa un análisis de consumo individualizado, gracias a su IA, con el que puede prever picos de demanda y ajustarse de forma precisa. «La industria tecnológica está realizando grandes esfuerzos para alcanzar la neutralidad climática y avanzar hacia el net zero, poniendo en marcha acciones e inversiones en materia de ESG y prácticas sostenibles integradas en la estrategia global», recalca Infante, de DES. «La relevancia de la descarbonización ya no se concibe solo como una opción, sino como una obligación», concluye la experta.