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Educación ambiental: una mirada hacia el futuro

Definir una educación ambiental activa, fomentar la presencia transversal del medio ambiente de forma curricular y comprometernos con el futuro. Es hora de actuar.

Ilustración

Carla Lucena
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24
enero
2020

Ilustración

Carla Lucena

Cuando aún nos encontramos en plena resaca pos-COP25, haciendo análisis de todo lo conseguido –y, también, de lo no– durante esas dos intensas semanas en las que Madrid se convertía en capital mundial del medio ambiente, no podemos obviar cuál ha sido la gran conclusión alcanzada: sin educación, compromiso y colaboración, no hay futuro posible.

Y esa conclusión se ha convertido, a su vez, en una exigencia por parte de los más jóvenes, que durante este año han unido sus voces pidiendo, precisamente, un consenso de todas las partes implicadas para hacer posible ese futuro, el único posible. Durante la Cumbre del Clima vimos a más de 500.000 personas –muchas de ellas, jóvenes– movilizándose en la Marcha por el Clima de Madrid con carteles en los que ponían «que cambie el sistema, no el clima» o «porque no hay planeta B». El mensaje estaba claro: ya no basta con pensar en el futuro, hay que actuar para cambiarlo.

«Sin educación, compromiso y colaboración, no hay futuro posible»

Estos jóvenes, que pertenecen a una generación en la que el respeto al medio ambiente cobra –por primera vez– protagonismo, son el mejor ejemplo de que el futuro del planeta pasa, necesariamente, por integrar el medio ambiente en la educación de una manera efectiva y real. Si queremos prevenir el cambio climático, concienciar a la población sobre consumo responsable y reciclaje, generar hábitos sostenibles y luchar contra la basuraleza, es necesario definir cuanto antes una educación ambiental activa, esforzarnos por explicar a los niños que ha llegado el momento de cambiar nuestra manera de vivir. Un reto que pasa, sí o sí, por implantar políticas que doten de las herramientas necesarias para construir ese compromiso desde las aulas. En la COP25 ya se dio un pequeño paso con la presentación del informe sobre educación ambiental en España realizado por la Red Española de Desarrollo Sostenible (REDS) en el que Ecoembes ha colaborado.

Esto demuestra que somos muchas las organizaciones que llevamos años apostando porque la educación ambiental tenga el papel que se merece, pero aún necesitamos que entidades como el Ministerio de Educación se sumen a esos esfuerzos para que esa voluntad se convierta en una realidad. Desde Ecoembes, y en la medida de nuestras posibilidades, perseguimos este objetivo con Naturaliza, un proyecto que pretende fomentar la presencia trasversal del medio ambiente de forma curricular, además de propiciar un mayor contacto de los alumnos con la naturaleza. Naturaliza ya está dando una «mirada» ambiental a los niños y niñas de más de 450 colegios de toda España, un primer paso que nos da esperanza y, a la vez, nos impulsa a seguir trabajando en ello. Porque los jóvenes que hoy se movilizan por el planeta también fueron niños.

La generación actual está dando los primeros pasos, alzando la voz y reclamando soluciones. Su compromiso nos da esperanza y, a la vez, nos obliga –y sí, digo obliga, porque no podemos mirar para otro lado– a hacernos partícipes de su lucha. No podemos dejarles solos. Tenemos más motivos que nunca: miremos hacia el futuro y actuemos pensando en las generaciones que estarán en él.


(*) Óscar Martín, consejero delegado de Ecoembes.

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