Oleoturismo

Ethic para Airbnb

Abriendo las puertas de la España rural

ETHIC / Abriendo las puertas de la España rural
El gran atractivo paisajístico y cultural de las regiones del olivo han conquistado el turismo en España, con consecuencias muy positivas para el entorno y la economía rural.
POR: DALIA ALONSO

Quizá lo que más nos preocupa al oír la palabra «turismo» es el impacto sobre el territorio y sobre la calidad de vida de quienes viven en él todo el año. El turismo rural y, concretamente, el oleoturismo, es una alternativa de turismo sostenible, tanto en el aspecto paisajístico y natural como en lo relativo al día a día de los habitantes de las zonas turísticas.

El hecho de que se trate una forma de viajar centrada en la naturaleza y en la cultura que gestiona los recursos de esa naturaleza, como es el caso de los productores de aceite de oliva, hace que los visitantes muestren desde el principio interés y respeto por la flora y la fauna de la zona en la que se van a alojar. No es un turismo de grandes colas y masificaciones, sino uno en el que actividades respetuosas con el entorno como el senderismo y la observación tienen un papel protagonista. El paisaje es uno de los grandes atractivos de esta forma de viajar: no en vano los olivares de Andalucía, una de las principales regiones con Denominaciones de Origen Protegidas (DOP), son candidatos a ser declarados como patrimonio mundial de la UNESCO. Preservar el paisaje y el respeto por quienes trabajan la tierra está siempre en el punto de mira del turismo rural.

oleoturismo

3100

euros al año ingresan
al hogar de un anfitrión
medio

151

euros es la tarifa
media diaria
de un alojamiento

55

de los anfitriones
son mujeres

Además de ser respetuoso con el entorno, el oleoturismo tiene un gran impacto económico en las zonas en las que se da, siempre en positivo. Según un estudio de la Cátedra de Turismo Interior de la Universidad de Jaén realizado en 2023, «la generación de ingresos complementarios es la segunda motivación principal para el desarrollo de propuestas oleoturísticas», solamente después de la necesidad de compartir la cultura del aceite. Las empresas adquieren capacidad de generar empleo y, al diversificar su actividad, amplían sus posibilidades de crecimiento.

Según los datos presentados en el informe Paisajes del olivar en España, elaborado por Airbnb, los beneficios para los anfitriones en alojamientos de oleoturismo se han doblado desde el año anterior a la pandemia, momento en el que el turismo rural empezó su auge. Estos ingresos son más significativos si tenemos en cuenta, además, que la mayor parte de las localidades en las que se fomenta el oleoturismo son municipios de menos de 2.000 habitantes.

Los dueños de los alojamientos de las zonas DOP no son grandes corporaciones inmobiliarias, sino familias que suplementan su economía con estos ingresos: se trata de una actividad complementaria al uso de la casa, y a veces los alojamientos son espacios dentro de una vivienda habitual o casas familiares de pueblo que los dueños alquilan en temporadas en las que están desocupadas. Estas ingresan unos 3.100 euros al año de media, lo que evidencia que se trata de un ingreso complementario al hogar y no principal. 

Otro dato a destacar es que más del 50% de los anfitriones son mujeres. Según los últimos datos actualizados del Ministerio de Agricultura, sigue existiendo una brecha salarial entre hombres y mujeres en los medios rurales. Por eso, este porcentaje evidenciado por Airbnb, aunque sea modesto, supone un empujón a la economía doméstica, y demuestra que los alojamientos turísticos respetuosos con la población, con una gestión particular que beneficia directamente a las familias locales, son posibles.

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Por otro lado, el turismo como actividad económica también es beneficioso no solo para los anfitriones de las zonas DOP, sino también para el comercio y la hostelería de la región: según una encuesta realizada por Airbnb, casi el 90% de los dueños de los alojamientos recomiendan bares, restaurantes y otros negocios locales a quienes se alojan en sus casas. De esta manera, estos negocios también se ven beneficiados por la afluencia de visitas, aumentando sus ingresos y abriendo la veda a la contratación de personal local o la oferta de nuevos productos.

Si algo nos enseñó la pandemia del coronavirus fue el valor de estar al aire libre y en contacto con la naturaleza, y ahora, gracias a la ampliación de oferta de estancias en zonas menos recorridas, podemos conocer la belleza de nuestro país de cerca y seguir contribuyendo al mantenimiento del paisaje, la flora, la fauna y la economía local, a la vez que nos relajamos entre almazaras y deliciosas catas de aceite de oliva.