Cambio Climático

García Tejerina: «El cambio climático es un desafío a corto plazo»

El espacio de debate Energy Talks, organizado por EDP Renováveis y Ethic, reúne a distintos expertos para explorar las claves de la transición energética.

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23
noviembre
2017

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La ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, clausuró la primera edición de los ‘Energy Talks’, un espacio de debate promovido por  EDP Renovavéis y Ethic con el objetivo de impulsar la transición energética. Tejerina afirmó que el cambio climático es «el gran desafío de la humanidad este siglo» y explicó que la Ley de Cambio Climático que se está gestando debe ser una ley de alto consenso. Esta primera edición de los Energy Talks fue inaugurada por el CEO de EDPR, João Manso y contó  con la participación Markus Tacke, CEO de Siemens Gamesa, Carlos Zuloaga (BBVA), Mar Asunción (WWF España), Marion Labatut (Eurelectric), José Luis Blasco (KPMG) y Teresa Ribera (REDS). El debate fue moderado por la periodista Montserrat Domínguez.

El Acuerdo de París, firmado por 195 países, ha sentado las bases de la lucha contra el cambio climático con un objetivo en el horizonte: que la temperatura media del planeta no sobrepase los dos grados cuando acabe este siglo. El problema es que, una vez presentados los compromisos de los rubricantes, los expertos advierten de que, por el momento, no será suficiente: un informe reciente de la Agencia Internacional de la Energía prevé que el aumento de temperatura llegará a los 2,7 grados, incluso a tres. Un escenario inasumible, por incierto: ni siquiera la comunidad científica sabe cuáles serían las consecuencias. La Unión Europea se ha comprometido a reducir un 40% las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2030. Una meta que solo puede alcanzarse a través de una apuesta decidida por la innovación sostenible y las energías renovables.

«Creo que Europa podría haber sido un poco más ambiciosa», opina Mar Asunción, responsable de Clima y Energía de WWF España. Ha sido una de las participantes en Energy Talks, un espacio en el que los principales actores del sector empresarial, junto con representantes políticos y de la sociedad civil, han sentado las bases de la lucha contra el calentamiento global y de la transición a una nueva etapa baja en carbono, con el foco puesto en el impulso a las energías limpias. «La UE debe recuperar el liderazgo del 2000, que adquirió con el Protocolo de Kioto», prosigue Asunción, y advierte: «Tenemos más potencial; podemos llegar a una reducción del 60% para 2030, y a un 35% de energías renovables, en vez del 27 al que nos hemos comprometido».

João Manso Neto, CEO de EDPR: «Las energéticas tenemos que ser sostenibles medioambientalmente, pero también en los aspectos sociales»

El Acuerdo de París no parte de las exigencias climáticas, sino de lo que cada país es capaz de aportar, de ahí que se haya logrado una firma masiva. Por eso aún no colma las expectativas para embridar el aumento de temperatura en los dos grados. Cuenta con recursos, eso sí, para revisar en 2018 los compromisos adoptados. Y todo apunta a que tendrán que ser más exigentes todavía.

Sea como fuere, tienen que pasar por un cambio de modelo de desarrollo y productivo, y eso supone priorizar claramente las energías renovables sobre los combustibles fósiles. Las compañías energéticas se han reencauzado, y desde hace dos años, apenas se han firmado proyectos para la construcción de centrales térmicas, al tiempo que muchas hacen ya movimientos para deshacerse de las que tienen, en favor de alternativas como las turbinas eólicas o las plantas solares. Algunas, incluso van más allá. «Cuando hablamos de ser sostenibles, no podemos ceñirnos solo al modo en que producimos electricidad», apunta João Manso Neto, CEO de EDPR, y explica: «La sostenibilidad es un concepto relativamente nuevo. Hasta hace poco, las empresas solo tenían en cuenta sus beneficios. Pero, ahora, deben ser responsables en su estrategia del bienestar de la sociedad, de la salvaguarda de derechos humanos, de la lucha contra la pobreza y el cambio climático. Eso es ser sostenible. En el caso de una compañía de energía como la nuestra, debemos ser sostenibles medioambientalmente, asegurar la calidad del suministro y hacer la energía accesible. Eso lo cumplimos, porque nuestras únicas fuentes son las energías renovables. Pero también debemos velar por las comunidades locales en las que operamos y por los derechos laborales de nuestros trabajadores. Cuidar especialmente temas como la conciliación o la contratación indefinida -que, en nuestro caso, supone más del 80%-. En definitiva, más allá de producir energía con el menor impacto medioambiental, debemos apoyar también los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)».

Energy Talks

Muchos de estos objetivos (erradicar la pobreza y el hambre, universalizar la salud, proteger la fauna y la flora, garantizar agua potable para todos…) tienen relación directa con el calentamiento global, «el gran desafío de la humanidad este siglo», en palabras de la ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina. Durante su intervención en Energy Talks, la política ha manifestado que «el medio ambiente influye en los recursos pesqueros, los flujos migratorios, nuestra salud, la economía, la agricultura, afluencia turística… En todo el mundo. Por eso debemos trabajar todos de manera bien planificada». La ministra, que estuvo presente en la reciente Cumbre de Bonn, asegura: «Todos, desde líderes empresariales a activistas, coinciden en que vamos por el buen camino, pero que esto requiere acción inmediata. A menudo vemos la lucha contra el cambio climático a largo plazo, pero ya lo estamos padeciendo». Tejerina recuerda que el Gobierno trabaja actualmente en la elaboración de una Ley de Cambio Climático, para la que buscan «el mayor consenso posible de todos los sectores, desde el empresarial a la sociedad civil, pasando por diversas organizaciones», y zanja: «Esto nos afecta a todos».

La descarbonización es un hecho asumido hoy por todo el mundo, como demuestra que la espantada de Estados Unidos del Acuerdo de París no haya tenido un efecto en cadena, ni siquiera dentro de sus fronteras: ciudades, Estados, empresas y organizaciones han anunciado que mantendrán sus compromisos. En el mundo existe un cuórum casi absoluto sobre la necesidad de combatir el calentamiento global, lo que pasa necesariamente por la transición hacia el uso de energías renovables. Markus Tacke, CEO de Siemens Gamesa, tiene una visión optimista al respecto: «Estamos en tiempos de cambio. La demanda global de electricidad no para de crecer, a finales de siglo seremos casi 10.000 millones de habitantes en el mundo. Hay que ofrecer seguridad energética, y asegurar los recursos propios de los países para que no sean dependientes. La energías renovables lo hacen posible: es la industria en más rápida evolución en los últimos años. Y puede cubrir la demanda creciente. No solo son limpias, sino que deben ser competitivas». Y da un dato: «En la última subasta en México, el precio de las renovables se fijó en 25,15 dólares por megawatio hora; hace solo dos años estaba en 45,7 dólares. Esta debería ser la industria líder, porque no paran de bajar los costes y a ser más competitiva que la tradicional. El debate sobre carbón o energías renovables hace tiempo que ha sido superado. Ahora, la cuestión es cómo implantarlas».

Isabel García Tejerina, ministra de Medio Ambiente: «El cambio climático es un problema de todos que no puede contemplarse a largo plazo»

El sector financiero también ha tomado nota. «Muchas empresas tienen ya sus directrices para dar una información transparente y detallada de la información respecto al cambio climático, como su huella de carbono, que debemos dar las instituciones financieras a nuestros inversores», explica Carlos Zuloaga, Global Head of Energy de BBVA, y apunta: «Los gestores de fondos verdes mueven hoy 1,8 trillones de dólares, y nos exigen a más de 60 bancos que nos sumemos a esas directrices de información». Y añade: «La realidad es que el mercado privado ha multiplicado por 12, en solo cuatro años, los bonos verdes, con hasta 275 millones emitidos, un tercio, solo este año. Cada vez más hay emisores en este tipo de instrumentos. Esto ya es imparable».

Marion Labatut es directora de Policy Issues de Eurelectric, la asociación de la industria de la electricidad en Europa: «Nuestra prioridad es descarbonizarnos totalmente, antes de 2050. Estamos comprometidas a contribuir al Acuerdo de París. Hay compañías como EDPR o Enel que ya están avanzadas en transición energética, pero compañías de otros países, como Polonia, siguen muy asociadas al carbón. Por eso tenemos que poner mucho esfuerzo y planificarlo bien, para que tenga consecuencias negativas en quienes trabajan en ese sector». Y recuerda: «En cualquier caso, nos hemos do descarbonizando desde los años noventa. Entre 1990 y 2014, hemos bajado la emisiones de CO2 en un 35%. Ahora, el reto son las tecnologías por la flexibilidad de la demanda: el sol y viento son imprevisibles, y hay que garantizar la seguridad de suministro».

A este respecto, Teresa Ribera, copresidenta de REDS, opina: «Las eléctricas entienden que las soluciones solar y eólica han superado todas las expectativas de rendimiento y abaratamiento de costes. No es tanto que haya una carencia de soluciones técnicas, sino problemas de índole social: salir del sistema, en este caso descarbonizarse, nos parece traumático». Y añade: «El desafío es cómo integrar eso que cambia tanto en un sistema, que deja atrás a los actores clásicos. Hay que aportar soluciones, como la digitalización. Llegar a una mejor capacidad de previsión y de gestión de la demanda, hibridizar con otras demandas como la movilidad eléctrica. Y sobre todo, asumir un cambio de paradigma a nivel global».

El responsable global de Sostenibilidad de KPMG, José Luis Blasco, aporta una reflexión posibilista: «Estamos ante la cuarta revolución industrial, probablemente la más importante de la historia de la humanidad. Avanzamos a estar totalmente interconectados, a la hibridización del ser humano con todo lo que le rodea. Antes de 2050, la energía será un derecho humano. La innovación será tal, que pasaremos de ser clientes a gestores de la energía». Y culmina con una pregunta: «¿Dónde se va a producir la energía? En el futuro, se producirá en cualquier lugar. Antes de lo que pensamos».

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