Medio Ambiente

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Expedición al centro de la sostenibilidad

La urgencia de la crisis climática no solo demanda que los productos que consumimos no sean dañinos para el medio ambiente, sino también que contribuyan a su recuperación y apuntalen el progreso social.

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En 1864, Julio Verne condujo a sus lectores en un fantástico viaje al centro de la Tierra. Los personajes de su novela descendían por la boca de un volcán para protagonizar un extraordinario periplo por un mundo oculto lleno de criaturas del pasado y escenarios de ensueño.

Con menos fantasía y mucha ciencia, no son pocas las empresas e instituciones que luchan en la actualidad por frenar el dramático proceso de deterioro que sufre el planeta. Buscan esa boca del volcán que nos conduzca a un futuro descarbonizado frente a las crecientes consecuencias del cambio climático. El planeta está en grave peligro: es hora de emprender un viaje al centro de la tan necesaria sostenibilidad.

Para ello, comprender cómo nacen y se construyen las cosas resulta crucial. El análisis del ciclo de vida de los productos se inició en los sesenta y fue normalizado en 1993, cuando la International Standards Organization (ISO) incorporó una metodología específica y creó la norma UNE-EN ISO 14040:2006. Dicha norma define su grado de sostenibilidad, prestando atención a la extracción de materias primas, su manufactura, su empaquetamiento, su transporte, su uso, su mantenimiento y, finalmente, su reciclaje.

A pesar de todo, la realidad nos muestra que ese estándar es ahora insuficiente. En la actualidad, muchas empresas trabajan en la mejora de sus procesos para reducir el impacto de sus productos más allá de esa norma. Un ejemplo es el de Leroy Merlin, cuya meta es lograr que todos sus productos sean «positivos», es decir, capaces de minimizar el impacto medioambiental y social contribuyendo a un consumo más responsable. Pero ¿qué los convierte en positivos?

Los productos «positivos» están hechos para durar, ser reparados y, llegado el caso, reutilizados para crear objetos nuevos

Por supuesto, son primordiales las materias primas que se utilizan en su manufactura, que han de ser sostenibles y tener estrictamente controlados sus perfiles de emisión de CO2. Igualmente, su fabricación ha de contar con proveedores y fabricantes que no solo respeten el medio ambiente, sino también los derechos humanos y unas condiciones laborales adecuadas para sus trabajadores.

Los productos resultantes evitan rodearse de elementos nocivos para los consumidores, como puede ser el PVC, que es tóxico al incinerarse. Pero además escapan de materiales perjudiciales para el planeta como el poliespán que, debido a su ligereza y fácil dispersión, puede contaminar entornos naturales. Por eso, desde Leroy Merlin se esfuerzan en reducir estos compuestos en el empaquetamiento de sus productos y sustituirlos por otros que reduzcan los residuos, sean reutilizados y puedan reciclarse.

Un producto nunca será positivo si no está hecho para durar: debe poder ser fácilmente reparable y, llegado el caso, reciclado en conjunto o por partes para posteriormente ser reutilizado

Una vez en manos del consumidor, los productos positivos pueden ayudar con su uso a reducir el consumo energético e hídrico –e incluso a producir energía renovable–, mejorar la calidad del aire o favorecer la economía circular. Por ejemplo, plantar vegetales en el jardín con abono sin turba, además de mejorar la presencia verde y la biodiversidad en el hogar, ayuda a conservar los humedales, donde se almacena el 15% del CO2 de la Tierra.

Por último, un producto nunca será positivo si no está hecho para durar. Debe poder ser fácilmente reparable y, llegado el caso, reciclado en conjunto o por partes para posteriormente ser reutilizado.

Pero todos estos avances no frenarán el cambio climático si no modificamos nuestro modo de consumir. La tecnología y la ciencia nos ayudan, y contamos con información suficiente para conocer las continuas mejoras en materia de sostenibilidad. Por eso, como consumidores tenemos la oportunidad de explorar la oferta y elegir, de entre los muchos productos que ofrece el mercado, aquellos que nos conduzcan hacia un futuro en equilibrio con la sociedad y el planeta.

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