Internacional

España debe reducir a la mitad los niveles de pobreza

«La universalidad de la agenda obliga a España a cumplir con estos objetivos, pero su punto de partida no es muy alentador: nuestro país parte de condiciones deficientes», advierte el director de Oxfam, José María Vera.

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24
septiembre
2015

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El objetivo 10 de la Agenda de Desarrollo Sostenible que se ha aprobado en Nueva York es rotundo: hay que reducir la desigualdad en y entre países. Por primera vez, y a diferencia de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, se exige el compromiso de todas las naciones, con independencia de su nivel de desarrollo.

El reto es especialmente ambicioso para España, donde la recesión económica y las medidas adoptadas para hacerle frente han arrastrado al 29,2% de la población -y a un 35,8% de los menores de 18 años- a la pobreza, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

«La universalidad de la agenda obliga a España a cumplir con estos objetivos y sus metas, pero su punto de partida no es muy alentador. Nuestro país parte de unas condiciones deficientes», ha afirmado José María Vera, director de Oxfam Intermón, durante la presentación del informe España frente a los retos de desarrollo sostenibleque esta ONG ha presentado junto a Unicef.

Según dicho informe, España debería reducir a la mitad los niveles de pobreza para 2030, respecto a los del año 2000, es decir, rebajar a menos de 5 millones el número de personas en riesgo de pobreza y exclusión social. En 2014, al 10% más rico de los españoles le correspondía el 24,7% del ingreso nacional mientras que el 40% con las rentas más bajas sólo tenía el 18,1% (un índice de Palma del 1,36). Lograr un ratio de Palma con valor inferior a 1 es la meta que ambas organizaciones proponen para España de aquí a quince años.

«Lo cual exige de los gobiernos central y autonómicos una profunda reorientación de sus políticas, en particular, la fiscal y salarial, para avanzar en una mayor redistribución de los ingresos y de la riqueza», ha señalado Vera. Entre las medidas sugeridas, destacan la reforma de la tributación de los impuestos sobre Patrimonio, Sucesiones y Donaciones, eliminando el sistema actual de tratamiento de rentas (trabajo y capital); o la renovación del impuesto de Sociedades manteniendo solo las deducciones y exenciones que generen valor real para la economía.

Cooperación

La situación interna, sin embargo, no exime a España de su compromiso con los países en desarrollo. La puesta en marcha de medidas para luchar contra la pobreza, la desigualdad y por la sostenibilidad excede nuestras fronteras. Lo establece el objetivo 17, que reclama incrementar la ayuda al desarrollo hasta el 0,7% del Producto Nacional Bruto (PNB).

Los esfuerzos deben dirigirse a revertir el proceso de debilitamiento de la política de cooperación para el desarrollo, que en España se redujo un 70% entre 2009 y 2014, pasando de representar el 0,46% de la Renta Bruta Nacional (RBN) al 0,14% (1.418 millones de euros).

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«Es un momento histórico para que España y el nuevo Gobierno que salga de la urnas plantee un plan de acción de implementación de esta agenda que marque indicadores concretos para reducir la pobreza y la desigualdad a nivel doméstico, pero también que priorice la contribución de nuestro país a que los países en desarrollo puedan llegar a estos objetivos», ha apuntado Vera. «Para eso en necesario un mayor compromiso de fondos y garantizar una gobernabilidad internacional más justa».

Unicef y Oxfam piden que el compromiso se materialice en los próximos Presupuestos Generales del Estado, con una partida de 100 millones de euros destinada a la asistencia humanitaria. Los portavoces de las organizaciones han puesto el foco en la «infrafinanciación» a la hora de atender a los refugiados que llegarán a España huyendo de la guerra en Siria, Irak, o Afganistán.

Luces y sombras de los ODS

Entre las novedades que aporta la Agenda 2030, destaca la confluencia de desarrollo y medio ambiente, entendiendo que pobreza y sostenibilidad van necesariamente unidas. Es uno de los puntos positivos que Manos Unidas ha atribuido a los ODS. También valora la universalidad de los objetivos y que estos estén catalizados en 169 metas, lo que facilitará el seguimiento de los compromisos para constatar los avances y los posibles retrocesos.

Sin embargo, según esta organización, en los ODS también se abren algunas fisuras, como el hecho de que en la Cumbre de Financiación para el Desarrollo celebrada en Addis Abeba el pasado julio no se abordara el final de los paraísos fiscales y que el compromiso de los estados sea voluntario (y su aplicación, por tanto, dudosa). También advierte del riesgo de que persista un modelo de desarrollo en el que el crecimiento económico someta a la dimensiones social y ecológica.

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