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Empresa y responsabilidad: un matrimonio posible y urgente

La reducción de la huella ambiental es una tarea pendiente en muchas corporaciones, pero cada vez más apuestan por nuevas medidas para mejorar su sostenibilidad

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01
marzo
2018

Al pensar en industria y actividad empresarial, es habitual formarse una imagen mental con grandes chimeneas humeantes, infinitas y ruidosas cadenas de montaje, contenedores de residuos o tuberías enormes arrojando sus vertidos a las aguas. Sin embargo, en los últimos años, muchas corporaciones han apostado por nuevas formas de conciliar su labor económica con la protección del planeta, la responsabilidad con la sostenibilidad y el respeto por el medio ambiente.

Optimizar el reciclaje y la gestión de residuos o reducir el consumo de agua son medidas clave para ser más verdes

Aunque durante décadas se haya intentado vender eso como un lastre para el crecimiento empresarial o como algo demasiado caro para los negocios, gracias al desarrollo tecnológico y a la innovación en técnicas y marketing se ha logrado demostrar que no lo es. Es más, algunas empresas han logrado reducir costes y aumentar sus beneficios a través de la implantación de mejoras en su política medioambiental.

Por ejemplo, en el caso de la industria agraria, la compra de materias primas a productores cercanos no solamente supone un importante ahorro energético –se necesita menos transporte, lo que también hace que sea menor el número de emisiones– sino que también genera un impacto beneficioso para la economía de la zona, donde no solo se genera empleo en puestos relacionados con el sector secundario, sino que se activa el tejido económico local con la creación de nuevas labores no directamente relacionadas con el campo de la empresa en sí, pero necesarias para la vida cotidiana de los trabajadores.

Unilever, ganadora del galardón Mi empresa es saludable en la categoría «Buenas prácticas en responsabilidad social»

Cada vez más firmas se apuntan a este nuevo modelo sostenible con estrategias en todos los aspectos de su actividad económica. Es el caso de Unilever, marca ganadora este año del premio Mi empresa es saludable – concedido por Más Cuota y Motorpress Ibérica– en la categoría de «Buenas prácticas en responsabilidad social» por su proyecto de salud dentro de la compañía y por la integración del bienestar en un modelo de negocio que busca generar un «impacto social positivo» integrado en el Plan Unilever para una Vida Sostenible, que tiene el objetivo de mejorar la vida, la salud y el bienestar de 1.000 millones de personas antes de 2020. En concreto, se trata de distintos proyectos como Soy Frigo –centrado en la empleabilidad de los jóvenes y que ha logrado la inserción laboral de 1.300 personas menores de treinta años desde 2015–, o Comparte –iniciativa para la integración de colectivos en riesgo de exclusión social–. También se ha valorado la existencia dentro de la corporación de un Comité de Sostenibilidad que organiza proyectos como el Día Nacional de la Agricultura Sostenible para fomentar las buenas prácticas entre los agricultores, gracias a las que se ha logrado reducir hasta un 30% el consumo de agua en los campos de cultivo de tomates.

Optimizar el uso de envases, sensibilizar a los empleados para que lleven a cabo buenas prácticas en sus puestos de trabajo, mejorar el diseño, mejorar la gestión de residuos o utilizar la energía de forma más eficiente son los primeros pasos para reducir la huella ecológica en la vida cotidiana y empresarial, y un objetivo a cumplir en beneficio de todos.

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