Cambio Climático

Ahora, los residuos orgánicos también se reciclan

Madrid implanta cubos marrones en sus distritos para que los ciudadanos puedan verter allí los restos orgánicos para su posterior reciclaje.

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17
enero
2018

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Los restos de fruta, verdura, carne, pescado, las cáscaras de huevo, el marisco, los frutos secos, los posos de café e infusiones, el papel de cocina sucio, las servilletas usadas, los tapones de corcho, el serrín, los restos de jardinería, ramos de flores secos, plantas, hojarasca…. Son restos orgánicos que ya no terminarán en esa especie de agujero negro con tapa naranja, donde hasta ahora conviven con objetos dispares e inesperados, incluso electrodomésticos.

Los cubos marrones permiten el reciclaje para la obtención de biogás

Desde el pasado octubre, Madrid ha iniciado la implantación progresiva del cubo marrón, y el Ayuntamiento pretenden que la ciudadanía se habitúe a su uso para el reciclaje de residuos orgánicos como ya lo ha hecho con los contenedores verde (cristal), amarillo (envases) y azul (papel). El cubo naranja queda relegado a los restos no reciclables, como chicles, pañales, toallitas húmedas, colillas, compresas, arena de gato o excrementos de animales.

El contenedor marrón también comienza su andadura en otras ciudades más pequeñas como Alicante, pero la apuesta de la capital es, hoy por hoy, la más masiva: «Nuestro objetivo es que esté implantado en toda la ciudad al final de la legislatura», declaró en comparecencia pública la delegada de Medio Ambiente y Movilidad de Ayuntamiento, Inés Sabanés, al tiempo que recordó que el horizonte lo fija en realidad la Unión Europea «para cumplir con las exigencias comunitarias de cara a 2020».

En la primera fase, aún en marcha, pretenden llegar a 255.000 habitantes de 125.000 viviendas localizadas en una decena de distritos, entre ellos Chamberí, Tetuán, Moncloa-Aravaca, Ciudad Lineal, Latina, Puente de Vallecas o Arganzuela.

Mención aparte merece el caso de Apóstol Santiago, un barrio donde el Consistorio está realizando lo que define como «prueba piloto dentro de la prueba piloto». Algunos contenedores solo podrán abrirse con llaves que se repartirán entre los vecinos. Su idea es que, aunque esta medida puede provocar que se recoja menos cantidad, al mismo tiempo facilitará que lo que allí se deposite esté menos parasitado por otros materiales no reciclables, o que corresponden a otros cubos.

También se han ubicado otro medio centenar de contenedores marrones en centros donde se generan grandes cantidades diarias de residuos, como la sede de RTVE, 15 centros comerciales, 11 mercados, el distrito de Telefónica, ocho hospitales, dos hoteles, las estaciones de Atocha y Chamartín, Mercamadrid y dos cuarteles del Ejército. Los cubos también estarán al alcance de muchos restaurantes.

La red de cubos marrones, además de rebajar el nivel de basura sin reciclar de los vertederos, evitará muchas toneladas de metano emitidas a la atmósfera (unos de los gases de efecto invernadero) y permitirá el reciclaje de materias orgánicas para la obtención de biogás y fertilizante natural para las plantas. Aunque el Ayuntamiento pretende seguir la hoja de ruta marcada por la Unión Europea para 2020 (reducir en un 20% por ciento los residuos y alcanzar una tasa de reciclaje del 50%), es consciente de que esta medida tiene carácter de urgencia, y debería aplicarse con la misma intensidad en el resto del país: hoy por hoy, cada español produce casi media tonelada anual de basura. «Ya vamos con retraso», advierte Sabanés.

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