Agua

Cuando abrir el grifo es un lujo

Un alianza de actores de la sociedad civil crean una red de emprendedores sociales en busca de soluciones para el gran reto de este siglo: el abastecimiento de agua potable para todos.

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25
septiembre
2016
© Unicef

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Solo el 3% del agua de la Tierra es dulce, la mitad está inutilizada en glaciares, el 1% llega a los acuíferos y una mínima parte es apta para su consumo. Hoy, casi mil millones de personas carecen de acceso a agua potable, una circunstancia por la que mueren mil niños al día en todo el mundo, con especial incidencia en los países más pobres. La mitad de la población vive ya en las grandes ciudades y en 2030 se doblará la demanda de agua y energía en el planeta. Mientras tanto, la sequía asola extensiones cada vez mayores por el cambio climático, y una parte de la industria sigue utilizando los ríos como desagües de sus residuos tóxicos. Según datos del ministerio de Medio Ambiente de China, por ejemplo (y teniendo en cuenta que la información oficialista de ese país es siempre sospechosa de estar sesgada), la tercera parte de sus ríos están altamente contaminados. Y es el país más poblado del mundo.

Mil millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable

Ya hemos dado estas cifras en artículos anteriores de Ethic, pero a veces es necesario repetirlas una y otra vez porque, aun con la gravedad que revisten, a veces parece que la sociedad las percibe como el murmullo de un riachuelo: están ahí, pero no se interiorizan. O, dicho de otro modo: aún no han provocado reacciones (no solo por parte de la población, también de las empresas y los poderes públicos) consecuentes con, como lo define la Fundación Ashoka, «el mayor reto de nuestro siglo».

Así lo expuso ayer la directora en España y codirectora en Europa de la mayor red internacional de emprendedores sociales, Ana Sáenz de Miera, durante la presentación de un proyecto que puede empezar a cambiar las cosas. En la Red de Impulsores del Cambio interviene Ashoka como nexo de seis organizaciones dedicadas al abastecimiento de agua: dos fundaciones, Aquae y Acuorum, y tres empresas, las españolas Hidraqua y Canaragua, Aguas de Cartagena (Colombia) y Aguas Andinas (Chile). «No podemos seguir aplicando soluciones del pasado. Hay que cambiar la forma de pensar», concluían los portavoces de esta iniciativa durante su presentación.

Ana Sáenz (Ashoka): «La Red facilita tiempo y recursos para que los emprendedores se puedan dedicar al 100% a su proyecto»

Han unido fuerzas para identificar a 10 emprendedores sociales en España y América Latina y prestarles apoyo en la resolución de los grandes desafíos sociales, económicos y medioambientales que supone, hoy en día, el problema de abastecimiento de agua potable.

Un apoyo que se traduce en hechos: «Les damos una beca económica durante tres años, les damos tiempo, en definitiva, para que se puedan dedicar al 100% a su proyecto», aclara Sáenz de Miera. «Les damos identidad, porque muchos no se consideran emprendedores sociales. Los integramos en la Red de Impulsores del Cambio y les damos recursos: consultoras, agencias de comunicación, contactos con ayuntamientos…».

El presidente de la Fundación Aquae, Ángel Simón, fue taxativo sobre su participación en esta iniciativa: «Entramos en esta alianza porque es inevitable que las fundaciones y empresas que prestamos un servicio que mejora la vida de la población estemos también en la innovación social. Es responsabilidad de todos arreglar un mundo que se nos está yendo de las manos».

Ángel Simón (Aquae): «Quienes prestamos un servicio que mejora la vida de la población debemos estar en la innovación social»

La composición de los impulsores de este proyecto es heterogénea, pero les ha unido un mismo fin desde los inicios: que el agua potable no sea un bien renunciable, que llegue a todos en todos los rincones del planeta. «Vamos a aprender los unos de los otros, pero aunque difieran nuestras actividades, no somos tan diferentes», dice Simón, y pone un ejemplo: «Nos hemos centrado en el abastecimiento del agua, pero el agua lleva consigo educación. Por eso hay en esta red empresas organizaciones como Acuorum». No en vano, como ellos mismos informan, nacen «de la necesidad y la voluntad de promocionar y desarrollar en la sociedad una cultura del agua eficiente y sostenible».

Iniciativas como la de esta Red de Impulsores del Cambio son el punto de partida necesario para afrontar el que sin duda es el mayor reto de este siglo, que suena sencillo pero por desgracia es de una complejidad extrema: que cualquier persona, viva donde viva, pueda beber agua potable todos los días.

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