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¿Qué le espera al ESG en 2025?

ETHIC / ¿Qué le espera al ESG en 2025?
El regreso de Donald Trump amenaza con frenar el avance de la sostenibilidad. Sin embargo, la consolidación de las normativas ESG en Europa, el creciente apetito inversor o la movilización contra el 'greenwashing', indican justo lo contrario. ¿De qué lado caerá la balanza?

El futuro –dice el escritor de distopías climáticas Kim Stanley Robinson– no está predestinado a seguir un curso inevitable. Por el contrario, abunda, podríamos causar la sexta extinción masiva en la historia de la Tierra o construir una civilización próspera y sostenible a largo plazo. «Cualquiera de las dos opciones es posible a partir de ahora». Imaginar un mejor devenir, sin embargo, es complicado. «Las incertidumbres económicas y las tensiones geopolíticas han generado tensión, llevando a los países y organizaciones a no priorizar o retrasar sus iniciativas ESG [Environmental, Social and Corporate Governance]», explica Lubomila Jordanova, fundadora y CEO de Plan A, proveedor europeo de software para contabilidad de carbono, descarbonización e informes conforme a la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa (CSRD).

La victoria de Donald Trump el 6 de noviembre de 2024 ha provocado inquietud en la comunidad internacional comprometida con el desarrollo sostenible. «Sus anuncios no auguran nada bueno para las políticas ESG», comenta Coline Pavot, responsable de Análisis de Inversiones Responsables en La Financière de l’Echiquier, una de las gestoras de fondos de inversión independientes más importantes de Francia. El fortalecimiento del movimiento anti-ESG, que ya cobró fuerza en el primer mandato del magnate, podría seguir adelante, explican los especialistas. «Bajo el lema «Drill, baby, drill«, el candidato republicano planteó en su campaña reabrir la extracción de petróleo, abaratar la energía y revisar la normativa medioambiental», destaca.

Lubomila Jordanova (Plan A): «Las incertidumbres económicas y las tensiones geopolíticas han generado tensión, llevando a los países y organizaciones a no priorizar o retrasar sus iniciativas ESG»

No obstante, 2024 también ha sido un año crucial en temas normativos, evidenciándose cómo los marcos regulatorios maduran y se expanden. Iniciativas como la CSRD de la Unión Europea han establecido un nuevo estándar de transparencia, obligando a las empresas a proporcionar divulgaciones ESG más detalladas y procesables. Bajo este cielo lleno más de incertidumbre que de buenos augurios, ¿qué tendencias cobrarán fuerza este 2025? Ethic ha consultado a diversos expertos sobre sus expectativas en la agenda ESG que marcarán este año.

Regulación, regulación, regulación

«Las agendas de sostenibilidad de 2025 estarán marcadas por una etapa de digestión y ajuste regulatorio», explica María Ordovás, senior manager y responsable del Clúster de Transparencia y Buen Gobierno de Forética. Este proceso será crucial para que las empresas implementen toda la normativa ya aprobada y para que el regulador ajuste aquellas que no se adecúen a la realidad operativa de las organizaciones. «Este proceso de evaluación y ajuste normativo permitirá que las compañías alineen sus estrategias y operaciones con los nuevos estándares, sin perder de vista la practicidad, competitividad y viabilidad económica», dice la experta.

«2025 será un año clave en materia de reporte ESG», insiste Ordovás. Este ejercicio se verán los primeros informes bajo la directiva CSRD, que exige la integración de información de medioambiente, sociedad y gobierno corporativo junto con la información financiera. «Este hito marcará un antes y un después, ya que, por primera vez, las empresas están obligadas a ajustar sus informes a los estándares obligatorios», arguye. Beatriz Acevedo, responsable de Sostenibilidad de Grupo Mutualidad, indica que la especialización de los aspectos ESG dará lugar a nuevos perfiles profesionales y a mayores exigencias para los roles tradicionales, que deberán adquirir nuevas competencias para integrar la sostenibilidad en su trabajo diario.

Coline Pavot (La Financière de l'Echiquier): «Bajo el lema "Drill, baby, drill", el candidato republicano planteó en su campaña reabrir la extracción de petróleo, abaratar la energía y revisar la normativa medioambiental»

El 2025 será el momento de consolidar la integración de la sostenibilidad en toda la organización y de reducir las brechas entre la oferta y la demanda de talento en este campo a través de la capacitación, agrega la especialista. «Ya son muchas las empresas que van a reportar según este paraguas normativo y, para ello, han tenido que formarse, aprender mucho y ponerlo en práctica», añade Carlos Arango, director general de la Asociación Española de Directivos de Sostenibilidad (Dirse).

Más y mejor financiación

Los bonos verdes y otros instrumentos de financiación sostenible seguirán ganando relevancia en 2025. «Se espera un crecimiento significativo en el mercado de bonos verdes, impulsado por nuevas regulaciones y una mayor demanda de inversiones sostenibles», afirma Ordovás, de Forética. Estos instrumentos serán indispensables para financiar proyectos que contribuyan a la mitigación y adaptación al cambio climático. Hoy, según esta experta, existen 7.659 fondos de inversión sostenible comercializados. Solo en la primera mitad de 2024 se lanzaron 175 nuevos productos de inversión ESG. El volumen gestionado por este universo de fondos comercializados es de 3 billones de dólares. «Estos fuertes volúmenes muestran que existe un investment case para la integración de los criterios ESG, que se basa en dos factores fundamentales: el primero es el alineamiento con los valores de los inversores y el segundo es estrictamente financiero y consiste en optimizar la relación entre rentabilidad y riesgo», subraya.

7659

Fondos de inversión
sostenible comercializados

175

nuevos productos
de inversión ESG
lanzados en la
primera mitad
de 2024

3

billones de
dólares gestionados
por los
fondos ESG
comercializados

La regulación está promoviendo una mayor transparencia en torno a la inversión sostenible y está favoreciendo que la nomenclatura de los fondos evolucione, explican los especialistas de Schroders Asset Management. «Como consecuencia de ello, ya vemos flujos que se alejan de los fondos genéricos ESG o sostenibles hacia una mayor variedad de fondos que contienen términos específicos como «transición», por lo que podríamos decir que la demanda se está sofisticando», argumentan.

Los bonos verdes y los instrumentos de financiamiento sostenible son habilitadores clave de la transición verde. «La demanda aumentará a medida que los inversores busquen cada vez más oportunidades alineadas con los principios ESG y las empresas necesiten financiamiento para cumplir con los objetivos de descarbonización y sostenibilidad», sostiene Jordanova.

Adiós, greenwashing, adiós

Este interés inversor ha sido impulsado por una mayor transparencia regulatoria y madurez del mercado, con taxonomías como el Estándar de Bonos Verdes de la UE, que establece definiciones claras y estándares de responsabilidad. El escrutinio se intensificará. Los inversores y los reguladores exigirán una mayor transparencia y métricas verificables de impacto para garantizar que estos instrumentos generen resultados reales en sostenibilidad, abordando las preocupaciones persistentes sobre el greenwashing, dice la CEO de Plan A.

María Ordovás (Forética): «Se espera un crecimiento significativo en el mercado de bonos verdes, impulsado por nuevas regulaciones y una mayor demanda de inversiones sostenibles»

En 2026 entrará en vigor la nueva normativa que lucha contra el llamado greenwashing o ecopostureo. Para ello, este 2025 los Estados miembros de la Unión Europea tendrán que adoptar y publicar las disposiciones para su cumplimiento y aplicación. «Las empresas pondrán también foco en la adecuación de sus alegaciones ambientales a las recientemente aprobadas Directivas de Green Claims y de Empowering Consumers for the Green Transition», explica Ordovás.

La primera busca regular y verificar las declaraciones medioambientales explícitas que hacen las empresas, asegurando que sean precisas y verificables para evitar el greenwashing. Esto protegerá a los consumidores y fomentará la competencia justa en el mercado. La segunda pretende luchar contra las prácticas comerciales desleales, empoderando a los consumidores al proporcionarles información clara y fiable sobre la sostenibilidad de los productos y servicios que adquieren, permitiéndoles tomar decisiones informadas y responsables.

Doble velocidad en la agenda climática

Fernando Gutiérrez del Arroyo, director de Control Interno ESG en Banco Sabadell, dice que tras años de ajustes regulatorios, algunos políticos y empresas empiezan a experimentar «una fatiga de la agenda verde». «La tendencia es de cuestionamiento del ajuste real que implica la transición a una economía descarbonizada. La victoria de Trump será un retroceso sustancial en temas de sostenibilidad, si es que se concreta la salida de EEUU del Acuerdo de París».

Por otro lado, existe también una mayor conciencia de una urgencia acelerada y un enfoque más agudo en temas relacionados con la mejora del medioambiente. Según el Informe sobre Riesgos Globales 2024 del Foro Económico Mundial, las amenazas climáticas lideran los diez principales riesgos que enfrentará la humanidad en la próxima década. «La adaptación al cambio climático no será solo una cuestión de gestionar riesgos, sino que se convertirá en una parte clave de la estrategia operativa de las empresas», afirma Acevedo, de Grupo Mutualidad. Esto incluirá el desarrollo de productos sostenibles, la mejora de la eficiencia energética y la adopción de procesos más circulares. «Las compañías que aprovechen estas oportunidades podrán acceder a nuevos mercados y ganar ventajas competitivas», subraya la experta.

Beatriz Acevedo (Grupo Mutualidad): «La adaptación al cambio climático no será solo una cuestión de gestionar riesgos, sino que se convertirá en una parte clave de la estrategia operativa de las empresas»

La adaptación al cambio climático se considera cada vez más un enfoque operativo que trasciende una mera perspectiva de gestión de riesgos. «A medida que evoluciona el panorama financiero, se hace mayor hincapié en las prácticas sostenibles que no solo mitigan los riesgos climáticos, sino que también abren nuevas oportunidades de innovación y crecimiento», destacan desde Schroders. De hecho, históricamente, las compañías que se han descarbonizado han obtenido mejores resultados y es probable que sigan haciéndolo. Es posible que las empresas que faciliten el proceso de transición a otras encuentren una demanda cada vez mayor de sus bienes y servicios, abundan los especialistas en gestión activa de patrimonios.

«Vivimos en tiempos políticamente inestables, caracterizados por guerras y cambios de gobierno. Por supuesto, esto también tiene un impacto notable en las ambiciones de estos países en la lucha contra el cambio climático, al menos temporalmente», asevera Jordanova. El tiempo, sin embargo, es finito. La economía y la sociedad necesitan compromisos vinculantes y colaboración para impulsar su transformación y adoptar un estilo de vida más sostenible. «En este sentido, las incertidumbres geopolíticas son el factor de riesgo más significativo en los asuntos ESG», concluye la experta de Plan A.