Opinión

I+D+I, la receta del futuro

«Necesitamos que nuestros representantes políticos discutan sobre I+D+I con la profundidad, visión y generosidad que el tema merece», escribe Cristina Garmendia, presidenta de la Fundación Cotec.

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24
noviembre
2016

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El sistema español de I+D+I es uno de los grandes éxitos de nuestra democracia. En menos de medio siglo, nuestro país logró pasar de ocupar la posición 30 en el ranking de la ciencia global a jugar en la liga de las diez primeras potencias del mundo. Es difícil encontrar otro ejemplo tan espectacular de superación en nuestra historia reciente o en los países de nuestro entorno. Pero no todo son alegrías. Cuando España empezaba a reconocerse a sí misma como un país de ciencia, acercándose a la convergencia con Europa gracias a que su gasto en I+D crecía a un ritmo superior al de los países líderes, como Alemania o Reino Unido, llegó la crisis y truncó bruscamente nuestra bonita historia de éxito. En los últimos años, hemos perdido todo lo ganado en la década anterior. Hoy estamos tan lejos de Europa como lo estábamos en 2003. Los datos del último European Innovation Scoreboard confirman una vez más el grave deterioro del sistema y una pérdida de competitividad que sitúa a nuestra economía por detrás de las de Portugal, Malta o Grecia en cuanto a entorno de innovación.

Nuestra economía se recupera de la crisis, con paso tímido, pero firme. Así lo demuestran los últimos datos de crecimiento del PIB, que mantienen la tendencia de mejora iniciada en 2014. Esto es muy bueno, pero encierra un dato preocupante. La recuperación económica no ha servido para recuperar el gasto en I+D, que se mantiene a la baja, como si siguiéramos inmersos en lo peor de la crisis. Este dato es una pésima noticia que nos preocupa mucho en Cotec.

No debería ser necesario recordar a nuestros líderes políticos que, en un mundo cada vez más dependiente de la generación y aplicación de conocimiento, es una irresponsabilidad excluir la política científica de la agenda de prioridades de cualquier Gobierno. Grandes retos como la salud, el envejecimiento, la energía o el cambio climático no podrán ser abordados sin una adecuada estrategia de I+D+I.

La ciencia y la innovación aúnan políticas económicas, por su relación directa con el sistema productivo y la competitividad, y políticas sociales, por su impacto en nuestra calidad de vida. Los responsables políticos deben ponerse manos a la obra en ambos sentidos de manera inmediata. Y todavía será insuficiente si no se refuerza al tiempo el pilar esencial de la sociedad del conocimiento: la educación. La ciencia y la innovación no pueden ser fomentadas ni aprovechadas sin reforzar previamente las políticas educativas.

No podemos permitirnos seguir siendo el país europeo que lidera la tasa de fracaso escolar, duplicando la media comunitaria. Es preciso abordar urgentemente este problema y hacerlo además desde la educación primaria, etapa clave para la adquisición de competencias básicas, así como para la identificación e intervención en potenciales problemas. Necesitamos acuerdos urgentes para desarrollar estrategias a escala nacional para innovar en la educación, y también para educar en la innovación, con el objetivo de formar personas creativas, preparadas para el cambio y abiertas a procesos de aprendizaje permanente.

España está ante una encrucijada: apalancar su futuro en el talento y el conocimiento que, con mucho esfuerzo, hemos logrado formar y atraer, o bien echar a perder el esfuerzo realizado por nuestra generación y la de nuestros padres y retroceder hacia los periodos más oscuros de nuestra historia. Ese es el gran debate pendiente –y ausente.

Cristina Garmendia es presidenta de la Fundación Cotec.

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