Cultura

Rechazar lo establecido: los Ramones y la filosofía ‘punk’

Tras la música y la actitud de los Ramones, que da origen al género punk, se esconde la perspectiva y la filosofía que sirvió de estímulo a la decepcionada juventud de fines de los setenta.

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06
abril
2022

Un tugurio oscuro, estrecho y un escenario: cuatro melenudos vestidos con pantalones vaqueros rasgados y chaquetas de cuero negro hacen ruido sobre sus tablas; de pronto, el bajista grita One! Two! Three! Four! Es entonces cuando se desata un apocalipsis sónico compuesto por canciones sucias, ruidosas y muy veloces. Las letras de los temas, que duran menos de 2 minutos, son tan descabelladas como la propia sociedad caótica y fragmentada que las alienta. El cantante aúlla «ahora quiero esnifar un poco de pegamento» o «eres un bocazas, mejor que te calles o te daré una paliza». El show no dura más de 20 minutos, pero el público, compuesto principalmente por jóvenes urbanitas hastiados de una sociedad en la que se hallan desubicados, ha vivido esta actuación tan demoledora como un energético revulsivo.

¿Se trata de una escena en la que los jóvenes de la generación Z expresan su descontento? Podría ser: no faltan razones para exteriorizar rabiosamente la frustración ante unas expectativas vitales que parecen limitarse a consumir hasta morir o morir consumido. La escena, sin embargo, no es actual: se produjo el 16 de agosto de 1974, en la neoyorkina sala CBGB, y los protagonistas fueron los Ramones, el grupo que revolucionó la escena musical del momento (y, de paso, lo socialmente establecido).

La lista de calificativos es tan larga como lo eran sus melenas: sucios, ruidosos, transgresores, nihilistas, destructivos. Todo ello era contenido en la música y la puesta en escena de los Ramones. Son adjetivos que nos dan una idea de lo que supuso aquel primer concierto: había nacido el punk.

Poco a poco aumentó el número de espectadores fascinados por lo novedoso de aquel huracán sónico y vital. Los Ramones comenzaron a ganar popularidad hasta el punto de convertirse de forma temprana en iconos internacionales. Su historia no es precisamente corta: grabaron 14 álbumes de estudio hasta su definitiva disolución como grupo en 1996. Hoy, su fama sigue siendo planetaria, si bien las ventas de sus discos nunca llegaron a acercarse a las grandes cifras cosechadas con la ropa que contenía el logo del grupo: la imagen más impresa en camisetas de la historia de la música. ¿Quién no conoce el logo de los Ramones? A día de hoy, incluso las grandes cadenas comerciales de venta textil lo han incorporado a algunas de sus prendas.

La lista de calificativos es tan larga como lo eran sus melenas: sucios, ruidosos, transgresores, nihilistas, destructivos

El punk nació de la frustración de una juventud que no era capaz de vislumbrar opción alguna de futuro. Su inconformismo ante los medios con los que el sistema les oprimía se reveló mediante la acción cultural; contaban con el firme e inusual propósito de derruir los muros de lo establecido para poder construir una nueva realidad. 

Los Ramones se convirtieron pronto en el paradigma de este nuevo movimiento que utilizaba la música como vehículo de expresión del descontento vital de una juventud frustrada. Ello a pesar de no dar explicaciones ni ofrecer respuestas, sino tan solo buscando la provocación y el ataque a lo establecido para que cada cual pudiese crear su propio camino. Todo lo que constituyese una norma del sistema debía ser destruido: el desprecio hacia las modas impuestas por la sociedad de masas, el rechazo de cualquier dogma y la máxima del «hazlo tú mismo» se convirtieron en los principales pilares de la filosofía punk.

La banda, con sus canciones ruidosas, breves y aceleradas, redujo a la mínima expresión toda la rica herencia del rock and roll, ayudando a forjar uno de los movimiento juveniles más revolucionarios hasta la fecha. Cierto que no tomó posicionamiento político alguno, pero no le hizo falta: su filosofía fue una inspiración para los movimientos de protesta.

No obstante, el punk fue víctima de una cruel paradoja: toda su filosofía terminaría siendo devorada por el mismo sistema al que atacaba, que la acabó convirtiendo en un nuevo producto de consumo, fagocitando los distintos símbolos del género. Hoy, quienes pertenecen a la denominada generación Z aún pueden terminar tomando el testigo a la hora de cuestionar la actual sociedad, pero para ello podría tener que darse, a su vez, otra nueva paradoja: puede que se vieran obligados a comenzar destruyendo ese punk mercantilizado, teniendo que dejar de vestir las famosas camisetas de los Ramones.

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