Siglo XXI

Co-crear es innovar para el futuro

Georgina Rosell, directora de RSC de Llorente & Cuenca, reflexiona sobre el devenir del valor compartido y la empresa ciudadana.

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02
febrero
2015

Cuando hablamos de los retos presentes y futuros de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) nos referimos a la idea definitoria de lo que defendemos: que el desarrollo de actividades profesionales dinamicen la economía, pero que a su vez redunde también en una mejora social y ambiental.

A lo largo de la historia ha quedado demostrado que, tanto en la construcción de estructuras de bienestar para la ciudadanía como en los grandes momentos de cambio social, las personas con sensibilidad colectiva desde sus distintas responsabilidades (públicas o privadas, con o sin ánimo de lucro) han resultado ser los verdaderos líderes en RSC. Para alcanzar un avance social y ambiental en todo proyecto empresarial es imprescindible que estos líderes aúnen fuerzas en un triunvirato empresarial-institucional-tercer sector que asiente las bases del éxito.

La integración transversal de la RSC dentro de las organizaciones, el fomento de la transparencia en la gestión, impulsar canales de diálogo con nuestros públicos de interés, y generar productos y servicios responsables que respondan a las expectativas de nuestros clientes en toda la cadena de valor son los retos empresariales que afronta la RSC en la actualidad, pero no debemos olvidar tampoco sus retos sociales. La generación de empleo para mayores de 45 años o la oferta de proyección de futuro para los jóvenes en Europa, la constitución de estructuras saneadas, proyectos de integración de la comunidad local en América Latina o la retención del talento y un trato igualitario en el comercio de materias primas en el continente africano también froman parte de los grandes retos de la RSC.

Ahora bien, si tuviésemos que elegir los principales desafíos a los que se enfrenta en la actualidad la figura del Director de Responsabilidad Empresarial (DIRSE) diríamos que se pueden definir en dos: Más y mayor co-creación, así como capacidad de medición para tangibilizar y trazabilizar la RSC.

Co-crear es distinto de generar valor compartido entre todos los miembros implicados: co-crear es innovar para el futuro contando con lo mejor de cada miembro para conseguir que todos los actores ganen. En una mesa de co-creación, la conversación es de tú a tú y desde el primer momento se establecen unos canales de diálogo que son la base del progreso.

Es cierto que existen distintos sistemas de medición del impacto social (LBG, SROI, IRIS, etc.) y sistemas de repporting en gestión empresarial, pero todavía no hemos sido capaces de consensuar un modelo de medición en RSC que nos permita poner en valor los avances que vamos consiguiendo, así como establecer sistemas de comparación y control a nivel mundial. Necesitamos contar con una metodología que aúne lo social con lo empresarial y sirva como estándar común en nuestras organizaciones. Así pues, apasionados de la RSC, sigamos adelante con lo que está por construir.

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