Cambio Climático

El sector petrolero se rebela ante Trump

Cuatro de las mayores empresas petroleras del mundo se oponen a la decisión del presidente Trump de sacar a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París. ¿El motivo? Su fuerte apuesta por el gas natural.

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29
junio
2017

Cuatro de las mayores empresas petroleras del mundo se oponen a la decisión del presidente Trump de sacar a Estados Unidos del Acuerdo Climático de París. ¿El motivo? Su modelo de negocio está apostando por otro tipo de fuente de energía. BP, Royal Dutch Shell, ExxonMobil y Chevron se muestran contrarias a esta decisión ejecutiva, que no solo afectará al mundo y a sus ciudadanos, sino también a sus negocios y a sus accionistas. «Creemos que es posible proveer la energía que el mundo necesita haciendo frente al cambio climático. Estábamos a favor del Acuerdo de París cuando se firmó y seguimos apoyándolo», comentaba un portavoz de BP a CNNMoney.

ExxonMobil mandó hace varias semanas una carta a la Casa Blanca para intentar persuadir al presidente alegando que el Acuerdo de París es «un marco de trabajo efectivo para abordar los riesgos del cambio climático». En vano. Tampoco ha servido de nada el hecho de que Rex Tillerson, secretario de Estado de EE.UU., fuera presidente y director ejecutivo de Exxon Mobil desde 2006 y hoy sea una de las figuras del gobierno de Trump que se han declarado a favor de permanecer dentro del tratado.

Pero, ¿cuál es el verdadero motivo por el que estas compañías se declaran a favor de este pacto contra el cambio climático? El gas natural. Porque, para recortar las emisiones de carbono, el COP21 (es decir, las partes involucradas en la Conferencia sobre Cambio Climático de París) ha estipulado favorecer el uso del mismo. Así que, aunque ExxonMobil, Chevron, BP y Shell son sobre todo compañías petroleras, están diversificando sus negocios y abriéndolos a esta fuente de energía para seguir haciendo dinero y tener contentos a sus accionistas. De hecho, más de la mitad de la producción diaria de BP es gas natural. «Estamos contribuyendo a alcanzar la demanda global de energía a la vez que limitamos nuestras emisiones de CO2 a través de la producción de gas natural, una fuente de energía más limpia, que supone más de la mitad de nuestra producción», señalan en su página web.

La apuesta por el gas natural es fuerte. El año pasado Shell compró por 50.000 millones de dólares el Grupo BG, creando así uno de los mayores gigantes energéticos de gas natural líquido del mundo, según se hacía eco la agencia de noticias Reuters. Algo que, sin duda, dará lugar a un crecimiento notable de esta fuente de energía en los próximos años. Este es el motivo que ha llevado a Ben Van Beurden, presidente y consejero delegado de Royal Dutch Shell, a declarar que se necesita un contexto de «predicción, consistencia y un campo de juego nivelado» para que las compañías del sector del petróleo y gas puedan operar y continuar avanzando hacia delante.

Presión política

Para estas compañías, el gas natural es un área clave de crecimiento con futuro por delante, así que tiene sentido que lo incluyan en sus carteras de valores. «Está claro que los inversores esperan que las compañías petroleras tengan un plan creíble para gestionar la transición a una economía baja en carbono e involucrarse en políticas públicas es una parte importante», opina Andrew Logan, director del Programa de Petróleo y Gas de la ONG Ceres que trabaja en la área de la sostenibilidad con un gran número de inversores, en declaraciones al diario británico The Independent.

Por eso, una política estable, así como una visión favorable de Estados Unidos de cara al mundo, es crucial para los negocios de algunas compañías petroleras. Y es que la decisión del presidente Trump de sacar al país del Acuerdo de París puede generar caos político, algo que, seguro, los presidentes y directores ejecutivos del petróleo no quieren. Sin embargo, llama la atención que el Acuerdo de París no haga referencia en ningún momento a los combustibles fósiles, algo que, de acuerdo con distintas afirmaciones, se debe a la presión y la influencia de estas compañías sobre Naciones Unidas. Según el senador demócrata Sheldon Whitehouse, tal vez los presidentes y directores ejecutivos de estas empresas estén a favor de unas relaciones públicas más respetuosas con el medio ambiente, pero la presión política de los grupos de interés a favor del gas y del petróleo en los pasillos privados del Congreso es brutal. «Tienes que hacer como que el tema te importa, pero a la vez asegurarte de que nada cambia tu modelo de negocio actual», opina Whitehouse.

Aun así, la industria petrolera firmó en 2016 una Iniciativa Climática de Petróleo y Gas (OGCI, por sus siglas en inglés) que, entre otras cosas, se ha comprometido a invertir 1.000 millones de dólares durante los próximos 10 años para investigar y desarrollar tecnología que sirva para reducir las emisiones de carbono. Ante todo se trata de cambiar de actitud y mitigar el riesgo para los accionistas. Y si la dinámica mundial ahora apuesta por el gas natural, estos gigantes del petróleo, también.

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