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Cómo el big data puede ayudarnos a reducir la huella de carbono

En la lucha contra el cambio climático no hay empresas grandes y pequeñas: todos los esfuerzos suman y son necesarios para conseguir el objetivo común. Gracias a la digitalización, hoy es más fácil conocer la cantidad de gases de efecto invernadero que cada una de ellas lanza a la atmósfera. Con la herramienta One View, BBVA se ha convertido en el primer banco del mundo en usar analítica de datos para calcularlo.

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Valeria Cafagna
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Desde que enciendes la lámpara de la mesilla al despertarte hasta que la apagas al irte a dormir, cada uno de nuestros gestos a diario tiene un coste medioambiental. Y eso no cambia cuando es hora de trabajar: nuestro consumo energético, particularmente aquel relacionado con finalidades como la electricidad o el transporte, supone en muchos casos que empleemos combustibles fósiles que emiten gases a la atmósfera que contribuyen a acelerar el calentamiento global. Según cálculos de Naciones Unidas, desde 1990 las emisiones mundiales de CO₂ han aumentado casi un 50% y, de hecho, entre 2000 y 2010 su incremento fue mayor que en las tres décadas anteriores. ¿Cómo pueden las empresas conocer el tamaño de su huella de carbono, el primer paso para poder reducirla y contribuir en la lucha contra el cambio climático?

One View convierte los gastos en energía en toneladas de CO2 emitidas a la atmósfera

La digitalización, acelerada vertiginosamente en los últimos años –y aún más en los últimos meses– es una aliada para obtener y analizar datos que permitan medir el impacto medioambiental de las empresas gracias a la trazabilidad de sus costes energéticos. Eso es lo que hace One View, un agregador inteligente puesto en marcha por BBVA que calcula el tamaño de su huella de carbono a partir de los movimientos que se producen en sus cuentas relacionados con los gastos de electricidad, gas o combustible. «Con estos datos, la nueva funcionalidad convierte los gastos en energía en toneladas dióxido de carbono emitidas a la atmósfera por la actividad empresarial. Para ello –y sin que el cliente tenga que introducir ningún dato adicional–, se aplica el correspondiente factor de emisión de CO₂ a la estimación de la cantidad de energía consumida en cada uno de esos gastos», explica Daniel Navia, responsable global de Soluciones Sostenibles de BBVA. Una vez calculada su huella de carbono, la herramienta muestra su evolución mensual junto con la de gastos energéticos asociados, con lo que las empresas pueden hacer fácilmente un seguimiento de ambos. «Nos preocupamos por ofrecer recomendaciones prácticas sobre qué medidas pueden adoptar para ser más eficientes energéticamente y de esta forma ahorrar y mejorar su cuenta de resultados», prosigue.

Inmersos en la carrera para cumplir con las metas climáticas presentes en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, además de reducir costes y ampliar la capacidad de decisión para frenar el calentamiento global, conocer la huella de carbono también puede ampliar las capacidades de negocio de las entidades «al obtener, bajo ciertas condiciones, una mayor puntuación a la hora de optar a concursos abiertos por la Administración pública, o estar preparados ante posibles normativas o impuestos relacionados con la sostenibilidad que surjan en los próximos años», remarca Navia.

Con la llegada de la pandemia, el uso del big data ha permitido predecir las curvas epidémicas y salvar vidas, pero también ha evidenciado su potencial para tomar decisiones en ámbitos más allá del sanitario, incluido el medioambiental. Y el poder del análisis de datos no se queda simplemente en saber cuántas emisiones por movilidad ahorra el teletrabajo, sino que ya está influyendo en los modelos de negocios en las empresas. «Es verdad que esta transformación tiene implicaciones en el uso adicional de medios digitales que, a su vez, genera su propia huella medioambiental, principalmente por el aumento del consumo energético en nuestros hogares por un lado y en las empresas para la gestión de grandes datos. Pero la eficiencia energética se está convirtiendo en el principal instrumento que están utilizando las grandes empresas para mitigar este impacto: el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero pueden reducirse con medidas de eficiencia energética», apunta el experto. Y concluye: «Empresas punteras como Google utilizan ya el 100% energías renovables en sus centros de datos, y en BBVA también lo hacemos. Hemos construido un parque eólico para el suministro de energía para edificios y oficinas».

 

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