
Un momento...
Vengo del tercer sector, donde el compromiso con la realidad social siempre ha sido clave. Hoy, como profesor de filosofía en Madrid, sigo buscando una sociedad mejor, enfocándome en la movilidad y el urbanismo ciclista. Para mí, la bicicleta no es solo un medio de transporte, sino una poderosa herramienta de activismo y transformación urbana.
Instagram: @ridemybikemadrid
Mi herencia cultural y el amor por la vida sostenible me enseñaron a moverme en bici y vivir despacio. Junto a mi esposo creamos @twothirds_bcn, una marca de moda y sostenibilidad que este año cumple 15 años, creciendo junto a nuestros cuatro hijos.
Instagram: @loretogala
Junto a mi esposo Armando, artista, creamos @hilmahomes, un proyecto de hospitalidad que combina arte, diseño y vida consciente. Nacimos en Colombia y vivimos en Barcelona antes de establecernos en Madrid, donde seguimos usando la bici, que en Barcelona formaba parte natural de nuestra vida diaria.
Instagram: @nataliaswarz @hotelweekend @museumofmini
D.S Llevo más de diez años rodando por las calles de Madrid. Diez años de activismo ciclista diario. Una vez que descubres la bici como la forma más eficiente (rápida) y agradable de moverte por la ciudad, es difícil volver atrás. En cuanto al tipo de bici, he pasado por varias, pero actualmente uso una bicicleta eléctrica de carga Riesse & Müller, la Multicharger, robusta y cómoda, adaptada para llevar a dos niños con seguridad en el día a día. La bici es, sencillamente, mi vehículo para la vida madrileña. Además, es la base de mi activismo, con proyectos como el Bicibús que hemos desarrollado en Chamberí, en el colegio Jesús Maestro, que ha movido a cientos de niños en bici al colegio durante estos diez años.
L.G Mi marido, como buen alemán, aprendió a ir en bici antes que a caminar. Yo, en cambio, me incorporé a la vida en bici a los 25 años, en Hamburgo, una ciudad muy bike-friendly. En 2010 nos mudamos a San Sebastián, donde empezamos nuestro proyecto de marca, y me traje conmigo ese estilo de vida. Debo haber sido de las pocas personas que se movían en bici en esa ciudad y, al tener tanta pendiente (en esa época aún no se veían e-bikes), fue todo un reto. En Barcelona (2013) intenté mantener ese hábito, pero me resultó aún más difícil. La ciudad no estaba preparada y solo podía circular por la calzada. Las motos me daban miedo. Después de presenciar un accidente mortal justo delante de mí, decidí dejar la bici y moverme únicamente en transporte público. Diez años después, probé una e-bike de R&M. Me costó un año decidirme, pero Barcelona ha cambiado mucho: hay más carriles bici, más conciencia y mucha más gente moviéndose de forma sostenible. Finalmente me animé… ¡y desde entonces no me bajo de la bici! Además, desde que tengo la e-bike rara vez uso transporte público… ¡hasta creo que me estoy olvidando de conducir el coche! Muchas veces salimos mi marido y yo por la noche y vamos ambos en la bici cargo, eléctrica por supuesto.
N.S Hace un poco más de un año, empezamos a usar la cargo bike Load de R&M. La decisión nació de la inspiración que nos dejaron nuestros viajes por Copenhague y Ámsterdam, donde veíamos a las familias moverse en bici con total naturalidad. Pensamos: ¿por qué aquí no hay esa cultura? ¿Por qué no nos atrevemos a empezar nosotros? Y así fue como comenzó todo. Desde entonces, la vida no ha sido la misma. La usamos para todo. Es nuestro medio de transporte principal y también una forma de disfrutar del día, el mayor problema es que nos la peleamos, ¡a ver quién la usa!
D.S. Tenemos una hija, Carmen y otra hermanita en camino. A Carmen el mundo en dos ruedas le parece maravilloso. Este curso escolar hemos estrenado el trayecto a la escuela infantil en bicicleta y su cara de felicidad cada mañana lo dice todo. Los niños se lo pasan genial, es un momento de juego (ven árboles, pájaros, parques) y de contacto con la ciudad que les encanta, además de ver a sus padres como agentes activos en la mejora de su entorno. Es una experiencia de autonomía y alegría que merece mucho la pena.
L.G. Somos seis en total y tenemos nueve bicicletas para cuando hay invitados. ¡En casa hay más bicis que personas! Desde que volvimos a vivir en la ciudad, hace un año, he retomado la bici con mucha ilusión. He intentado que mis hijas vayan en bicicleta al colegio (son unos 4 kilómetros), pero sigue siendo peligroso. De momento somos mi marido y yo quienes usamos la e-bike a diario y como la nuestra es una cargo bike, llevamos a los dos niños pequeños con nosotros –¡les encanta!–. Todavía no se ven muchos niños yendo al colegio en bici, y los propios centros escolares tampoco facilitan las cosas: no hay verdadera sensibilización. Nuestro pequeño, que tiene tres años, va con su «Laufrad» a la guardería, pero ni siquiera le permiten dejarla «aparcada» allí. En Alemania, en cambio, los colegios están llenos de bicis delante de la puerta… es algo que tenemos que cambiar.
N.S. Tenemos dos niñas: Cecilia y Florencia. Cecilia, la mayor, adora la bici; le encanta ir saludando a todo el mundo, con música a todo volumen, y observar la ciudad desde otra perspectiva. Para ella es pura diversión. Florencia todavía es pequeña, pero ya disfruta del paseo, del aire y del movimiento. Creo que crecer viendo a sus padres moverse en bici hará que para ellas sea algo natural, parte de su día a día.
D.S. La principal ventaja es la libertad y la eficiencia; llegas más rápido. Madrid es, intrínsecamente, una ciudad muy ciclable por su tamaño y orografía. No hay atascos en bici, el aparcamiento es sencillo y llegas a casi cualquier sitio más rápido que en coche. Además, está la ventaja social: es una forma de transporte que reduce la contaminación, el ruido, y ayuda a humanizar las calles, en cada semáforo saludamos a los peatones que cruzan y a los otros ciclistas. Ver cada vez más familias en bicicleta por Madrid es una enorme victoria social; hace diez años era anecdótico y hoy es habitual. La cara de felicidad al evitar el tráfico de la mañana es impagable.
N.S. Libertad, sin duda. No dependes del coche ni del tráfico, aparcas fácilmente y, además, te conectas con la ciudad de una manera más real. También es una forma de vida más sostenible y nos encanta que nuestras hijas crezcan con esa mentalidad.
L.G. En Barcelona el clima es fantástico (aunque el exceso de calor, en verano, puede jugar en contra) y las principales avenidas –como la Diagonal o la Vía Augusta, por donde nos movemos nosotros– tienen carriles bici estupendos. Y recorrerlos en una e-bike es, sencillamente, una gozada.
D.S. El principal inconveniente es, sin duda, la falta de infraestructura segura y la voluntad política. A pesar de que muchísimos madrileños apuestan por la bici, ningún equipo de gobierno ha querido impulsar una red de carriles bici seguros que vertebre la ciudad, algo que sí han hecho capitales europeas como Londres o París en la última década. Esto nos obliga a ser activistas en la carretera, educando y reclamando nuestro espacio. La sensación de inseguridad, aunque a menudo es más una percepción que una realidad si circulas correctamente, es el mayor freno para que miles de madrileños den el paso.
N.S. Todavía falta infraestructura. Hay tramos donde no te sientes del todo segura, aunque si vas con niños, notas que los otros conductores son más amables. Aún así, el carril bici muchas veces va en la mitad de la vía, cosa que no tiene mucho sentido. También el clima puede jugar en contra –los días de mucho calor o lluvia son un reto–, pero al final aprendes a adaptarte. Creería que la ciudad debe ponerse al día YA en crear espacios seguros para moverse en bici, que al final nos beneficia a todos.
L.G. Barcelona tiene el gran inconveniente de las cuestas. Nosotros, además, vivimos a los pies del parque de Collserola, así que las pendientes son importantes. Por eso las e-bikes son una auténtica maravilla. El otro gran reto es la circulación. Aunque en general se conduce bien, todavía hay un exceso de motos y coches y en algunos barrios faltan carriles bici. Hay muchas zonas limitadas a 30 km/h, pero no siempre se respeta y a veces se pasa mal.
D.S. Estudia el trayecto y busca las zonas y calles más tranquilas. No tienes por qué usar las grandes avenidas. Por suerte, mi trayecto diario de 10 kilómetros lo he podido planificar de forma que 7 kilómetros son por parques y 3 kilómetros por calles tranquilas. Las calles tranquilas son claves: son de un solo carril, la velocidad de los vehículos motorizados es mucho menor, y lo más importante es que debes circular por el centro del carril, como manda la ordenanza de movilidad de Madrid. Al circular por el centro, haces imposible que ningún vehículo motorizado te ponga en peligro al intentar adelantarte sin espacio. La seguridad empieza por conocer tus derechos y tu posición en la vía.
N.S. Empezar sin miedo, poco a poco. Buscar una bici que se adapte a tu estilo de vida –si tienes hijos, una cargo es perfecta– y rutas que te hagan sentir cómoda. Lo importante es disfrutar el camino. Una vez le tomas el gusto, no hay vuelta atrás.
N.S. Más diseño pensado para familias urbanas. Bicis funcionales, sí, pero también bonitas, con espacio para niños y compras con bolsas (como las de Dyed in the Wool).. Que sean ligeras, fáciles de guardar y con detalles que hagan el día a día más práctico. ¡R & M cumple con todo el checklist, aunque estaría guay ver más colores, incluso algún collab! También creo que estas marcas podrían darle mucho más enfoque al sentido de comunidad entre quienes usamos la bici en las ciudades y permitir, por ejemplo, su uso cuando viajamos. Estaría genial que existiera algún tipo de membresía o red global que te permitiera usar la misma bici que tienes en casa, pero en otros destinos. Además, creo que fomentar esa comunidad también puede ser clave para que las ciudades se preparen mejor: si los que vamos en bici nos unimos, podemos ayudar a que haya más infraestructura, más seguridad y que la cultura de la bici se vuelva algo mucho más común y natural en la ciudad.
D.S. Les pediría que se centraran más en la simplicidad, la durabilidad y la integración urbana. Necesitamos bicis que requieran menos mantenimiento y que estén diseñadas para cargar con la vida (niños, compra, etcétera). Un extra fundamental que R&M integra es el sistema RX Connect de seguridad y antirrobo de alta calidad; te da muchísima tranquilidad. También te ofrece una integración perfecta de luces potentes. De pedir otro extra, sería un sistema para cargar el móvil mientras te mueves en bici. La bici urbana debe ser un vehículo robusto, fiable y lo más «olvidable» posible en términos de mantenimiento.
L.G. Creo que la sostenibilidad no puede quedarse en un discurso o en una categoría de producto: tiene que vivirse. Y la movilidad activa, como la bicicleta, es una extensión natural de esa forma de entender la vida. Con nuestra marca de ropa, buscamos consumir menos y mejor, cuidar el entorno y movernos de manera natural. La bici encarna todo eso: es silenciosa, no contamina, te conecta con el ritmo real de la ciudad y te recuerda que cada pequeño gesto cuenta. Para mí, no se trata solo de una forma de moverse, sino de una forma de estar en el mundo: más consciente, más libre y más en sintonía con la naturaleza.
N.S. Trabajando a diario con hoteles más conscientes, considero que la bici es una de las formas más bellas y coherentes de viajar. Cada vez más hoteles están entendiendo que ofrecer bicicletas no es solo un servicio práctico, sino una experiencia en sí misma. Te permite conocer el lugar desde otro ritmo, conectar con la comunidad y sentirte parte del entorno. Ojalá llegue un momento en que todos los hoteles cuenten con bicis de calidad y bien pensadas, para que pedalear sea parte natural de descubrir un destino.
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