Innovación

Moda y tecnología: hacia una relación sostenible

La industria textil cada vez es más tecnológica. Ahora el reto es aplicar esos avances para impactar menos en el medio ambiente.

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16
febrero
2015

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Tejidos capaces de adaptarse a la temperatura corporal, que transpiran el sudor e impiden la entrada de agua al mismo tiempo, que se iluminan por diodos led cuando unos sensores detectan que hay poca luz… Por no hablar de la cada vez más extendida moda de los wearables, esto es, complementos y prendas perfectamente integradas con el teléfono móvil e Internet, que tan pronto leen las pulsaciones de quien las usa como le orientan hasta su destino guiadas por satélites GPS. Las factorías de I+D+i de la industria textil trabajan a toda máquina para ofrecernos productos cada vez más sorprendentes. La pregunta es: dentro de toda esta innovación… ¿qué papel juega la sostenibilidad?

«Aunque queda mucho por hacer, las firmas del sector están trabajando constantemente en la investigación de productos y procesos alternativos más sostenibles con el medio ambiente», afirma Vicente Blanes, director del Instituto Tecnológico Textil (Aitex), dedicado a la investigación y aplicación en la industria textil. Trabajan con una firma del tamaño de Mango, de modo que Blanes sabe de lo que habla y es consciente del impacto que supone para el entorno la fabricación de, por ejemplo, una mera camiseta. «La industria textil tiene infinidad de procesos hasta llegar a confeccionar la prenda final. Nos podemos encontrar desde empresas productoras de fibras, hiladurías, tejedurías, empresas de tintura y estampación y  empresas que confeccionan el producto final. En todas las etapas de manufactura se generan una serie de contaminantes medioambientales específicos que requieren tratamientos especiales tales como procesos de reducción de consumo de agua y energía, la sustitución de productos químicos por otros menos nocivos o el uso de fibras con menor impacto medioambiental», explica Blanes.

La innovación en pro de la sostenibilidad, en un sector especialmente agresivo con su entorno si no se controlan los procesos, no solo viene por parte de productores y manufactureros. El Gobierno de China, uno de los países con mayor actividad de factorías textiles, se comprometió por primera vez en el pasado Planet Textiles de Shangai —uno de los congresos mundiales más importantes sobre moda y sostenibilidad— a invertir en sus fábricas para incorporar tecnologías más limpias, así como en medidas de gestión más rigurosas. Aún es pronto para comprobar los resultados, pero el hecho de que el país asiático, que siempre había priorizado su crecimiento industrial sobre la conservación del medioambiente, anunciara oficialmente un paso en esta dirección fue todo un hito.

Marcas sociales y… ¿verdes?

Las principales firmas de moda llevan tiempo tomando conciencia ecológica, cada vez más integrada en sus políticas de RSC, y muchas van más allá de la propia cadena de producción. Es el caso de Inditex, que aplica desde 2010 los que ellos denominan criterios Ecotienda en su locales de venta al público. El objetivo es reducir el consumo energético en un 30 %. Según un portavoz de la empresa, «implica tanto el proceso constructivo como la fase de explotación de la tienda, sin que eso perjudique los actuales estándares de calidad».

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En Mango, alguna iniciativas también pasan por sus propias tiendas: en breve instalarán el primer contenedor inteligente en uno de sus locales para incentivar el reciclaje. Se trata de un proyecto piloto que extenderán cuando esté optimizado, dentro de la iniciativa Mango Smile para potenciar la sostenibilidad en la industria. «Aquí no se trata tanto de promover iniciativas tecnológicas, sino sociales», aclara Joan Ras, CEO para el sur de Europa de Induct, una empresa noruega de software  que trabaja mano a mano con la firma de moda para llevar a cabo este y otros proyectos. También colaboran en Mango Smile la Universidad Politécnica Pompeu Fabra y la propia Cátedra Mango. «La firma lanza un reto en universidades y centros educativos y de formación, que en este caso fue “Cómo innovar en el proceso de reciclaje de ropa”. De todas las ideas propuestas, elegimos el de una alumna de la Escuela Superior de Diseño e Ingeniería de Barcelona, un contenedor inteligente capaz de identificar y puntuar a los clientes que más prendas reciclen para premiarlos e incentivarlos», explica Ras. La plataforma Mango Smile trabaja en otros dos proyectos paralelos: dar uso a un tejido ecológico elaborado a partir de residuos vegetales y un sistema que clasifica la ropa en función de sus componentes. «El reciclaje de ropa es de los más complejos, ya que cada tejido lleva un proceso distinto», advierte Ras, y añade: «Hasta ahora es una función que desarrollan fundamentalmente las ONG, pero la idea es que lleguen a ser las propias marcas las que lo lleven a cabo». Otro de los proyectos de innovación que desarrollan en la plataforma Mango Smile tiene que ver con la movilidad sostenible. «Tan importante como reciclar o reducir la huella de carbono en el proceso de fabricación y las tiendas es hacerlo en el transporte de las prendas», concluye Ras.

«La sostenibilidad, cada vez más, está como prioridad en las agendas de las firmas de moda», confirma Lorenzo Bautista, del departamento de I+D textil del centro tecnológico Leitat, que trabaja con varias empresas del sector para «transformar los retos tecnológicos en valor económico y social». Uno de sus proyectos más recientes se centra en las primeras fases del proceso de fabricación de una prenda: concretamente, la recuperación total de los subproductos de la lana. «Se trata de reciclar los residuos que genera la materia prima tratada para darles después otros usos y que su impacto en el medioambiente sea nulo», explica Bautista. Entre los diferentes componentes, logran recuperar, mediante un innovador sistema de lavado, la lanolina, por ejemplo, «que tiene un alto valor añadido de mercado como materia prima en el sector de la cosmética; también reciclamos el polvo de lana, que es un buen fertilizante», informa el investigador.

La (dura) prueba del algodón

El uso de algodón orgánico o sostenible es otro de los retos de las grandes firmas de moda, puesto que la producción de esta materia prima consume unos recursos de agua desmedidos (unas 10 veces, en litros, el peso de la prenda) y requiere el uso de pesticidas y químicos altamente perjudiciales con el medioambiente. El cultivo del algodón orgánico prescinde de estas sustancias nocivas y hace un uso más optimizado de los recursos hídricos. La marca H&M, por ejemplo, ha duplicado en los últimos dos años la cantidad utilizada de esta materia prima, llegando al 15,8 %, un porcentaje que puede parecer aún pequeño, pero que cobra más relevancia si se tiene en cuenta que es el doble que hace solo tres años. Además, la marca sueca ha puesto en marcha una nueva estrategia del agua, desarrollada conjuntamente con la ONG WWF.

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Tan comprometido está el sector textil con el uso de esta materia prima sostenible en los últimos años que la cadena de tiendas de ropa internacional C&A, que lleva una década fomentando su cultivo, ha alertado públicamente de que la demanda de algodón orgánico ya supera la oferta, con el desequilibrio que eso puede producir en el mercado. Sea como fuere, siempre es una buena noticia que las grandes marcas de la industria apuesten por materias primas sostenibles y por procesos de fabricación que respeten el medio ambiente. Es el caso de Mango, primera firma de moda internacional con implantación en los cinco continentes que consigue la etiqueta Made in Green para todos sus artículos. Esta certificación, creada en 2005 por Aitex, es la más exigente que existe actualmente en cuanto a salud, sostenibilidad medioambiental y responsabilidad social corporativa, ya que garantiza al consumidor final que los artículos certificados no contienen sustancias químicas perjudiciales para la salud y han sido fabricados respetando el medioambiente y los derechos humanos de los trabajadores.

Que la industria textil, una de las más contaminantes en cuanto a residuos hídricos, tome cada vez más conciencia sobre el cuidado del medioambiente e invierta en tecnología y medios para ser más sostenible es una  buena noticia. Pero el camino es todavía largo y urge que muchas firmas aceleren el ritmo por la senda que ya han tomado para que la fabricación de sus productos sea mucho menos impactante sobre el entorno. Los retos que tienen por delante no son pocos, como enumera el director de Aitex, Vicente Blanes: «Usar materias primas que no comprometan el futuro de los recursos naturales, producir prendas que presenten una fácil gestión de cara a su fin de uso, lograr una producción industrial con menor impacto medioambiental… En definitiva, conseguir prendas textiles con mayor compromiso con el medio ambiente».

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