Cambio Climático

Miami bajo el agua

Las mareas reinas suelen ocurrir dos veces al año, en primavera y otoño. Los expertos estiman que estas inundaciones se produzcan con mayor frecuencia en los próximos años.

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09
julio
2016

Es un día soleado, y Miami Beach se despierta inundado. No han sido las lluvias del día anterior, sino la marea la que ha hecho que los vecinos tengan que ir con botas de agua sorteando los inmensos charcos.

Miami Beach es una franja de tierra sobre una isla barrera en frente de la ciudad de Miami. En sus cincuenta kilómetros cuadrados viven 90.000 personas, que se despiertan varios días al año sin saber por dónde caminar sin mojarse los pies. Pese a que este problema también se presenta en la ciudad de Miami, la protección que le supone estar tierra adentro hace que las inundaciones sean menos graves que en Miami Beach.

Estos días soleados con inundaciones coinciden con las mareas reinas o king tides, que ocurren cuando el sol y la luna se alinean de tal manera que su fuerza de gravedad provoca que el mar suba hasta el nivel más alto. Las mareas reinas suelen ocurrir dos veces al año, en primavera y otoño. A finales de septiembre y en octubre, el nivel del mar es más alto y se producen mayores inundaciones.

Las previsiones de los expertos no son nada esperanzadoras. Se estima que estas inundaciones por marea alta se produzcan con mayor frecuencia en los próximos años en la zona. Según la Union of Concerned Scientists, en el 2014 hubo seis días de inundaciones por marea alta en Miami. Sin embargo, se prevé que en el año 2030, estas inundaciones se produzcan durante 48 días y, en 2045, durante 237 días.

El sur de Florida tiene suelos calizos muy permeables. De esta forma, cuando sube la marea en Miami Beach, el agua llega a la superficie a través del suelo y de los conductos del alcantarillado o desagües de agua pluvial. Estos suelos tipo ‘queso gruyere’ hacen que las soluciones que se implementan en otros lugares con problemas de inundaciones -como los Países Bajos con sus barreras marinas- no sirvan de mucho.

Además de estas inundaciones puntuales, se prevé que para el año 2100 el nivel del mar podría aumentar hasta dos metros. De ser así, Miami Beach quedaría prácticamente sumergida bajo el agua.

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El alcalde demócrata Levine se ha propuesto mantener a sus vecinos ‘secos’. Fue elegido como alcalde de Miami Beach en 2013, concentrando su campaña en luchar contra la subida del mar. Para resaltar la necesidad de tomar acciones de forma inmediata contra este problema, se paseó subido en un kayak por las calles anegadas de agua durante la marea alta. Tan pronto como fue elegido, Levine aprobó un plan para invertir 500 millones de dólares en instalar 80 bombas subterráneas a lo largo de Miami Beach y en elevar las calles más afectadas por las inundaciones.

La ciudad ya ha instalado 25 de las 80 bombas previstas, con resultados esperanzadores. En la última marea reina, las calles de la ciudad se mantuvieron prácticamente secas. Se prevé que para 2020 se habrán instalado 75 de las 80 bombas. Para financiarlas, los residentes de Miami Beach vieron cómo su impuesto para la gestión de aguas pluviales aumentó de 9.06 a 16.67 dólares por mes para cubrir el coste de los primeros 100 millones de dólares.

Para 2100 el nivel del mar podría aumentar hasta 2 metros. Miami Beach quedaría prácticamente sumergida bajo el agua

Ya se han elevado las calles de la zona suroeste de Miami Beach, la más afectada por las inundaciones. Las utilidades de estas nuevas calles se distribuyen en dos niveles; por una parte, la calzada y la acera en el nivel superior; y alrededor de ochenta centímetros por debajo, se encuentran los accesos a negocios, terrazas de restaurantes, etc. El nuevo diseño de las calles va acompañado de un potente sistema de evacuación, que dirige el agua sobrante a la bahía a través de bombas extractoras. Se prevé que estas obras durarán siete años en total.

Los expertos coinciden en que muy probablemente toda la infraestructura de la ciudad -calles, edificios, parques- deberá elevarse en los próximos cien años. La alcaldía ha tomado la iniciativa elevando las infraestructuras públicas, y espera que el sector privado siga esta iniciativa.

Pese a que este nuevo diseño de las calles y de evacuación de agua está funcionando con éxito, hay efectos secundarios que pueden ser devastadores para el ecosistema local. El agua que inunda las calles, muchas veces después de haber pasado por las alcantarillas, es extraída y conducida sin saneamiento químico a la Bahía de Biscayne, ubicada entre la ciudad de Miami y Miami Beach. Esta bahía forma parte de una reserva marina con un alto valor ecológico por su gran biodiversidad. Estudios de la Universidad Internacional de Florida han determinado que el nivel de nutrientes en algunas partes de la bahía son seis veces más altos que antes de la instalación de las bombas, lo que podría conllevar una importante proliferación de algas que desequilibre el ecosistema.

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La subida del nivel del mar conlleva más problemas en el sur de Florida. A medida que aumenta el nivel del mar, la capa de agua dulce que se encuentra cerca de la superficie se contamina con agua salada. Este problema ya está empezando a afectar a algunas ciudades en la región. Por ejemplo, Hallendale Beach, a media hora al norte de Miami sobre la costa, ha tenido que cerrar seis de los ocho pozos de agua que abastecían la ciudad debido a la salinización del agua. Se espera que este problema afecte especialmente a las zonas costeras de Miami, donde la capa freática está muy cerca de la superficie (1.2 metros -4 pies- o menos).

El problema del cambio climático está marcado por una gran división política en Estados Unidos. Por una parte, los demócratas reconocen el origen antropogénico del cambio climático y están dispuestos a implementar medidas de mitigación y adaptación. Por otra parte, la mayoría de los republicanos no reconocen el consenso científico sobre el cambio climático, y se oponen a cualquier medida que restrinja las emisiones de gases de efecto invernadero. Incluso algunos congresistas republicanos se atreven a afirmar que el cambio climático es mero resultado de las teorías conspirativas, y que las evidencias que sostienen su existencia son producto de un engaño por parte de científicos.

Hallendale Beach ha cerrado 6 de los 8 pozos de agua debido a la salinización

Marco Rubio, senador republicano de Florida, y candidato del partido republicano para las próximas elecciones presidenciales, se crió en Miami. Podríamos pensar que debería conocer muy bien los efectos reales del cambio climático. No es este el caso. En una reciente afirmación llegó a decir: «Los humanos no son responsables del cambio climático de la forma en la que algunas personas intentan hacernos creer. Yo creo que el clima está cambiando porque no ha habido ningún momento en el que haya dejado de cambiar».

Pero la politización del cambio climático va más allá. El gobernador de Florida, Rick Scott, también republicano, ha dado instrucciones a sus funcionarios de no hablar de cambio climático, ni siquiera de utilizar el término. Según el Florida Center for Investigative Reporting, la administración de Scott llegó a prohibir hablar del aumento del nivel del mar. Los funcionarios solo podían referirse a este problema como ‘inundación molesta’.

Mientras que los políticos republicanos hacen oídos sordos al cambio climático, los demócratas se esfuerzan por liderar la carrera en plantarle cara. El ex vice-presidente demócrata Al Gore, gran abanderado de la lucha contra el cambio climático, visitó Miami Beach durante los días de marea reina el pasado septiembre, mostrando así su apoyo al alcalde Levine. Gore, después de explicar que el nivel del agua era tan alto que sobrepasaba sus botas katiuskas, instó a las autoridades de Florida a unirse a las islas Maldivas y otros países insulares a adoptar mayores restricciones para frenar el cambio climático.

A pesar de estos problemas, el sol y el sabor tropical de Miami gustan. Los más de 14 millones de visitantes que recibieron Miami y Miami Beach en 2014 lo atestiguan. Además, la zona metropolitana de Miami está experimentado en los últimos años una de las mayores tasas de crecimiento de población en Estados Unidos. Entre 2013 y 2014, se instalaron más residentes en Miami que en San Francisco en términos totales, y proporcionalmente se superó a Los Angeles y Nueva York.

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Asimismo, Miami está viviendo un boom inmobiliario. La cantidad de propiedades a la venta en Miami Beach aumentó un 20% entre 2015 y 2014, según la agencia inmobiliaria Douglas Elliman. El precio medio de las propiedades residenciales aumentó un 14%, mientras que el de los apartamentos de lujo lo hizo en un 50% entre 2015 y 2014.

Actualmente, solo en el centro de Miami hay más de veinticinco mil nuevos apartamentos propuestos o en construcción. Gran parte de esta explosión está financiada por inversores extranjeros, sobre todo de países como Argentina o Venezuela, que buscan una inversión más segura para su capital.

Hay un acuerdo generalizado en que las medidas que se están implementando para que Miami Beach permanezca seco, como instalar bombas y elevar calles, son soluciones a mediano plazo. Las medidas propuestas por el alcalde Levine serán válidas durante unos de treinta o cuarenta años. Las bombas tienen una vida útil finita, y la subida del nivel del mar es imparable. Las medidas de adaptación al cambio climático se deberán mantener, desarrollando más infraestructuras de la ciudad.

Entre 2013 y 2014, se instalaron más residentes en Miami que en San Francisco

Cuando al alcalde Levine le preguntan qué pasará después de estos treinta o cuarenta años, responde diciendo que de momento no tiene la respuesta. «Si hace treinta años te hubiera dicho que te podrías comunicar con tus amigos alrededor del mundo solamente con tu reloj, iPad o iPhone, pensarías que estoy loco. En los próximos treinta o cuarenta años, vamos a conseguir soluciones innovadoras para luchar contra la subida del nivel del mar que hoy no podemos imaginar», explicó en una conferencia.

Si no se ponen en marcha medidas urgentes, las aseguradoras dejarán de vender pólizas de seguros para las propiedades por riesgo de inundación y los bancos dejarán de ofrecer créditos para comprar apartamentos. El boom inmobiliario se frenará, y los turistas buscarán otro lugar donde tomar el sol sin tener que mojarse los pies al caminar por la calle.

Si Miami y Miami Beach quieren permanecer secos, debe haber una respuesta más coordinada. Se dará un paso importante cuando el gobierno local empiece a cambiar los códigos de construcción, algo que requiere una gran voluntad política. Actualmente, los requisitos de zonificación y los códigos de construcción no tienen en cuenta el aumento del nivel del mar. Los códigos de construcción deberían requerir que se empiece a edificar a una mayor elevación del nivel del suelo. Si se invierte en restaurar ecosistemas costeros y marinos, como dunas, corales o manglares, se ofrecería una mayor protección y se atenuarían algunos de los efectos negativos del aumento del nivel de mar.

Miami, una de las ciudades donde se acumulan más inmuebles de lujo del mundo, debe tener un sector de bienes raíces que sirva como referente en materia de adaptación al cambio climático. El sector privado no puede mantenerse al margen del problema y debe seguirle el paso a las autoridades locales en materia de resiliencia climática.

Tal vez Miami sea el mejor ejemplo de cómo una de las ciudades más vulnerables al cambio climático se propone plantarle cara y salir airosa. Lo veremos en los próximos años.

Rocío Sanz Cortés es consultora de Evaluación y Supervisión en Climate Investments Funds | Twitter: @Rosancor

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