Opinión

El sol dejará de ser gratis

«El Ministerio de Industria pone trabas para desincentivar el autoconsumo energético en España», denuncia Mar Asunción, responsable de Clima y Energía de WWF España.

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24
julio
2015

Combatir el cambio climático es uno de los principales retos a los que se enfrenta la humanidad, y 2015 es un año clave ya que en diciembre se reúnen en París gobiernos de todo el mundo para decidir el marco global que promueva un desarrollo con bajas emisiones de carbono, que son las principales responsables del cambio climático. Para ello es imprescindible la transición desde los obsoletos combustibles fósiles a un modelo energético basado en la eficiencia y las energías renovables.

Un elemento clave para facilitar la transición energética es el denominado autoconsumo energético, que permita a los ciudadanos producir y  gestionar su propia energía  utilizando para ello fuentes renovables como son el sol y el viento. El autoconsumo energético es una importante opción para fomentar la generación distribuida. Con el autoconsumo se fomenta la energía renovable y local, sin pérdidas por transporte ni fuga de divisas para pagar las costosas facturas de los combustibles fósiles importados. El autoconsumo promueve un modelo donde los ciudadanos adquieren una mayor responsabilidad y control sobre la energía, facilitando así su democratización y un uso más eficiente y sostenible.

En este contexto llama la atención la propuesta de Real Decreto que recientemente ha presentado el Ministerio de industria español sobre el autoconsumo energético, donde en vez de fomentar la producción energética en nuestros hogares, pone trabas para desincentivar el autoconsumo en España, lo cual va a contracorriente con lo que está haciendo el resto del mundo. En Europa, la generación distribuida y  el autoconsumo ya son una realidad en varios países que disponen de una normativa para fomentarlos. Estados como Japón, Italia, Alemania, Portugal y Estados Unidos no ponen ninguna traba al desarrollo del autoconsumo y lo fomentan con la fórmula del balance neto, es decir, que los ciudadanos vierten a la red el excedente de energía que producen y no consumen en determinados momentos, y lo compensan consumiendo de la red eléctrica cuando la necesitan.

Además, dichos países no ponen peajes adicionales a los autoconsumidores respecto al resto de los consumidores, como hace nuestro gobierno con el “cargo al autoconsumo”  o más comúnmente denominado “impuesto al sol”. En el Real Decreto español tampoco se permite el sistema de balance neto ni se pagan los excedentes de energía que viertan a la red los autoconsumidores. Otra traba que impone el RD es la imposibilidad de tener autoconsumo y almacenamiento energético con baterías. Ni permite luchar contra la pobreza energética ya que los consumidores vulnerables que estén acogidos al Precio Voluntario del Pequeño Consumidor (PVPC) o Bono Social no podrán compatibilizar estas tarifas con las de autoconsumo.

El Proyecto de Real Decreto de Autoconsumo era muy esperado en España, tanto por productores de energías renovables como por entidades sociales, que vemos en la generación distribuida y el autoconsumo un gran potencial para un cambio de modelo energético. Una adecuada regulación del autoconsumo debería permitir su completa liberalización, sin cargos adicionales ni impuestos al sol, que se base en el derecho de los ciudadanos a elegir cómo quieren cubrir sus necesidades energéticas. Sin embargo, el presente Real Decreto ha priorizado los beneficios de la grandes empresas eléctricas interesadas en mantener el “status quo” y el control energético basado en la generación centralizada, mayoritariamente basada en combustibles fósiles, al beneficio social y ambiental que supone la generación distribuida con autoconsumo de energías renovables, en la que los ciudadanos tienen mayor control y participación en el modelo energético.

WWF conjuntamente con otras organizaciones sociales y empresariales está promoviendo actuaciones para evitar que el proyecto de Real Decreto presentado por el gobierno llegue a aprobarse con el contenido actual, y así evitar la pérdida de oportunidad que supone el freno al autoconsumo en un país con abundante recurso renovable como es el sol, mientras se promueve electricidad basada en los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas natural, que además nos hacen dependientes del exterior, y contribuyen al cambio climático.

Nos jugamos mucho, ya que el cambio climático pone en riesgo nuestra salud, el agua y los alimentos, los paisajes y las especies. Combatir el cambio climático es posible y viable, la transición hacia un modelo energético sostenible, renovable y eficiente ya está en marcha en muchos lugares, y es fundamental no dar marcha atrás ni ir a contracorriente. Para ello, es imprescindible fomentar las energías renovables y terminar con las subvenciones a los combustibles fósiles, así como impulsar tanto a escala municipal como nacional el aprovechamiento de las energías renovables descentralizadas para que los ciudadanos podamos producir y consumir nuestra propia energía.

En WWF estamos trabajando activamente con la campaña ‘Ni un grado más’, que es una llamada a la acción ciudadana para presionar a los gobiernos y así conseguir un acuerdo climático ambicioso en París que nos libre de los peores impactos del cambio climático. Es necesario limitar el aumento de la temperatura media global a 1,5ºC respecto a las temperaturas preindustriales para evitar impactos catastróficos en regiones vulnerables, entre ellas la región mediterránea. Ya hemos incrementado casi 1ºC, y si seguimos con la tendencia actual aumentaremos 4ºC, por ello desde WWF señalamos la importancia de no aumentar ni un grado más para evitar los peores impactos del cambio climático.

Los ciudadanos también podemos contribuir a la transición energética haciendo oír nuestra voz. En ‘Ni un grado más’  te informamos como participar.

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