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La sostenibilidad, una brújula para tiempos difíciles

Vivimos momentos de incertidumbre, pero también disponemos de enormes recursos y capacidades para enfrentar los grandes retos globales. Y, sobre todo, contamos con una poderosa palanca de transformación integral: la sostenibilidad.

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06
mayo
2020

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Si algo define los tiempos corren es la intersección de los mayores retos a los que ha hecho frente la humanidad con las mayores capacidades para generar y ofrecer soluciones que permiten responder a estos retos con fórmulas que creen valor social y económico.

Vivimos en un mundo con una población creciente que está empujando la capacidad de los recursos del planeta al límite, con las implicaciones geopolíticas que ello conlleva. Somos también una población con enormes desigualdades en el acceso a servicios esenciales –como la alimentación, la sanidad, la educación, la energía o la comunicación–, con las tensiones sociopolíticas que esto supone. Todo ello en un planeta amenazado por el cambio climático que exige de gobiernos y sociedades un compromiso radical para evitar llegar a ese punto de no retorno que comprometería seriamente a las futuras generaciones.

Sin embargo, nunca antes nuestra sociedad tuvo una capacidad semejante de innovación, desarrollo tecnológico y de generación de valor –económico, social y medioambiental–. Tampoco tuvo un bagaje igual de información y conocimiento, ni las capacidades de tratamiento y explotación de estos para la búsqueda de soluciones a los retos y demandas de nuestro tiempo. Vivimos en un mundo global y globalizado donde la innovación es la norma; donde internet, lo digital y las redes sociales aproximan –y enfrentan– a las personas como nunca antes en la historia, permitiendo compartir sueños y aspiraciones –a la vez que temores y frustraciones–, y que facilitan, cada vez más, el despliegue de un espíritu de emprendimiento que muestra la confianza radical de las personas en su capacidad para superar cualquier barrera a la hora de aportar la solución a un reto social o económico.

«Las empresas deben incluir el impacto medioambiental como una variable en los análisis estratégicos»

La cuestión es sencilla, pero de enormes consecuencias: ¿Qué podemos hacer como sociedades y empresas? No podemos dejar de tener presente que  cómo gestionemos esta intersección determinará, de modo definitivo, nuestra capacidad para construir un futuro viable y sostenible para nuestras sociedades. Y esta responsabilidad no es exclusiva de gobiernos y organismos supranacionales, cuyo papel principal es regular y generar las condiciones para el adecuado funcionamiento de las sociedades y países.

Esta responsabilidad es también de las grandes empresas y oenegés en la medida que su papel es esencial en cualquier debate social y económico, y su iniciativa a la hora de impulsar un diálogo entre los distintos actores públicos y privados con capacidad de crear las soluciones es imprescindible. Para lo bueno y lo malo, el futuro es de todos.

Este es el momento de la sostenibilidad

Para gestionar y hacer frente a estos retos disponemos de una herramienta clave: la sostenibilidad. Pero la sostenibilidad entendida desde su versión más integral, que reconoce que se trata un concepto mucho más complejo, relevante y de mayor impacto e influencia de lo que ciertos discursos parciales pueden hacer suponer. Podemos contemplar la sostenibilidad desde una triple perspectiva:

Ante todo, es un modo de entender la gestión del sistema global que busca reducir los desequilibrios en diferentes niveles: el económico, el social y el medioambiental. Pero también es una estrategia corporativa que persigue garantizar la consecución de los objetivos empresariales y la generación de valor económico, integrando, a la vez, la protección y sostenibilidad de los entornos sociales y medioambientales esenciales para su futuro, el de sus operaciones y el de sus stakeholders. En definitiva, es un modelo de creación de valor más complejo, equilibrado e integral –económico, social y medioambiental- que busca crear valor para todos los grupos de interés y la sociedad en general.

Partiendo de esta visión, ¿cuáles son los grandes retos que debemos afrontar desde una visión basada en la sostenibilidad?
En lo referente al ámbito económico, el gran reto es rediseñar y restaurar la confianza en un modelo económico –el capitalismo– que, si bien han mostrado debilidades y desequilibrios con evidentes implicaciones sociales, también ha sido y es motor del desarrollo humano y social. Y, a nivel empresarial, esto significa profundizar en los conceptos del «propósito» y del «stakeholders capitalism», y en cómo integrarlos en modelos de gobernanza robustos que garanticen los intereses tanto de accionistas e inversores, como de todos los grupos de interés de la empresa. En el ámbito social, el reto urgente e ineludible es reducir los desequilibrios sociales que amenazan con dejar a un número inaceptable de personas fuera de lo que entendemos como una vida digna, con el potencial de desequilibrio político y sistémico que esto supone. A nivel empresarial, implica asumir por parte de las empresas su rol como actores sociales clave por su capacidad de impactar en la sociedad y de desarrollar modelos de negocio que consideren e integren las preocupaciones y necesidades de esta en la estrategia y las operaciones de negocio, buscando fórmulas que generen valor compartido para todos.

Por último, en el ámbito medioambiental, el reto es asumir definitivamente las implicaciones de reconocer que vivimos en un planeta de recursos limitados, al que estamos sometiendo a un desequilibrio brutal y cuya corrección exige compromisos globales, empresariales y personales. El cambio climático es solo uno de los retos, junto al que tenemos que considerar los relativos al agua, la biodiversidad, la escasez de alimentos. Se trata de pasar de los titulares a los hechos. A nivel empresarial, esta exigencia implica introducir el impacto medioambiental como una variable clave en los análisis estratégicos por su relevancia en términos de riesgos –ambientales, económicos, sociales y geopolíticos– y asumir un papel protagonista en la solución de un reto que amenaza nuestra viabilidad como sociedad y como especie.

En definitiva, estamos enfrentados a una tormenta perfecta como sociedad y como ciudadanos, pero tenemos las capacidades y la fórmula… Ahora es cuestión de decisión y colaboración.


(*) Javier Garilleti es Senior Advisor en Estrategia y Sostenibilidad.

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