Economía

La empresa al encuentro con sus valores

El concepto de rentabilidad viene definido por los beneficios económicos, pero no es un fin en sí mismo ni debe suponer una disyuntiva entre dinero y capital humano.

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17
enero
2016

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El concepto de rentabilidad viene definido por los beneficios económicos, base para la sostenibilidad de la empresa, pero no es un fin en sí mismo ni debe suponer una disyuntiva entre dinero y capital humano. Es la conclusión a la que se llegó durante en 2º Encuentro Empresas con Valores organizado por Triodos Bank, un coloquio entre tres expertos donde se ensalzó la necesidad de tejer alianzas en un mundo cada vez más colaborativo.

Suena a obviedad, pero las necesidades sociales y medioambientales nos obligan a insistir en ello: los negocios tienen que estar al servicio de la gente. Solo así una sociedad avanza. Especialmente si hablamos de la responsabilidad que compete al sector de la banca, cuya función puede y debe servir a frenar «males de la sociedad» -en palabras de Marcos Eguiguren, director ejecutivo de la Alianza Global para una Banca con Valores (GABV)- como la desigualdad.

Los fines que toda empresa debería perseguir son dar respuesta a una necesidad social y a un desafío medioambiental y por ello, como declaró Pablo Sánchez, coordinador de B Corporation Spain«las empresas deberían incluir en su definición de rentabilidad factores humanos y ambientales». En este sentido, la Bolsa Social, representada por su CEO José Moncada, se interesa en los modelos empresariales que generan un impacto positivo a través de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC).

Estos principios están redefiniendo la función del sector privado como impulsor de la transformación social. Crear las mejores empresas para el mundo (no del mundo) se consigue mediante la evaluación de ciertos estándares en toda su cadena de valor, como los niveles de transparencia e integración, el compromiso medioambiental, la diversidad de género y la brecha salarial.

El objetivo, según los expertos que intervinieron en el debate, no es caer en la obsesión por la competitividad. Estos índices son una autoevaluación por parte de las empresas y una herramienta de mejora. Los datos revelan las diferencias entre la banca ética y la banca más tradicional: los bancos de la Alianza han crecido un 20% anual en los últimos 12 años, comparado con el 1,2% de la banca tradicional, aunque la primera sólo suponga 100 billones de dólares (0,4% de la economía global).

El carácter diferenciador de las nuevas empresas que buscan mejorar el mundo es la empatía, subrayó Sánchez, algo que las regulaciones y normativas no pueden igualar, al menos mientras tengan eslóganes que pongan los beneficios económicos por encima de las personas. Cuando se adopta ese camino «se pervierten los sistemas y se pierde el punto de vista humano de la empresa. La desigualdad irá menguando cuando pongamos a las personas ante cualquier otra consideración», añadió Eguiguren.

Aun así, es importante operar en un marco legal adecuado que sea aplicado correctamente, como el de Perú y Kenia, cuyas regulaciones bancarias incluyen objetivos medioambientales. Benefit Corporation asegura y blinda el origen social y la transparencia de las empresas, mientras que la Bolsa Social, por su parte, es la primera plataforma de financiación participativa con el sello de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

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