Internacional

Colombia: ¿en camino hacia la paz definitiva?

Colombia espera con atención cuál será el siguiente paso a dar en las negociaciones de paz con la guerrilla de las FARC, que comenzaron hace más de dos años.

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06
marzo
2015

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Cincuenta años de conflicto, más de 220.000 muertos y seis millones de desplazados. Son los resultados, sólo cuantitativos, de la violencia armada en Colombia. Un país que espera con atención cuál será el siguiente paso a dar en el proceso de negociaciones de paz con la guerrilla de las FARC, que comenzó hace más de dos años. Por ahora, constituye una buena noticia para los ciudadanos colombianos que empiece a vislumbrarse, sino el final, sí al menos un cese al fuego bilateral que la organización anunció el pasado diciembre.

En la mesa de diálogo, la misión de generales y guerrilleros es establecer una tregua definitiva y sostenible. “¿Quién mejor que los propios militares para discutir el cese del fuego definitivo? Desde el primer día decidí mantener informado al Ejército, incluso en la fase secreta, para darle a las fuerzas armadas participación y confianza”,  expresó el presidente Juan Manuel Santos.

Su intervención transcurrió durante el Foro por la Paz en Colombia, celebrado en el Teatro Real en Madrid, y organizado por EL PAÍS y la Fundación Buen Gobierno. Santos vino a España por sexta vez, en esta ocasión como visita de Estado en la que quiso mostrar una Colombia cercana a alcanzar el acuerdo de paz.

Desde que se emprendió el camino de las negociaciones, ya se han alcanzado pactos en parcelas como la reforma agraria, el narcotráfico y la participación política de la guerrilla. Sin embargo, la justicia que deben recibir las víctimas es el punto más controvertido y que más llagas levanta en la sociedad colombiana. La llamada “justicia transicional” fue el concepto que más resonó durante el encuentro. A través de ella, se pretende “aplicar el máximo de justicia que nos permita la paz”, según las propias palabras del Presidente, en una conversación con el expresidente español Felipe González, el actual ministro de Exteriores de España, José Manuel García-Margallo, y Juan Luis Cebrián, presidente de EL PAÍS. Y es que Colombia está sentando precedente porque “nunca antes se había negociado un proceso de paz bajo el paraguas del Estatuto de Roma y la Corte Penal Internacional”. En base a esta justicia transicional tendrán que fijarse las penas que se impondrán a los responsables de crímenes de lesa humanidad.

El ex juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, participante también en el foro,  instó a «no enfrentar justicia y paz», asegurando que no son conceptos incompatibles sino «realidades integradas» y recordando que hay mecanismos suficientes, tanto a nivel nacional como internacional, para lograr «una justicia global» para todos los actores del conflicto armado en Colombia. El Tribunal Penal Internacional (TPI) no es enemigo del proceso de paz en Colombia, aclaró Garzón: «La cuestión es cómo responder a los límites, cómo buscar esa justicia transicional que no pierda el concepto de justicia ni de transicional, es decir, que no se convierta en impunidad, y para eso hay que responder desde todos los ámbitos, para que la respuesta sea global e integradora, porque, si no, vamos a dejar flecos sueltos que una y otra vez se van a reproducir», añadió.

En la misma línea, el presidente del Centro Internacional Toledo por la Paz, Shlomo Ben Ami, considera que la clave para diseñar una justicia transicional que sirva al proceso de paz en Colombia es la voluntad política y la legitimidad democrática: «Más que un proceso jurídico es un proceso político que concierne al pueblo colombiano y, si el pueblo colombiano le da la legitimidad a través de sus instituciones o de un referéndum, difícilmente intervendrá otra instancia internacional, como el TPI», recalcó. Sin embargo, abogó por huir de «la justicia fundamentalista» y explicar que «la paz requiere un precio», especialmente cuando no se ha ganado la guerra, como es el caso de Colombia, donde el Gobierno se ha sentado a negociar con las FARC sin que haya una derrota absoluta. Ben Ami manifestó su confianza en la llegada de la paz a Colombia -«ya se ha pasado el punto de no retorno»- aunque urgió a acelerar el proceso.

Apoyos

García Margallo, por su parte, incidió también en la necesidad de avanzar en temas de cooperación para que los colombianos “vean los dividendos de la paz”, y recordó la iniciativa de España de crear un fondo fiduciario para financiar el posconflicto: «España va a liderar la explicación del proceso colombiano en la Unión Europea».

“Gracias a la madurez del pueblo colombiano, la paz está casi al alcance de la mano”, señaló Antonio Caño, director de EL PAÍS. Un contexto internacional favorable es un requisito clave para que el proceso tenga éxito. Estados Unidos designó hace escasos días un enviado especial para seguir las negociaciones. “Es una señal de compromiso”, afirmó Santos, que ha recibido “total respaldo desde el principio” por parte del presidente Barack Obama.

Cuba ha sido el otro gran apoyo extranjero al proceso, según Santos: “Raúl Castro dijo sin titubear: Cuente con nuestro apoyo”. Y es que, “Cuba tiene interés porque ayuda a su proyección internacional y ese hecho contribuyó al cambio de actitud de Estados Unidos hacia Cuba”, en referencia al deshielo entre Washington y La Habana.

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