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El momento de la transformación es ahora

Los últimos avisos de la comunidad científica sobre el cambio climático y la recuperación de la crisis –que pasa por una transformación verde y tecnológica– dejan clara la necesidad de dar el paso definitivo hacia las energías renovables.

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Carla Lucena
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03
diciembre
2021

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Carla Lucena

«La recuperación económica después de la pandemia solo puede ser verde y tecnológica», sentenció Jeffrey Sachs, consejero en Naciones Unidas para la consecución de los ODS en una entrevista para Ethic. Y lo cierto es que esos dos conceptos describen también el cambio de paradigma que está viviendo el sector de la energía: inevitablemente, la transición del carbono a fuentes renovables requiere de una transformación tecnológica y una digitalización de las redes eléctricas, columna vertebral del sistema energético.

Así, es el momento de afrontar esta transformación con decisión y agilidad, como recuerdan los responsables de la COP26 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático), que se ha celebrado este año en Glasgow, Escocia. Un año más, representantes gubernamentales de todo el mundo se han reunido para tratar las medidas contra el calentamiento global, si bien esta edición tiene especial relevancia por los últimos avisos de la comunidad científica: debemos pisar el acelerador si queremos cumplir con el reto de que la temperatura media del planeta no aumente más de un grado y medio, como suscribieron la mayoría de países en el Acuerdo de París.

En este sentido, desde la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) advierten de la necesidad de «un camino hacia la transformación del sector energético urgente a escala global, porque las medidas dirigidas a energías renovables y eficiencia energética pueden alcanzar potencialmente el 90% de las reducciones de carbono requeridas antes de la mitad de este siglo».

Promover el cambio

Nuestro país tiene la oportunidad de liderar esta transformación dentro de la Unión Europea, donde ya existen compromisos comunitarios materializados en el Green Deal y la ley europea del clima. Además, contamos con herramientas nacionales, como el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Asimismo, tenemos unas condiciones climáticas y orográficas idóneas para el uso de las energías renovables y un tejido industrial de vanguardia que genera empleo de calidad y oportunidades exportadoras para muchas empresas.

La estrategia de inversión en energías verdes y redes inteligentes de Iberdrola le permitirá ser neutra en carbono en Europa en 2030

En este contexto, muchas empresas energéticas vienen realizando un esfuerzo clave para acelerar este proceso. Iberdrola, una de las pioneras, empezó a trazar este camino hace dos décadas: ha invertido 120.000 millones de euros en renovables y redes inteligentes e impulsado una cadena de valor, integrada por más de 22.000 proveedores, que sustenta el empleo de más de 400.000 personas en todo el mundo, con lo que consigue uno de los parques de generación más limpios del sector energético y unas emisiones tres veces inferiores a la media del sector. Su estrategia de inversión en energías verdes y redes inteligentes le permitirá, además, ser neutra en carbono en Europa en 2030. El camino emprendido hace 20 años ha tomado carrerilla con el plan de inversión de 75.000 millones de euros para 2025 y de 150.000 millones en la década para triplicar su capacidad renovable en el mundo, hasta casi los 100.000 MW de potencia instalada, y avanzar en el despliegue de sus redes digitales e innovar en tecnologías de futuro.

Los resultados de su estrategia demuestran que la transformación hacia las energías renovables no solo es realizable, sino imprescindible para la recuperación económica. De hecho, un informe de Analistas Financieros Internacionales (Afi) estima que por cada punto del PIB invertido en economía verde se generan tres impactos positivos en este indicador. Una transición que deberá tener en cuenta también a los países y sectores más desfavorecidos, para que nadie se quede atrás y la revolución energética sea global.

Con la configuración de marcos estratégicos que definen objetivos, herramientas y estímulos que crean oportunidades, tecnologías que hacen posibles realidades y compromisos público-privados que mueven inversiones y orientan esfuerzos y trabajo, solo se necesita ambición, audacia y la estabilidad normativa y jurídica para propiciar inversiones y aprovechar las oportunidades de la economía verde.

«Debemos actuar con mayor determinación y audacia, revirtiendo la situación y transformando nuestro modelo en uno más resiliente y sostenible», advierte el presidente de Iberdrola, Ignacio S. Galán. Y concluye: «En definitiva, un modelo más próspero para todos».

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