Cultura

‘El viaje de Chihiro’, un camino hacia adentro

Aunque han pasado más de veinte años desde su estreno, la película de Hayao Miyazaki continúa siendo un referente en animación, crítica a la crisis de valores y representación del folclore japonés.

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20
febrero
2023

El viaje de Chihiro, la exitosa película de 2001 del director japonés Hayao Miyazaki, ha sido reconocida a lo largo de los años por su influencia en la animación contemporánea. Pero también por la forma en que relaciona ancestralidad y actualidad y por cómo pone de manifiesto la crisis de valores de la sociedad moderna.

Si bien es cierto que ya han pasado dos décadas desde su estreno, el nivel de detalle de los árboles y las flores, así como de los jarrones japoneses y la decoración de las puertas y edificios es impresionante e, incluso hoy, sigue siendo un referente del dibujo animado.  Logra que el espectador se sumerja en ese balneario de dioses, un escenario perfecto para representar el folclore japonés, no solo en materia de arquitectura y gastronomía, sino también a partir de sus deidades. En El viaje de Chihiro se encarnan las fuerzas naturales como las piedras y los ríos, y también espíritus, brujas, animales, dragones, y hasta sombríos seres como el Sin Rostro.

No por nada los 177 críticos de cine reunidos en 2016 por la BBC ubicaron El viaje de Chihiro en el cuarto lugar de las 100 mejores películas del siglo XXI. Fue elegida como el único filme de animación entre los primeros 20 puestos. Además, la película recibió el Oso de Oro en el Festival de Berlín y el Oscar a la Mejor película de animación, entre otros galardones.

Viajar a ningún sitio

Chihiro, una niña de diez años, se está mudando de ciudad con sus padres, pero aparentemente llegan por accidente a un pueblo extraño y atávico, abandonado en el día y, en la noche, llena de criaturas oscuras. Desde los primeros minutos, la película plantea una crítica a la voracidad y al consumismo: comiendo sin parar y sin respetar las tradiciones, los padres se convierten en cerdos y olvidan que eran humanos. Chihiro queda sola en ese mundo mágico de sombras y es solo a través de la amistad y el esfuerzo que podrá sobrevivir.

Chihiro hace un viaje de autodescubrimiento en el que lo fundamental es saber quién es, de dónde viene

Del filme se extraen múltiples enseñanzas sobre lo que es realmente importante. Por ejemplo, el Sin Rostro protege a Chihiro porque no es codiciosa; el oro no vale nada y se convierte en arena. Es ella quien se enfrenta a un cliente «hediondo» al que nadie quería atender y resulta que es un espíritu de río que cargaba en su aura cajas, bicicletas, desechos, en fin, la contaminación humana. Por otro lado, Kumaji, aunque es esclavo de las calderas, es quien más ayuda a los otros desinteresadamente. Bebé y el cuervo solo disfrutan del viaje cuando se convierten en un insecto y un ratón, cuando saborean la libertad. Chihiro cree en la bondad de los demás y encarna el valor de la empatía. Problemas que parecen a punto de salirse de proporciones se solucionan con un té, tejiendo o con un simple abrazo.

Una de las intenciones principales del director Miyazaki era plantear una reflexión sobre la crisis de valores y el rol del trabajo en una sociedad que ha dejado de lado su parte espiritual. «Tendrás que trabajar duro, pero eso te salvará», le dice el Maestro Haku a Chihiro cuando se sentía desamparada. Pero la cultura del esfuerzo tiene un doble rasero: a pesar de que la bruja Yubaba juró darle trabajo a todo el que se lo pidiera, en la firma del contrato les roba el nombre a sus empleados, para que olviden quiénes son y no puedan salir de allí.

Precisamente, es cuidando su verdadero nombre y la ropa de sus padres que Chihiro encuentra la clave para volver a casa: reconocerse a ella misma y a sus raíces. Aunque, en el fondo, no viaja a ningún sitio, la protagonista recorre un camino hacia adentro. Pasa de ser una niña temerosa colgada de la mano de su madre a la heroína que enseña a enfrentar los propios miedos y dificultades. Chihiro hace un viaje de autodescubrimiento en el que lo fundamental es saber quién es, de dónde viene, y no abandonar nunca su identidad y pertenencia. La película dice textualmente: «Cuida mucho tu nombre, es tuyo».

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