Derechos Humanos

8 años de conflicto en Siria: los sueños de la generación perdida

Más de 24 millones de niños se han visto afectados por el conflicto sirio. Pese a haber crecido entre el miedo y las bombas, la mayor parte de ellos quiere volver a casa para ayudar en la reconstrucción de su país.

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21
marzo
2019

No hace tanto tiempo, Siria era uno de los países más prósperos de Oriente Medio. Allí, si soñabas con convertirte en médico, profesor o arquitecto, podías serlo. Sin embargo, en 2011, la realidad cambió de forma abrupta con el estallido de un conflicto que, ocho años después, continúa dejando tras de sí una estela de incuantificables pérdidas materiales y humanas: una generación entera de niños y niñas sirios no sabe lo que es vivir en paz.

Unicef asegura que la crisis humanitaria que sufre el país ha hecho mella en las vidas de alrededor de 24 millones de niños en la zona: 9,4 millones intentan sobrevivir en sus pueblos y ciudades; 4 se han visto obligados a desplazarse internamente y 2,6 se encuentran como refugiados en los países fronterizos, mientras que los 8 millones restantes han sido «absorbidos» por países de acogida repartidos por todo el mundo. Muchos de estos pequeños incluso han nacido en medio de la destrucción de sus ciudades o en el hacinamiento de los campos de refugiados. Algunos abandonaron Siria a una edad tan temprana que ni siquiera recuerdan su país de origen, mientras que otros son lo suficientemente mayores como para, pese al miedo, tener nostalgia de lo que dejaron atrás cuando huían del ruido de las bombas al caer. Pero, a pesar de todo, los niños siguen siendo niños y, aunque hayan sufrido un daño irreparable, sus esperanzas permanecen (casi) intactas.

«Mi sueño para Siria es que mi país sea como era antes», explica Yaza, de once años

Miedos y sueños: convirtiendo los sueños en realidad para los niños de Siria, el nuevo informe de la ONG británica World Vision, intenta reflejar precisamente sus ilusiones, pero también sus mayores temores, poniéndolos en perspectiva y comparándolos con los de otros pequeños nacidos en lugares considerados seguros. La entidad se reunió a principios de este año con menores refugiados en países como Líbano y Jordania para conocer cómo y dónde se sienten seguros y cómo creen que la comunidad internacional puede ayudar a Siria. El posible futuro del país árabe está en las manos de esos menores que sueñan con un mundo pacífico y libre de violencia. «Mi sueño para Siria es que mi país sea como era antes», explica Yaza que, a sus once años, solo conoce cómo era esa otra Siria de antes de la guerra por lo que le han contado los adultos. Como ella, son muchos los jóvenes que expresan su deseo de trabajar en la reconstrucción de su país: quieren estudiar para ser médicos, cirujanas, profesores, arquitectos o ingenieras y volver a Siria para desarrollar su potencial y el de su nación.

Sin el poder de los buenos recuerdos que sí tienen sus mayores, esta generación de jóvenes también teme enfrentarse a la decisión de volver a casa. «Tengo miedo y no quiero volver a Siria. Viví allí durante el bombardeo y era lo suficientemente mayor para entender lo que pasaba», explica Shadia, de 13 años. «Las personas mayores dicen cosas muy buenas sobre Siria y yo les pregunto, ¿qué tiene de bueno, si allí todo es guerra?», añade. Con tan solo 10 años, Habiba imagina con ansiedad un posible futuro en un país en el que sus hermanos pequeños no estén seguros y un ataque se los arrebate mientras juegan. La pérdida de un ser querido —después de haber perdido ya a tantos— quita el sueño al 19% de los niños sirios consultados por la ONG británica, un terror que sigue de cerca a la guerra, su mayor miedo.

La mayoría de los menores quiere volver a Siria para desarrollar su potencial y el de su país

Los temores que manifiestan los jóvenes sirios están relacionados, de una manera u otra, con el conflicto en sí. Tras huir de la violencia en Siria, la situación no mejora: niños y niñas se ven obligados a abandonar sus estudios y trabajar a edades muy tempranas para ayudar a su manutención y a la de su familia. Allí, el 70% de las familias refugiadas vive por debajo del umbral de la pobreza y muchas de las niñas se ven obligadas a casarse muy pronto para poder «asegurarse» un mínimo futuro y seguridad.

Mientras que los menores sirios temen a la guerra y al conflicto, en otros países se ha producido un distanciamiento de lo que la mayoría calificaría como los temores más típicos de la infancia. «A nivel mundial, el 30% de los niños nos dijeron que estaban preocupados por la guerra y la seguridad personal y el 4% por el cambio climático», explica Eloísa Molina, coordinadora de comunicación de World Vision. En España, la guerra solo preocupa al 9% de los menores.

El 70% de las familias sirias que viven como refugiados se encuentran por debajo del umbral de la pobreza

En países como España, los más pequeños sueñan qué serán de mayores, sin plantearse que la oportunidad de alcanzar sus sueños tal vez se esfume. Sin embargo, los deseos de los niños y niñas sirios pasan por algo tan básico como el acceso a una educación que les ayudará a reconstruir su país. A sus 16 años, Abla, una adolescente refugiada en Jordania, agradece a su familia que no le hayan obligado a casarse y asegura que se convertirá en abogada para luchar por los derechos de las mujeres y las niñas. Además, le gustaría convertirse en voluntaria para cuidar de huérfanos, ancianos y personas con necesidades especiales. A su lado, Yara, con 13 años, tiene muy claro que quiere ser médico y sueña con una Siria con «un presidente justo, centros de salud, viviendas seguras, centros educativos y todo lo que necesitamos».

«He visto demasiado sufrimiento que nunca va a desaparecer», sentencia Justin Byworth, director humanitario de World Vision al hablar de los casi 12 millones de personas que necesitan ayuda humanitaria en Siria, a quienes no sería posible asistir sin la cooperación internacional. Con su informe, la entidad intenta que el resto del mundo abra los ojos a la realidad de Siria y pide a los Gobiernos que protejan a los más pequeños de las violaciones graves de los derechos humanos que sufren a diario. Además, exige que se impidan las devoluciones forzosas y que se satisfagan las necesidades básicas de los menores, en especial las educativas y psicológicas. Por último, desde la ONG británica instan a los Gobiernos del mundo a apoyar y financiar la ayuda humanitaria en Siria y en los países de acogida de refugiados para conseguir que una generación deje de considerarse perdida y pueda convertirse en los cimientos sobre los que reconstruir su país.

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