Economía

Ecosistemas de impacto: la palanca que puede cambiarlo todo

Impact Hub defiende que unos ecosistemas emprendedores potentes pueden impulsar un crecimiento sostenible, inclusivo y justo.

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04
enero
2021

«Pese a que los sapiens casi siempre suelen empeñarse en lo contrario, la respuesta se encuentra en la biología». Esta es la conclusión a la que llegamos en la red ibérica de Impact Hubs –la comunidad de emprendedores sociales más extendida del mundo– tras reflexionar sobre una importante cuestión que nos atañe a casi todos: ¿Cómo podemos impulsar un cambio sistémico y de base que nos permita transformar la economía con un crecimiento sostenible, inclusivo y justo? Además, si aspiramos a una transformación real, necesariamente tenemos que retrotraernos a las variables y reglas que nutren ese «caldo de cultivo» que la hacen posible. O, dicho con otras palabras, si los resultados del crecimiento que vemos actualmente son inadecuados –cambio climático, injusticia social, etc.–, el error es centrarse en diseñar un crecimiento diferente bajo las mismas condiciones. Por eso, debíamos pues estudiar, entender y ser capaces de explicar y modificar el propio contexto. Es entonces cuando regresamos a los libros de biología. Y la intuición fue acertada.

«Un ecosistema o hábitat es el conjunto formado por los seres vivos de una comunidad, el entorno físico que habitan –los elementos no vivos– más las relaciones que se establecen entre ellos». Los ecosistemas, su tipología y diferencias explican por qué la selva del Amazonas es la zona verde más densa del planeta o el salar de Atacama, la más desértica. En ambos se origina vida, pero esta presenta muchas diferencias entre sí. Los resultados son dispares. Y a eso vamos.

Pero, por otro lado, me gustaría reparar también en el concepto de emprendedor. En las sociedades occidentales actuales, se percibe como una figura meramente económica, pero en otras culturas, es aquel que «hace las cosas de manera diferente», el que no se integra en las estructuras asentadas y comienza un nuevo camino desde cero o emprende para construir desde otro lugar, con otros materiales u otros objetivos. Es, en resumen, un innovador que desafía las lógicas pactadas o asentadas buscando las brechas o espacios de oportunidad con el propósito de generar valor. El emprendedor es un agente de cambio esencial, de alternativa a lo normalizado, de transformación.

«El emprendedor es un agente de cambio esencial, de alternativa a lo normalizado»

El enfoque de Impact Hub une estos dos poderosos conceptos –ecosistema (biología) y emprendedor (social)– para responder a la pregunta que nos hicimos en un principio: si los entendemos, estudiamos y redirigimos, unos ecosistemas emprendedores potentes pueden impulsar un cambio sistémico y de base que nos permita transformar la economía hacia un crecimiento sostenible, inclusivo y justo. A esto le llamamos ecosistemas de impacto. Y desde Impact Hub los hemos definido, medido y comparado en el Índice de Ecosistemas de Impacto 2020, el primer informe de este tipo en nuestro país y que esperamos sea una herramienta de referencia para aquellos agentes que impulsan los ecosistemas de emprendimiento en España.

Para entender la situación y el comportamiento de los ecosistemas de impacto en las 50 provincias de nuestra geografía, se ha conformado un modelo propio para evaluarlos. Además, se han realizado dos tipos de análisis en relación a 133 indicadores o variables. Por un lado, se ha elaborado un patrón de conglomerados que estructura los datos en 5 grupos tipo de ecosistemas y, por otro, un análisis factorial de correspondencias.

Los grupos quedarían así conformados, siendo el 1 y 2 los mejor situados y el 4 y 5 los peores:

  • Grupo 1: zona noreste (País Vasco, Navarra, Lleida y Tarragona).
  • Grupo 2: las dos grandes ciudades, Madrid y Barcelona, junto con Girona.
  • Grupo 3: resto de la zona norte (Galicia, Cantabria, Asturias) y Aragón.
  • Grupo 4: sur (Andalucía, Canarias, Baleares, Levante, Murcia).
  • Grupo 5: centro (Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura).

Este análisis desarrollado por el Índice de Ecosistemas de Impacto permite bucear a fondo por los ecosistemas de emprendimiento del país, así como hacer varias reflexiones que creemos fundamental tratar aquí. La primera es que si abordamos los ecosistemas de emprendimiento desde una mera dimensión económica, las conclusiones que obtengamos serán erróneas. El estudio demuestra que los ecosistemas son complejos, holísticos y sus premisas están profundamente interrelacionadas: incorporar las dimensiones social y medioambiental será fundamental para hacer un correcto diagnóstico, y estas deben situarse al mismo nivel que la económica.

La segunda reflexión se deriva precisamente de esta aproximación. El estudio prueba que el crecimiento bajo el modelo económico y social actual es directamente proporcional al deterioro del medio ambiente en el que se da. A mayor desarrollo económico y social, mayor presión hacia el medio ambiente. Sin embargo, el emprendimiento de impacto rompe esta relación tóxica mediante una perspectiva que integra el crecimiento a través de la sostenibilidad como piedra angular.

«El emprendimiento de impacto rompe la relación tóxica entre desarrollo económico y medio ambiente»

La tercera es que los ecosistemas mejor valorados no son necesariamente los territorios más grandes o poblados. Territorios más rurales o sin grandes urbes puntúan de manera muy alta y distribuida, y favorecen así el emprendimiento de impacto. La prueba de ello es que el ranking es liderado por el ecosistema de Araba, por delante de Madrid y Barcelona, en segunda y quinta posición, respectivamente.

La cuarta conclusión pone el acento en la conectividad. Los ecosistemas mejor conectados con el exterior son los más ricos e innovadores. A su vez, los más interrelacionados y con lazos internos estables son los que colaboran y cooperan más y generan mayor resiliencia. Así, es necesario fomentar redes, programas y proyectos que permitan conectar más y mejor al ecosistema. Todos puntúan peculiarmente bajo respecto a esta característica, fundamental para el desarrollo y la amplificación de los ecosistemas de emprendimiento.

Por último, reivindicar los cambios sistémicos; aquellos que se hacen de manera orgánica, lenta pero inexorable, como rizomas que bajo tierra se conectan y expanden para transformar sin ser siquiera vistos. La respuesta, como casi siempre, está en la biología.


Alberto Alonso de la Fuente es coordinador de la red ibérica de Impact Hub y responsable del Índice de Ecosistemas de Impacto 2020

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