Desigualdad

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La brecha de género aumenta con el paso de la pandemia

Un estudio de BBVA Research concluye que una mayor presencia de las mujeres en los sectores más afectados por la pandemia ha sido clave en el aumento de las desigualdades en el mercado laboral.

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En las calles, en los medios, en las conversaciones entre amigos y familiares… en los últimos años el  feminismo parece haberse hecho un hueco importante en el debate social y político avanzando con ímpetu en el camino de la igualdad. Sin embargo, los datos del estudio Diversidad de género y formación reflejan que, pese a los esfuerzos, todavía queda mucho por recorrer para alcanzar el final del camino. De hecho, las conclusiones del informe elaborado por BBVA Research reflejan que la pandemia podría haber forzado un paso atrás en el arduo camino de la lucha feminista.

El estudio presentado en el marco de unas jornadas sobre diversidad de BBVA, los Diversity Days, concluye que el número de mujeres ocupadas en España ha retrocedido algo más que el de hombres entre octubre de 2019 y junio de 2020, y la recuperación del empleo en el tercer trimestre de 2020 ha sido ligeramente mayor entre los varones, ampliando la brecha de género.

La COVID-19 está teniendo graves consecuencias en la economía en España, especialmente en términos de producción y empleo. Según datos del INE, la difícil situación económica ha supuesto una pérdida de empleo del 18,5% en el segundo trimestre de 2020 y del 5,7% en el tercer trimestre de 2020 en comparación con los datos de 2019. Sin embargo, el golpe a la economía no siempre implica un aumento de la brecha de género.

La anterior crisis económica redujo las diferencias de género en la tasa de paro. Sin embargo, la recuperación que siguió a esa crisis disminuyó el paro, pero no de igual forma entre sexos, quedando la tasa de las mujeres por encima de la de los hombres. Tras el primer impacto de la COVID-19, los datos muestran una ligera tendencia creciente en la diferencia de género de la tasa de paro. «La COVID-19 ha generado un descenso muy brusco del número de ocupados durante el primer semestre de 2020, más fuerte en las mujeres que en los hombres», ha explicado Alfonso Arellano, autor del estudio, pero ¿por qué?

Sectores económicos y empleo femenino

El autor del estudio explica que «las diferencias de hombres y mujeres derivan de la crisis asimétrica en los sectores», ya que la pandemia no ha golpeado a todos por igual. La anterior crisis económica (centrada en sectores como la construcción) redujo las diferencias en la tasa de paro por género. Sectores como las actividades financieras y seguros o las Administraciones Públicas aguantan mejor el impacto en el empleo frente a actividades artísticas y otros servicios, el comercio, el transporte y la hostelería.

La recuperación del empleo en el tercer trimestre de 2020 ha sido ligeramente mayor entre los varones

«Más del 50% del empleo de las mujeres se concentra en cuatro sectores: comercio, hostelería, educación y servicios sanitarios y sociales, sectores directamente implicados en el impacto de la pandemia», afirma Arellano. Y aunque por el momento la COVID-19 mantiene la representatividad de hombres y mujeres en los sectores en su conjunto, sí se observa un efecto composición en las mujeres ocupadas, que reducen su peso en la hostelería frente a una subida en las actividades sanitarias y de servicios sociales. Son precisamente los sectores con peor comportamiento en términos de empleo los que más han aumentado la representatividad de las mujeres (salvo en el caso de la hostelería).

En este sentido, la educación tiene un gran impacto sobre las oportunidades de encontrar y mantener el empleo, y las diferencias de representatividad entre población y ocupación se reducen con la educación. La educación tiene mayor importancia en las mujeres, pues comparando las diferencias de género en la tasa de paro, estas se reducen con el aumento del nivel de formación. «Esto nos indica que la educación se convierte en un elemento diferenciador para los trabajadores, muy especialmente para las mujeres», asegura el economista. Mientras que la brecha de género en el grupo de analfabetos es de 19,55 puntos porcentuales, esta se reduce hasta 1,2 puntos porcentuales para la educación superior.

Economía digital y diversidad de género

Poniendo el foco en el conjunto de sectores intensivamente digitales, la mujer se encuentra menos representada en media en la economía digital que en el total de España (42,7% frente a 46,3%), con un elevado nivel de heterogeneidad entre actividades. El comportamiento de la economía digital durante la COVID-19 es ligeramente mejor que la media de España, sobre todo en las actividades vinculadas a los servicios y con datos previos a la pandemia, estos sectores representaban más de un 17% del valor añadido bruto de España, y cerca del 17% del empleo total.

Las mujeres con formación tienen mayor probabilidad de tener un contrato indefinido en sectores digitales

Por lo general, este tipo de sectores tiene además mayor peso de contratos indefinidos y las trabajadoras asalariadas con educación superior también tienen mayor probabilidad de tener un contrato indefinido en estos sectores. El interés por aumentar la presencia de la mujer en áreas de conocimiento donde tradicionalmente el hombre predomina (como las denominadas STEM) resultará más sostenible en la medida en que dicho interés encaje con las necesidades que las empresas manifiestan.

Además de la formación, el estudio destaca la posibilidad de mejorar la diversidad de género en el mercado laboral más allá del conocimiento. Estas necesidades formativas constituyen un elemento más dentro de los requerimientos de las empresas en la oferta de trabajo, pero no las únicas. Como explica Arellano: «Las habilidades, capacidades, formas de trabajar y conocimientos construyen el armazón que puede mejorar nuestras condiciones laborales».

Según los datos de la OCDE, mientras en el conjunto de España las empresas demandan por intensidad una gama mixta de factores entre estas cuatro áreas (formación, habilidades, capacidades y formas de trabajar), en el caso de las empresas de la economía digital, se produce un claro predominio de las formas de trabajar, a excepción de las actividades administrativas y de servicios de apoyo, donde predomina más la necesidad de factores relacionados con el conocimiento. Dentro de las características más demandadas dentro de las formas de trabajar aparecen la concienciación, la orientación al logro, la adaptabilidad y la independencia.

Por todo ello, el informe concluye que un mayor nivel de formación permite generar resiliencia y mejorar la situación laboral de la persona, incluso durante la pandemia. Una conclusión más relevante en el caso de las mujeres a la hora de reducir las diferencias de género en el empleo. La mejora de otros factores relacionados con la educación, como las habilidades, capacidades y formas de trabajar puede constituir una herramienta potente ante el impacto laboral de la COVID-19.

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