Succession contra la meritocracia
No deberíamos enterrar dos metros bajo tierra ningún ideal solo porque sea difícil alcanzarlo.
No deberíamos enterrar dos metros bajo tierra ningún ideal solo porque sea difícil alcanzarlo.
En el mundo actual, las malas interpretaciones (y sus desencuentros) han empezado a tener consecuencias.
La Ilustración parece quedar más lejos que nunca, tal como demuestra el avance identitario.
Frente al individidualismo, el filósofo Nuccio Ordine afirma que «vivir para los demás» es lo que da sentido al futuro.
Se trata del anhelo de un pasado menos hiperconectado y una vida más tangible.
Don Quijote de la Mancha es una ventana que permite adentrarse en cómo se representa el mundo.
Lo que es seguro es que lo bello hace un mundo más humano, digno de ser vivido.
En las redes ya solo se busca en los demás la confirmación despótica de los propios prejuicios y creencias.
Los juicios morales no dependen de nuestro contexto personal sino de qué acción justa podemos llevar a cabo.
En esta sociedad hiperproductiva, todas las actividades han quedado supeditadas a los estándares de la productividad.
Los cuadros depresivos suelen pasar desapercibidos para quienes creen que la tristeza es un rasgo de su personalidad.
No es casual que cada objeto que poseemos cuente parte de nuestra vida: los seres humanos somos 'animales simbólicos'.
El filósofo José Luis Pardo habla sobre la importancia de unos valores liberales que parecen cada vez más acorralados.
Casi todos los debates contemporáneos giran en torno a la objeción o, lo que es lo mismo, la oposición a otro.
¿Podemos atajar y frenar el mal si tan solo lo señalamos en medio de un puñado de aspavientos?
Una selección para afianzar esa perspectiva capaz de mantener la curiosidad intelectual que define lo humano.
Se trata de un problema propio de la sociedad del siglo XXI: la incapacidad para desconectar.
Arthur Schopenhauer llegó a elaborar en su obra 38 estratagemas con las que poder vencer en cualquier discusión.
Recuperar la capacidad crítica, tan necesaria para el progreso, pasa por rebelarse contra los límites del tabú.
De nada sirven las metas: solo los valores y el amor incondicional harán que nuestros hijos nos recuerden.
Es posible reconocer cierta sencillez en la calidad moral de quienes ejecutan acciones heroicas.
Nada hay más revolucionario que invocar la belleza del pensamiento en un tiempo en el que queda restringida a la imagen.
Revisitamos el concepto del ‘hombre-masa’ de Ortega y Gasset junto a un grupo de prestigiosos pensadores y filósofos.
Resulta indiferente si dicen la verdad o no: ya no cabe la distinción entre verdad y mentira porque todo es opinable.
Aunque la democracia implica la existencia de posiciones enfrentadas, también pasa por el respeto a los valores comunes.
Pronunciada por Miguel de Unamuno, la frase se repite en épocas de crisis en boca de oradores de todas las ideologías.
Hace treinta años que fallecía María Zambrano, imprescindible para entender la España del siglo XX y la que somos hoy.
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