Oportunidades para la movilidad sostenible en la era poscovid

Elena Galante

En los últimos días han aumentado los análisis y columnas de opinión sobre el cambio estructural que se está gestando a raíz de la pandemia del coronavirus y de la crisis social y económica derivada. Lo cierto es que hay mucha incertidumbre alrededor de la COVID-19 y es prácticamente imposible predecir el futuro al respecto. Sin embargo, vamos sacando algunas conclusiones derivadas del impacto que ha tenido y sigue teniendo en nuestras vidas.

Las normas de seguridad y distanciamiento necesarias, impactan directamente en la forma de trabajar, de movernos, de relacionarnos, de organizarnos y de usar el espacio público. Y todo ello ya se está viendo reflejado en nuevas decisiones de urbanismo y movilidad.

En días recientes, el director ejecutivo de Movilidad Urbana en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), John Moavenzadeh, se refería al futuro de la movilidad en un webinar organizado por CASA SEAT. Según este investigador, el impacto de la COVID-19 en la movilidad dependerá de si en el futuro ocurren o no crisis similares. Ante la ausencia de otras crisis, será mas probable que con el paso del tiempo las cosas vuelvan a ser como antes y no haya un cambio de vida muy radical. Si por el contrario, esta crisis es la primera de otras tantas similares que nos puedan afectar en el futuro, la necesidad de superar las consecuencias y de amortiguar los efectos hará que desarrollemos cambios estructurales en nuestra sociedad y en nuestro sistema económico.

Desde el Observatorio de Movilidad Sostenible del Club de Excelencia en Sostenibilidad, hemos identificado algunos cambios estructurales. La pandemia ha precipitado tendencias que habían surgido e iban en crecimiento y que se están consolidado en nuestra sociedad.

 «Tenemos la posibilidad de fortalecer una movilidad que sea aliada de la salud pública, de la lucha contra el cambio climático, de la conciliación y de una mejor calidad de vida»

Por un lado se están adoptando nuevas decisiones de urbanismo y movilidad. La pandemia es una oportunidad para repensar la ciudad y, expertos de todo el mundo, abogan por un diseño de ciudad con más espacio para el peatón y el vehículo de dos ruedas, y con un transporte público más fortalecido. Esta medida se acompaña de medidas de la reducción de la velocidad a 30km/h en los centros urbanos para garantizar la seguridad vial. Madrid, Barcelona, Zaragoza, León o Valencia son algunas de las ciudades que han adoptado diferentes medidas a raíz de la crisis, muchas de ellas planificadas para ser implementadas en el mediano plazo, pero aplicadas en la actualidad a raíz de la pandemia.

Ahora tenemos nuevos motivos para desplazarnos y para dejar de hacerlo. La movilidad al trabajo o por motivos de estudio se reduce en detrimento del teletrabajo y de la formación a través de plataformas online, congresos y conferencias via webinar incluidos. También reducimos nuestra movilidad para adquirir productos y aumenta el tráfico de las ventas online, con el consecuente impacto de los servicios de transporte en los centros urbanos, los cuales se enfrentan de forma más inminente a la necesidad de tener flotas cero emisiones.

Por otra parte, surgen nuevas preferencias en movilidad. Aumenta el interés por el desplazamiento en vehículo de uso individual y se reduce el uso del transporte público. Surge así una nueva oportunidad para las empresas de Car Sharing que realizan importantes esfuerzos por garantizar la seguridad de sus clientes y usuarios. Empresas como Zity, la filial de Renault y Ferrovial, utiliza máquinas generadoras de ozono para eliminar toxinas, bacterias y virus y han reforzado las medidas de limpieza e higiene con equipos de limpieza itinerantes 24 horas, entre otras medidas. También aumenta el interés de uso del vehículo de dos ruedas, sobre todo la bicicleta y surgen ayudas públicas para su compra.

Aparecen nuevas oportunidades de impulso para el vehículo eléctrico. Desde un punto de vista de normativa e incentivos, el Plan Nacional de Energía y Clima y la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, son un importante respaldo a la movilidad sostenible, así como el plan MOVES  con un incremento presupuestario de un 40% respecto al anterior.

Además, el sector privado se organiza y coordina para el impulso de la movilidad eléctrica, un ejemplo de ello es la reciente alianza entre la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec), que integra a las grandes eléctricas como Endesa, Iberdrola, Naturgy, entre otras, y de los fabricantes de coches y la Asociación Española de Fabricantes de Vehículos y Camiones (Anfac) o la propuesta del PLAN 60 que la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (AEDIVE) presentó unos meses atrás al gobierno.

Por último, la conciencia ciudadana desea ciudades más limpias y menos ruidosas, y lo ha ratificado durante el confinamiento. Estos cambios son positivos en el camino hacia una movilidad sostenible. Las crisis traen oportunidades y lecciones aprendidas, y en la nueva normalidad tenemos la posibilidad de fortalecer una movilidad que sea aliada de la salud pública, de la lucha contra el cambio climático, de la conciliación y de una mejor calidad de vida.


Elena Galante Marcos es especialista en Responsabilidad Social.