Opinión

Las grietas del bipartidismo

Pensadores, economistas y, sobre todo, los propios protagonistas de la escena política actual, nos dan sus puntos de vista sobre la posible transformación del paisaje político.

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19
mayo
2015

Pensadores, economistas y, sobre todo, los propios protagonistas de la escena política actual, nos dan sus puntos de vista sobre un cambio de tendencia que puede poner en jaque, por primera vez, la hegemonía alterna del PP y el PSOE.


JOSÉ ANTONIO MARINA
Filósofo, ensayista y pedagogo

«Vivimos una especie de fatiga del sistema»

En España ha habido un bipartidismo moderado, sobre todo por la fuerza que han tenido los partidos nacionalistas. No hemos vivido en un escenario estricto de bipartidismo puro, como en Estados Unidos. Es posible que ahora el descrédito de los grandes partidos nos lleve a una reconfiguración del panorama electoral. La pregunta es si ese poder se va a distribuir o si con el tiempo se producirá otra selección, como ocurrió en la Transición. Recordemos que al principio había una pluralidad de partidos que fue desapareciendo.En cualquier caso, las cosas han pasado demasiado deprisa y quizás con demasiado ruido por la falta de prestigio de los grandes partidos. Creo que la solución está en que el sistema electoral cambie porque, si no, quienes establecen la agenda del voto son las ejecutivas de los partidos. Y así tenemos lo peor: listas cerradas y por circunscripciones enormes, lo que significa que nadie conoce a sus representantes. Y eso siempre favorece la falta de responsabilidad de los políticos y el alejamiento de la política. Los nuevos partidos han crecido más en poder que en definición. Las elecciones de este año van a servir para ver lo que es fuerza real y lo que era espejismo del descontento. En el momento de la Transición, se pensaba que el Partido Comunista (PCE) iba a obtener una gran representación, ya que durante muchísimos años era el único partido organizado y había trabajado mucho desde la oposición, mientras que la presencia del PSOE era casi testimonial. Sin embargo, finalmente el PCE se desinfló y el PSOE irrumpió con mucha fuerza. Los movimientos políticos son muchas veces complejos. No sé qué fuerza real van a tener Podemos o Ciudadanos. Tampoco me explico el descenso espectacular de UPyD, que sin embargo ha hecho una tarea realmente meritoria y fueron los primeros que hablaron de «romper el bipartidismo».Vivimos una especie de fatiga del sistema. En España no hemos tenido verdaderamente un gran talento político, no tenemos inteligencia política. Pero sí tuvimos un momento de lucidez política anómala que fue en el momento de la Transición. Fue algo muy elemental: estos son los problemas y tenemos que resolverlos.


MONTSERRAT DOMÍNGUEZ
Directora de El Huffington Post en España

«El fin de las mayorías absolutas y de las alianzas tradicionales»

Apenas conocido el escrutinio final de las elecciones andaluzas, el pasado 22 de marzo, algún representante de los nuevos partidos que están sacudiendo nuestro paisaje electoral se apresuró a proclamar «el fin del bipartidismo». Pero la primera cita con las urnas de este extraordinario año electoral no nos dice exactamente eso. Pinta de nuevos colores el hemiciclo andaluz, reparte la tarta en más pedazos, y esa tendencia sí confirma lo que adelantan las encuestas: que los nuevos -Podemos- y los novísimos -Ciudadanos- asaltan el sistema, pero no tocan el cielo. Arrinconan y sustituyen en las urnas a otras marcas políticas con más trayectoria -IU o UPyD-, le dan un buen mordisco a los grandes, pero al final socialistas y populares resisten -suman un 62% de los votos en Andalucía- por lo que seguimos ante una partida de ajedrez. Eso sí, con nuevos árbitros.El cambio que ya estamos viviendo sí augura el fin de las mayorías absolutas y de las alianzas tradicionales. Los próximos ayuntamientos y parlamentos van a reflejar la efervescencia que se palpa en la ciudadanía: ese renovado impulso por participar en la vida política que lleva meses bullendo en las plazas, las universidades, las calles, las televisiones y las sobremesas familiares. La cristalización de este fenómeno nos conduce hacia una nueva cultura política de geometría variable, de alianzas, pactos y coaliciones hasta ahora inéditas. Nada a lo que no estén acostumbrados algunos de nuestros vecinos europeos como Alemania o Italia.


BEGOÑA VILLACÍS
Candidata de Ciudadanos a la Alcaldía de Madrid

«Los dos grandes partidos, hasta ahora, cambiaban los cromos»

Se dice de Ciudadanosque quiere ser un partido transversal, por el simple hecho de aspirar a ocupar el punto de equilibrio, por significar la convergencia entre el liberalismo y la protección social del ciudadano. Ni ciegamente liberales, ni populistas, ni ubicables bajo la manida y desnaturalizada etiqueta socialista, ni comunistas, ‘sentidocomunistas’ si acaso, con perdón de la RAE. Pero es que así somos los madrileños del 2015. Es un error arrastrarse por la inercia etiquetadora cuando hablamos de regeneración en estado puro, porque el primer reto de este partido, y de otros que vendrán, necesariamente pasará por redefinir la política tal y como la conocemos. Y la primera aspiración, que la sociedad civil restaure la confianza en sus representantes por el simple hecho de, por primera vez, en mucho tiempo, sentirse representados. Existen muchas formas de transversalidad. Hay una de la que sí pueden jactarse los dos grandes partidos que hasta ahora cambiaban cromos en España, la siempre sorprendente transversalidad del oficio de político, padres y madres del bipartidismo que van de cargo a cargo, de ministerio a delegación, hoy consejero mañana gobernador, proverbialmente inmunes al despido porque, hasta ahora, no teníamos alternativas para desalojarlos. Hoy se ahogan sucumbidos a la corrupción, al descrédito estos viejos vicios que provocan un proyecto desnutrido, inverosímil y, en definitiva, un proyecto final.


RAMÓN JÁUREGUI
Diputado del PSOE

«Aspiran a ocupar la plaza y protagonizar otro bipartidismo»

No hay bipartidismo en España. Ha habido dos partidos que se han alternado en el gobierno porque así lo han querido los españoles y han gobernado en múltiples alianzas con otros partidos que obtenían una representación menor.Prácticamente todos los países de democracias serias tienen sistemas electorales que distorsionan un poco la proporcionalidad para dar estabilidad a sus gobiernos. Los que proclaman el fin del bipartidismo en España no están denunciando el sistema electoral, porque, de hecho, aspiran a ocupar la plaza de uno de los dos partidos grandes y protagonizar otro bipartidismo. ¿O acaso no es esa la pretensión de Podemos?Otra cosa es que en el mapa electoral de 2016 en España haya más partidos y el voto esté más repartido ante diversas opciones de derecha e izquierda. Y yo me pregunto ¿por qué eso es mejor para España?Si no hay alianzas políticas entre afines, si no hay gobierno estable, si los consensos ante las grandes tareas de España (reforma constitucional, solución Cataluña, competitividad/ empleo y cohesión social, etc.) no resultan posibles en una sopa de letras,… ¿por qué eso es mejor que lo que hemos tenido?


CAROLINA BESCANSA
Cofundadora de Podemos

«Es evidente que el bipartidismo ya ha concluido»

Es evidente que en estos momentos el bipartidismo ya ha concluido, por tanto, lo que tenemos que pensar es cuál es el escenario que se abre después. Desde un análisis histórico, entre 1977 y 2008 la tasa de concentración del voto en los dos principales partidos creció 20 puntos: mientras en 1977 UCD y el PSOE consiguieron el 63% de los apoyos, en el año 2008 esta tasa llegó a su cota máxima con el 84 % de apoyo electoral.A partir de 2011 esa tendencia, por primera vez en la historia de la democracia contemporánea, se invierte. Avanzamos hacia un escenario en donde la fragmentación será mayor, porque en lo social ya se ha producido.Podríamos multiplicar el número de partidos sin que nada cambiase. Lo verdaderamente novedoso no es el número de partidos que compiten con capacidad para formar gobierno, sino que Podemos ha puesto sobre el tablero del sistema político español una alternativa real de cambio.


JUANTXO LÓPEZ DE URALDE
Portavoz de Equo

«Apostamos porque la ciudadanía recupere la política»

El fin de bipartidismo es crucial, especialmente para un país como el nuestro, ya que tenemos un régimen político del 78 en el que, desde aquel año, han gobernado el PSOE y el PP sucesivamente, sin que hubiera opciones para nada más, excepto el nacionalismo con un efecto -podríamos decir- de bisagra.Esa realidad debe cambiar radicalmente, y no sólo deben cambiar los partidos sino las dinámicas, para que los ciudadanos tengamos mucho más acceso a la política. Nuestra apuesta es por una mayor diversidad y por una recuperación política por parte de la ciudadanía. Equo apuesta por la confluencia de fuerzas de cambio para alcanzar los mejores resultados. Como sabemos, las leyes electorales son variables. En las municipales y autonómicas creemos en una apuesta por la confluencia.


EMILIO ONTIVEROS
Catedrático de Economía de la Empresa de la Universidad Autónoma de Madrid

«A los partidos tradicionales les obliga a mejorar»

Todas las prospecciones apuntan a quese va a debilitar el bipartidismo en España. Eso tiene un aspecto favorable y un aspecto generador de incertidumbre. El primero es la pluralidad; la diversidad de elección siempre es buena. También que haya emergencia de talento político fuera de los cauces tradicionales. Gente buena, joven, que decide incorporarse a su propia acción política. El aspecto generador de incertidumbrees la capacidad que tenemos para pactar; y eso sería otra virtud: si en determinados momentos, para garantizar la gobernación del país o de una comunidad autónoma se llegan a acuerdos de gobierno, coaliciones o no. Yo no soy pesimista, creo que de esto puede aflorar una capacidad española para convenir en aspectos básicos. Una cultura de la cooperación, del entendimiento puede ser objetivamente buena. Y eso se ha dado en las comunidades autónomas, en las que hay acuerdos entre el PP e IU o con partidos nacionalistas; o incluso acuerdos de gobierno entre el PP y el PSOE, como en el País Vasco. No me parece mal esta nueva experiencia; creo que a los partidos tradicionales les obliga a revisar de forma acelerada qué han hecho mal, a mejorar y a espabilar. A considerar que el mercado electoral no es algo que tiene que dar por descontado.


BORJA SÉMPER
Portavoz del Partido Popular en el Parlamento Vasco

«Las democracias de nuestro entorno se articulan alrededor de dos grandes partidos»

España no tiene un sistema bipartidista. Es un sistema de pluralidad de partidos en el que hay dos que se han alternado en el poder, que no es lo mismo. Porque si nos vamos a las comunidades autónomas, lejos del bipartidismo hay unipartidismo: en Andalucía ha gobernado siempre el PSOE, en el País Vasco el PNV… Creo que entramos en un mundo nuevo que también se refleja en la política. Más que una amenaza, la entrada de nuevos partidos emergentes me parece una oportunidad para los dos grandes partidos de modernizarse, un enriquecimiento que les obliga a salir de su espacio de confort, a espabilar yevolucionar. Si se hace, el resultado sólo puede ser bueno.Todo puede pasar (no veo nada inalcanzable) en las democracias modernas; lo que sí creo es que todos los países de nuestro entorno articulan sus mayorías en torno a dos grandes partidos: ha sido el caso de Francia hasta hace poco, ahora aparentemente roto por el Frente Nacional. Alemania también está articulada en torno a dos grandes partidos; Reino Unido, también; y Estados Unidos probablemente es el país en que esto se hace más evidente. El equilibrio y la estabilidad que aportan dos grandes partidos, que aglutinan dos grandes corrientes ideológicas muy transversales, también está provocado por la existencia de pequeños partidos que impulsan y que fuerzan a los grandes.

 

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