Siglo XXI

Cómo evitar que las madres mueran

En 2014, una mujer murió cada 25 minutos por problemas durante el embarazo o el parto en República Democrática del Congo. En el Hospital Monkole pelean para darle la vuelta a estas cifras.

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01
agosto
2015

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En República Democrática del Congo (RDC), una mujer tiene 1 sobre 13 probabilidades de morir por causas relacionadas con el embarazo o el parto a lo largo de su vida. Solo en 2014 murieron cerca de 21.000, es decir, una cada 25 minutos. Mil veces más que en España. A la alta tasa de mortalidad materna hay que sumar la de los bebés: más de 100.000 recién nacidos -cerca del 5% del total del país- mueren cada año durante el parto o justo después, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Tras dos décadas de violentos conflictos, el país se sitúa en el puesto 186 del índice de desarrollo, según el PNUD. La falta de vías de comunicación y las malas infraestructuras multiplican las dificultades para el acceso a los centros de salud. Sin olvidar la escasez de recursos humanos y materiales: hay 7 médicos por cada 100.000 habitantes, y la mayoría ejerce en las grandes ciudades.

«Salvo casos de absoluta necesidad, no es recomendable acudir a ningún hospital local al no gozar de las mínimas infraestructuras», recomienda el Ministerio de Asuntos Exteriores de España en su página web. Y nombra dos hospitales, ambos en Kinshasa (la capital), como los únicos que ofrecen garantías. Uno de ellos es el Hospital Monkole.

Monkole nacía en 1991 con dos camas por iniciativa de un beato español, y hoy es un hospital de referencia de una zona de salud de 350.000 habitantes, nos explica el director del centro, Álvaro Perlado, en una reciente visita a Madrid. Desde 2012, este hospital recoge un ambicioso proyecto impulsado por ONAY (Organización Navarra para Ayuda entre los Pueblos): Una maternidad sin riesgo. El objetivo, según el responsable del proyecto, Juan Arbulú, «es mejorar los conocimientos y las habilidades del personal sanitario especializado en cuidados maternales para que puedan prevenir, detectar o gestionar las complicaciones derivadas de los embarazos».

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Además, indica Perlado, se pretende sensibilizar a los jóvenes en temas de cuidados prenatales así como implementar una red de cuidados de salud maternal en las áreas rurales y semi-urbanas de Kinshasa, donde el nivel socioeconómico es bajo. «Fue paradójico –cuenta a modo de anécdota- como, tras la última reforma del hospital, algunos congoleses decían que no podrían venir a Monkole porque debía de ser un hospital para ricos, solo por el hecho de que estuviera cuidado y limpio».

Desde sus comienzos, el proyecto Una maternidad sin riesgo ha contado con la colaboración de MSD que concede subvenciones en 20 países. Gracias a su apoyo, se ha logrado implicar a 24 maternidades, formar a casi medio centenar de profesionales sanitarios, atender en consulta a unas 8.000 mujeres y realizar más de 7.000 test de VIH en República Democrática del Congo. «Con el proyecto que estamos desarrollando con MSD hemos disminuido en nuestra zona de salud en torno a un 33% la tasa de mortalidad de madres», informa Perlado.

En sus palabras, la iniciativa en la que mano a mano participan Monkole, ONAY y MSD es una «misión social», con la que «además de luchar por combatir la mortalidad materna, luchamos contra la ignorancia sanitaria; porque los ciudadanos congoleses no solo no acceden a la sanidad por las malas condiciones, sino por incultura. He visto como un niño con malaria permanecía cinco días en su casa… Aquí la medicina tradicional sigue teniendo mucho peso».

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