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Cada gota cuenta

Cuarenta maratones, siete desiertos, siete continentes, siete semanas y una razón: el agua. Es el reto que se ha marcado la atleta y fundadora de la organización ‘Thirst’, Mina Guli.

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02
febrero
2016

Cuarenta maratones, siete desiertos, siete continentes, siete semanas y una razón: el agua. Es el reto que se ha marcado la atleta defensora del medioambiente y fundadora del proyecto ThirstMina Guli, con el objetivo de despertar conciencias, desde una punta a otra del planeta, entre la nueva generación de los millennials. Que el desafío de Guli consista en cuarenta maratones constituye un símbolo de una realidad alarmante: la demanda de agua para el año 2030 crecerá en un 40%.

Fue el pasado 1 de febrero cuando Guli comenzó su aventura. El punto de partida: Tabernas (Almería). Tras cruzar los desiertos de Arabia (Jordania), la Antártica, Simpson (Australia), Karoo (Sudáfrica) y Atacama (Chile), el 22 de marzo, coincidiendo con el Día Mundial del Agua, habrá alcanzado la etapa final: el desierto de Mojave, en Estados Unidos.

Un recorrido de 1.040 millas (1.688km) para lanzar un mensaje claro al mundo: tenemos que buscar soluciones urgentes para revertir la crisis del agua, considerada por el Foro Económico Mundial como el principal riesgo al que se enfrenta la sociedad actual. Como parte de su itinerario por algunas de las zonas más afectadas por las sequías, Guli tendrá encuentros tanto con gente local como con expertos para conocer -y difundir- la lucha diaria que muchas personas libran cada día.

Mina Guli - 7 Deserts Run4Water

Con una media del 90% del agua que se consume fuera del hogar (el 70% se emplea en la agricultura y el 20%, en la industria manufacturera), la verdadera clave para enfrentar la crisis del agua es que las empresas le den un uso más eficiente a través de sus cadenas de suministro, sostiene Guli. También insiste en los hábitos de consumo que podemos aplicar en nuestro día a día. Desde elegir té antes que café (supone el ahorro de 118 litros de agua por taza) o pollo en vez de carne (supone el ahorro de 2.218 litros de agua por cada 200 gramos de carne).

El mal uso de este bien común, unido a la explosión demográfica, ha tenido efectos devastadores en todo el mundo: 650 millones de personas no tienen acceso al agua potable. Y, para el año 2025, 1’8 millones, casi un tercio de la población mundial, experimentarán escasez absoluta. «Que en 2009 Barcelona -una de las ciudades más desarrolladas del mundo- tuviera que importar agua de Marsella, Tarragona y Almería, muestra el verdadero problema, que empieza a afectar también al primer mundo. Porque es un problema global que requiere soluciones globales. El problema es responsabilidad de todos, independientemente de dónde vivamos», advierte Guli.

Según ella, «no podemos darnos el lujo de seguir utilizando el agua en la forma en que nuestros padres y nuestros abuelos lo hicieron. Es insostenible. La próxima generación puede revertir la situación cambiando sus hábitos diarios. Cada acción, por pequeña que sea, cuenta».

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